Spielberg sigue siendo el rey
Predecible relato de supervivencia
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MADRID.- La maquinaria que movía al gigantesco tiburón blanco que habían diseñado para la genial película de Spielberg fallaba constantemente. Paradójicamente, eso se convirtió en una gran baza del filme. No poder mostrar al tiburón y aprovechar la música de John Williams aumentaba la tensión en una obra que es muchísimo más que la historia de una bestia descomunal atacando a los bañistas. Ahora, otro escualo enorme vuelve a la gran pantalla, en Infierno azul, de la mano de Jaume Collet-Serra y, esta vez, creado con una tecnología absolutamente precisa, casi infalible.
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Predecible relato de supervivencia
Protagonizada por la modelo y actriz Blake Lively, la película arranca con la promesa de ofrecer algo que luego no cumple. La calma tensa inicial de pronto se pierde y entonces la película se convierte en un relato predecible de supervivencia. Lo que podría haber sido una gran película de serie B, se queda en un triste intento de trascender que no trasciende nada. Cierto que ha habido críticos que han hablado de la lucha de hombre con la naturaleza y no han faltado los que mencionan el acierto de la metáfora como historia de superación. No hay mucho de ello, lo que no significa que la película, por su buena factura técnica, no convenza y, por momentos, entretenga bastante.
El éxito de Sharknado
Y recientemente, Sharknado (2013) conseguía un poco de todo eso. Anthony C. Ferrante ganaba una buena recompensa por su disparatada osadía. Un tornado sacaba a los tiburones del mar y estos caían del cielo sobre la ciudad de Los Ángeles. Delirante y en el límite. De hecho el lema de la película fue: “Nada más que decir”. Millones de personas de todo el mundo la han visto.
Los tiburones de Roger Corman
En los setenta, después del estreno de Tiburón, se dispararon las producciones dedicadas a estos fascinantes animales. La secuela de aquella, dirigida tres años después por Jeannot Szwarc, quedó en buen lugar, no como las siguientes. El actor y director mexicano René Cardona Jr. supo exprimir su jugo a los escualos primero en ¡Tintorera! (1977) y un año después en Ciclón. El prestigioso Peter Yates ’Bullit’ no se resistió a la tentación y rodó una película en la que sin ser el elemento principal jugaban un papel importante los tiburones, Abismo (1977).