Que siga la música
El cine nos devuelve la música de bandas que conquistaron la gloria e incluso escribieron parte de la historia del rock y luego desaparecieron o se han ido desvaneciendo poco a poco en el universo sonoro del siglo XXI. De los Sex Pistols, pasando por The Band y The Clash, hasta The Doors y a-ha, su música sigue sonando en el cine.
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madrid,
"Me habré marchado en un día o dos", cantaba en los ochenta Morten Harket, de la popular banda noruega a-ha. El estribillo de Take on Me, su número uno, se convirtió en una triste realidad. Los jóvenes músicos jamás pensaron que el éxito llegaría tan de repente y con tanto poder, que las tensiones entre ellos brotarían tan pronto y que la amistad se "habría marchado" casi sin darse cuenta. El grupo se separó en 1994 por primera vez. Desde entonces, ha vuelto a reunirse y distanciarse en otras ocasiones. Ahora ha vuelto una vez más y acaba de dar un concierto en el Festival Jardins de Pedralbes.
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Los cineastas Thomas Robsahm y Aslaug Holm siguieron a los músicos durante cuatro años y ahora nos devuelven su música en a-ha, la película, un trabajo en el que Morton Harket, Magne Furuholmen y Paul Waaktaar ya solo están juntos en los escenarios. Tienen hoteles, camerinos y limusinas separados. ¿Qué hizo que se pudriera la estrecha amistad entre ellos? La película reflexiona sobre las consecuencias de la fama y el, a veces, extraño mecanismo de las bandas de rock.
Su música no ha quedado demasiado lejos, no aún o no tanto como las de otras formaciones que conquistaron la gloria, incluso escribieron parte de la historia del rock, y luego si no desaparecieron, sí se fueron desvaneciendo poco a poco en medio del universo sonoro del siglo XXI. Más allá de emisoras de radio especializadas en la historia de la música, ha sido el cine el que las ha mantenido con vida.
Verdades como puños
"Los Sex Pistols nunca terminaron de manera correcta, simplemente fracasaron", escupió Johnny Rotten, vocalista de la banda más insolente y más incómoda de la música moderna británica. Altavoz del cabreo y la desilusión de los jóvenes ingleses, los Pistols decían verdades como puños, aunque luego no eran tan fieros como parecían. El cineasta Julien Temple, cronista imprescindible de la música de la segunda mitad del siglo XX, relató su historia en The Filth and the Fury, una película con momentos sabrosísimos e inesperados, como el de estos rabiosos punkis comiendo tarta, encantados de hacerlo, en una fiesta para los hijos de los bomberos.
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Rotten: "Los Sex Pistols nunca terminaron de manera correcta, simplemente fracasaron"
Por cierto que Temple estrenó el año pasado una de sus mejores películas, Crock of Gold: bebiendo con Shane MacGowan, vehemente celebración del legado del músico irlandés, líder de The Pogues. El filme, producido por Johnny Depp y ganador del Premio Especial en el Festival de San Sebastián, es un potentísimo homenaje, estallido de furia y de verdad a este hombre, uno de los músicos más rebeldes e ilustrados de los últimos decenios, un agitador, un tipo blasfemo y autodestructivo, el poeta de los inconformistas y de los irlandeses.
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La Reina Isabel II y el punk
Derek Jarman, otro nombre clave para la música desde el cine, firmó una de las películas más provocativas y sustanciosas dedicadas al punk de la historia, Jubilee. Era el año 1978, su segundo largometraje y en él el cineasta mataba a la reina Isabel II. Por las calles de Inglaterra, tomadas por las pandillas, se paseaban músicos como Adam Ant o Wayne County y, por supuesto, sonaban sus canciones y las de Brian Eno, Siouxsie and the Banshees...
Y más punk con Joe Strummer y The Clash, banda mítica, bandera de la protesta británica y autora de London Calling, uno de los mejores álbumes de la historia del rock. Son unas cuantas las películas que se han hecho sobre ellos, pero, de nuevo, la película documental que hizo Julian Temple sobre el líder de la banda, es, probablemente, la mejor. Joe Strummer: vida y muerte de un cantante (2007).
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"¡Yo diría que fue histórico!"
La música de The Clash, los Pistols, New Order, Joe Division... sonaban en la fantástica 24 Hour Party People (2002), de Michael Winterbottom, en la que se contaba el nacimiento de Factory Records y de su creador, Tony Wilson. "¡Yo diría que fue histórico!" dice Tony Wilson (interpretado por Steve Coogan), refiriéndose al concierto de los Sex Pistols el 4 de junio de 1976, en el Lesser Free Trade Hall de Manchester. Charles (el actor John Thomson) preguntaba asombrado: "¿Histórico? Pero si solo asistieron 42 personas". "Bien ¿y eso que importa?, ¿cuánta gente había en la última cena?". Periodista antes que empresario, Wilson es uno de los nombres en la sombra de la historia del rock que bien merecía una gozosa película como ésta.
Y para gozo, alboroto y alegría, Granujas a todo ritmo (John Landis, 1980) con las actuaciones de The Blues Brothers, con Dan Aykrod y John Belushi pasándolo en grande. Absolutamente irreverente, la historia es completamente delirante y la banda sonora, insuperable.
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"Hicimos lo que debimos"
Martin Scorsese rodó los últimos conciertos de The Band y en El último vals (1978) dejó preservada para siempre la música de Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Joni Mitchell, Neil Diamond, Eric Clapton, Paul Butterfield, Rick Danko, Muddy Waters y Ringo Star, entre muchos más. Alan Parker en The Commitments (1991) hace brillar el soul de aquella banda. Anton Corbjin se llevó la Mención Especial en Cannes con Control, la historia de los últimos años de Ian Curtis, líder de Joy Division... y Ang Lee recuperó ya para siempre en Destino Woodstock (2009) las canciones de Joan Baez, Jefferson Airplane, Janis Joplin, Dylan, The Doors, Ravi Shankar, The Grateful Dead, Crosby Stills & Nash y muchos más.
Al final el cine ha desmentido a uno de los potentes agitadores de la música, al mismísimo Johnny Rotten —"Sólo los falsos sobreviven. Hicimos lo que debimos y por eso no sobrevivimos"—, y ha obrado el milagro.