De romanos y hombres
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EN SÍNTESIS
Año 140 d.C. Marco Aquila (Channing Tatum) llega a Britania con el objetivo de limpiar la imagen de su padre, manchada por la desaparición de la Novena Legión y de su emblema de oro veinte años antes. En compañía del joven britano Esca (Jamie Bell), un esclavo al que salva la vida de un combate de gladiadores, Marco sigue la pista de su padre y de la legión por la salvaje Caledonia (actual Escocia, resistente a la invasión romana). Durante el viaje, sus papeles como dueño y esclavo empezarán a difuminarse.
COMENTARIO
Con la buena mano que tiene para los documentales (‘Un día de septiembre' le valió un Oscar en 2000), a Kevin Macdonald le ha salido una de romanos que parece todo menos una de romanos. Al menos por momentos. Preciosista en sus panorámicas de las ‘highlands' escocesas y con el objetivo más atento del gesto individual que al movimiento de las masas uniformadas, ‘La legión del águila' es, como ‘El último rey de Escocia' (Kevin Macdonald, 2006), una historia sobre la amistad. Macdonald se centra en el retrato y los conflictos entre sus dos protagonistas, que conforme avanza el filme pasan de representar los opuestos (el romano fuerte que somete al débil britano) a ser uno reflejo del otro: huérfanos, enfrentados al sistema y cargados con una losa familiar que les pide ajustar cuentas con el mundo o morir por el honor perdido. Siendo claros: en ‘La legión del águila' hay dos batallas, rodadas de forma realista aunque resueltas de manera confusa, y una persecución para dinamizar un tramo final, más aventurero, en el que Macdonald se mueve incómodo. La parte del poblado de los foca aporta el necesario toque fantástico de una película cuyo acierto consiste en no dar pistas al espectador sobre el camino que tomará y que, en sus mejores momentos, se coloca en el extremo opuesto de filmes como ‘Troya' y ‘Gladiator'. En lo demás (acción, sangre y arena), le ganan por goleada.
LA PAREJA
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Tatum (‘G. I. Joe') y Bell (‘Billy Elliot') fueron elegidos para funcionar como una pareja: el primero, como americano, refuerza con su solidez física la imagen de militar en un territorio ocupado. El segundo es un auténtico celta (Bell nació en la misma zona que su personaje), enclenque y de acento cerrado. Y la química entre ambos funciona. El rostro conocido es el de Donald Sutherland, que interpreta al retirado y civilizado Tío Aquila.