El silencio de los granjeros
Hubert Charuel reabre el debate sobre la responsabilidad política y sobre el futuro del sector rural en Francia con su película ‘Un héroe singular, un atinado thriller que contiene la grave tragedia que viven hoy los productores de leche galos. César a la Mejor Ópera Prima.
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MADRID,
“Si se trata de nuestra granja, me mataré”. El cineasta Hubert Charuel escuchó estas palabras a su madre cuando él tenía diez años. Dos décadas después, sin haber superado del todo aquella conmoción y ante la ola de suicidios de los ganaderos franceses —en 2016 se quitaron la vida 737—, decidió dedicar su primer largometraje a la profunda crisis del sector rural en su país. El estado, en muchos casos agonizante, de los productores de leche galos le inspiró un thriller, Un héroe singular, que contiene una grave tragedia actual.
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Ganadora del César (Premio de la Academia francesa) a la Mejor Ópera Prima y de los premios al Mejor Actor (Swann Arlaud) y la Mejor Actriz Secundaria (Sara Giraudeau), la película ha trascendido en Francia el sector cinematográfico y ha levantado de nuevo el debate sobre la responsabilidad política hacia los granjeros, al tiempo que crecen las voces que hablan de una oscura despedida del mundo rural.
La realidad de los productores de leche
La crisis de las vacas locas fue el detonante de la desesperación que expresó con aquellas palabras la madre del Charuel. Entonces, pudieron salvar sus vacas y cuando este joven director, que no se ha librado aún del sentimiento de culpa que le asalta cada vez que piensa que el negocio familiar ha muerto con sus padres porque él no ha querido seguir con él, comenzó a rodar, las vacas ‘familiares’ habían sido trasladadas ya a otra granja y sus padres se habían retirado.
Para Un héroe singular, una película que se mueve entre el tono documental, el realismo y el thriller, y en la que la obsesión interior del personaje compone a veces un universo onírico, Hubert Charuel inventó una plaga inexistente, la fiebre hemorrágica FHD. Atento a la realidad de los productores de leche, los personajes son víctimas del duro trabajo siete días de la semana todos los días del año, de la soledad del granjero, los elevados costes de producción, la constante reducción de beneficios porque los precios se mantienen desde hace treinta años, el silencio de la administración y el retraso de las ayudas, las deudas acumuladas por los créditos… y finalmente la amenaza de tener que sacrificar a todo el ganado si sobreviene alguna enfermedad.
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"Pierre se convierte en un asesino"
A todo ello se enfrenta Pierre —interpretado por un sorprendente Swann Arlaud—, un criador de ganado, treintañero, que ahora además vive una obsesión enfermiza provocada por la epidemia que se extiende entre el ganado francés. El suspense va ganando terreno en la historia con las sospechas del ganadero y da el giro definitivo cuando éste descubre que una de sus vacas tiene la fiebre hemorrágica.
Entonces Un héroe singular se transforma, se oscurece y poco a poco se va adentrando en el infierno interior y la angustia real del personaje, dispuesto a cualquier cosa para salvar a su vacas. “Pierre se convierte en un asesino”, dice el director. El ganadero elige matar a la vaca enferma e incinerarla en secreto. Pierre camina de un lado a otro de la casa, preguntándose qué arma utilizará... Le lleva algo de tiempo”. Minutos que Charuel aprovecha para convertir al joven protagonista apenado por la suerte del animal, al hombre preocupado por su ganado, en un individuo casi enloquecido en su huida hacia delante, bañado en la sangre de su víctima. Para entonces, aquello no es ya el sacrificio de un animal, es un auténtico y violento asesinato. Mantener el secreto con su familia, sus amigos, sus vecinos aumenta cada vez más la tensión de una historia en la que el espectador está ya inevitablemente del lado del ganadero y de sus vacas.
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Alarma entre los ganaderos franceses
El cineasta retrata así, desde la ficción, una trágica realidad que ha provocado esa alarmante cifra de suicidios entre los ganaderos franceses —los agricultores viven idéntica situación en ese país—. En 2016 y 2017, cada día se suicidaron dos granjeros. La tasa de suicidio entre ellos es un 22% más alta que la del resto de la población. Son números escalofriantes que, según los expertos, no tienen el mismo eco en España y otros países. Sin embargo, las estadísticas hablan del suicidio de 300.000 granjeros en India en dos décadas, en un incremento del 40% de los suicidios entre estos trabajadores en los últimos 17 años en EE.UU. y de un inquietante aumento de muerte por cirrosis hepática y suicidio en este sector en Portugal.
En España, donde no se realizan estudios estadísticos por profesiones, es difícil saber exactamente cuál es la verdadera situación de los ganaderos y agricultores. A pesar de esta muy relevante carencia, sí se conoce el dato de que las comunidades con mayor índice de suicidios del país son Galicia y Asturias, ambas con una fuerte actividad ganadera. Además, se sabe que muchos granjeros, antes el imparable deterioro del sector, optan por dejar morir a su ganado.
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Los problemas que tiene el mundo rural francés son prácticamente idénticos en nuestro país. Aunque España es hoy el séptimo productor de leche de Europa, el consumo no deja de caer. De tomar 100 litros anuales de leche en el año 2000 se ha pasado a 75 litros en la actualidad. Y el descenso sigue. Mientras tantos, los especialistas, además, han advertido que las vacas lecheras europeas sufren un gigantesco estrés: deben estar preñadas constantemente para producir leche, pero muchas empiezan a fallar justamente por el estrés que, finalmente, acaba con ellas. Es inevitable preguntarse, como hace el cineasta Hubert Charuel, si el futuro de los ganaderos del Viejo Continente no es hoy demasiado negro.