La serie más escalofriante de Jodie Foster que fue repudiada por su creador
Nic Pizzolatto se hizo eco en las redes sociales de las críticas a 'True Detective: Noche polar', cuarta temporada de la producción de HBO Max, escrita y dirigida por Issa López.
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madrid,
Si todavía no ha visto la primera temporada de True Detective, deje sus quehaceres nocturnos y póngase a ello. La serie, dirigida por Cary Fukunaga y protagonizada por unos espléndidos Matthew McConaughey y Woody Harrelson, es una maravilla siniestra. Si ya lo ha hecho, su forma de encarar la cuarta entrega dependerá de si ha visto la segunda y la tercera, también creadas y escritas por Nic Pizzolatto.
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En el caso de que le gustasen, adelante: quizás True Detective: Noche polar (HBO Max) no cumpla con sus expectativas, pero volverá a sumergirlo en esa atmósfera opresiva marca de la casa, aunque en esta ocasión no lleva el sello del showrunner estadounidense. Es más, Pizzolatto aborrece la cuarta temporada, como ha dejado claro en sus redes sociales, donde compartió comentarios que la despellejan como haría un asesino taimado y barroco.
Por ejemplo, el de un usuario de Instagram que criticó que la directora mexicana Issa López emplease el "recurso barato" de los sustos para "mantener el suspense" o el de otro que consideró el guion del último capítulo como uno de los "más descuidados" que había visto. Cuando alguno reprobó el comportamiento de Pizzolatto, quien ahora solo figura como productor ejecutivo, la actriz —y boxeadora profesional— Kali Reis aprovechó para cantarle las cuarenta y calificar su actitud de vergonzosa.
Ella encarna a la detective Evangeline Navarro, encargada junto a su colega Liz Danvers (Jodie Foster, un cheque al portador) de resolver la misteriosa desaparición de ocho científicos que trabajan en una estación de investigación situada en un pueblo aislado de Alaska. De nuevo, lo desconocido aterroriza más que los mortales de carne y hueso, un crimen del pasado rebrota años después y la naturaleza cobra vida… y muerte.
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True Detective sigue siendo enfermiza y sombría. Bueno, en este caso, oscura, como sugiere el subtítulo Noche polar. No extraña, con tanta negrura, que los personajes tiendan a la depresión, al solipsismo y al encierro, también interior, como les sucede a los investigadores a sueldo de una turbia empresa cuya verdadera y enigmática misión, más allá de su aparente tarea, parece insondable.
'True Detective', Jodie Foster y las mujeres empoderadas
Issa López le ha dado la vuelta a la tortilla de la primera temporada, sustituyendo a los detectives Martin Hart (Woody Harrelson) y Rust Cohle (Matthew McConaughey) por dos mujeres empoderadas (Jodie Foster y Kali Reis). Sin embargo, su fortaleza y una mayor presencia femenina en el reparto desataron la ira de algunos señores estadounidenses, vomitando su machismo en redes sociales y en webs especializadas, incluido el boicot de las valoraciones.
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Cabe al público —femenino, masculino y no binario— juzgar, en el estrado de su salón y con el mazo del mando a distancia, si la cuarta temporada de True Detective está a la altura de las anteriores. O, mejor dicho, de la segunda y de la tercera, dado que el veredicto de la crítica y del respetable ha sido unánime respecto a la primera, considerada una serie de culto, que sin duda alguna hizo sombra a las dos siguientes.
Complejos y prejuicios al margen —de los angry men—, esta entrega despide cierto olor a franquicia, en el peor de los sentidos, pero lo mismo podría decirse de las anteriores. Es decir, True Detective es una marca consolidada y cada temporada presenta una historia, un escenario, una trama y unos protagonistas distintos. Las une esa aura inquietante, perturbadora, fantástica, desasosegante, sobrenatural y maléfica. Esa atmósfera, decíamos, sombría y, en ocasiones, terrorífica.
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El propio Nic Pizzolatto no fue quien para mantener el nivel inicial. Tampoco importa, porque cada temporada funciona de forma independiente. Si la primera remitía a Seven, esta nos traslada a La cosa. Sin embargo, podría dar la impresión de que HBO Max explota la enseña —y lo seguirá haciendo, porque habrá una quinta parte—, aunque, más allá de algunas conexiones entre ellas, las siguientes bien podrían haber sido bautizadas con otros títulos.
La antología, incluida True Detective: Noche polar, merece la pena. El intento de recuperar el espíritu original de la serie en esta última entrega quizás ha caído en saco roto, porque es harina de otro costal; tal vez el problema haya sido simplemente haberla metido en el mismo receptáculo —la marca True Detective—. Según Issa López, autora del guion, su propósito era describir ese indescriptible horror cósmico o lovecraftiano. Vean y opinen.
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En resumen, no cabe duda de que la directora mexicana ha rebajado los niveles de testosterona —Colin Farrell era la estrella de la segunda temporada y Mahershala Ali y Stephen Dorff, de la tercera— y ha introducido numerosos personajes secundarios femeninos más allá de las protagonistas. Por lo demás, buenas interpretaciones, notable banda sonora y espectacular paisaje, que en realidad no es el de Alaska sino el de Islandia.