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Ricardo Piglia recibe el Premio de la Crítica

Juana Castro recibe el galardón en la categoría de poesía

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"Esto es un reconocimiento a la novela negra, para que deje de tener esa imagen de género menor". Con estas palabras, el escritor argentino Ricardo Piglia (Buenos Aires, 1941) agradeció este sábado, vía teléfonica a Público, el premio Nacional de la Crítica por su novela, Blanco nocturno (Anagrama), un thriller con todos los ingredientes del policial, desde la investigación del crimen, las pistas y la violencia.

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Piglia, entusiasmado con el galardón, recordó que la lista de escritores que han trabajado con las herramientas del género negro está llena de nombres fabulosos, como Nabokov o Faulkner. También resaltó que es el tipo de novela que mejor retrata "el mundo en el que vivimos, ese en el que ahora sólo cuenta el poder del dinero. Nuestra sociedad es la del delito". Y añadió que si en algo focaliza su mirada este género es en los perdedores, "los que siempre tienen la razón", puntualizó sobre un tipo de literatura que él difundió hace décadas en Argentina con la publicación de la colección Serie Negra.

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El escritor argentino cree que nuestra sociedad es «la del delito»

Piglia, sin embargo, destacó que en Latinoamérica, este género no bebe sólo de las grandes novelas norteamericanas: "Tenemos una gran tradición. Onetti escribió policiales y también Fernando del Paso". Como ejemplo, puso a su propio país, cuyas últimas décadas "bordean la novela negra y la de terror, con todas esas historias de niños robados".

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Blanco nocturno, que no se atiene sólo a las normas clásicas de la novela negra, se adentra en la vida de un inventor solitario, un personaje inspirado en su primo. "La imagen de él, allí encerrado en su fábrica, solo, construyendo objetos para los que no estaba preparada la realidad, con esa perseverancia, fue siempre un motivo de inspiración, y sobre esa imagen, por ese recuerdo, escribí la novela", explicó.

Castro considera que «la voz de las mujeres está en ninguna parte»

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Además de esta motivación autobiográfica, pretendía llamar la atención sobre el fin de la época de los objetos y de la técnica. "Vengo de una cultura en la que todavía existía la habilidad para arreglar máquinas. Era una cultura del saber técnico, que hoy hemos perdido", afirmó el escritor, que se encuentra inmerso en la recuperación de viejos cuentos suyos con un afán reivindicativo: "Es un género que tiene prestigio, pero para la industria editorial es marginal".

La ganadora del premio Nacional de la Crítica en el género de poesía fue la cordobesa Juana Castro (1957) por Cartas de enero, un apéndice de su antología Heredad (Vandalia), publicada el año pasado. Castro, que ha participado en el Festival Cosmopoética, manifestó hoy a este periódico que el galardón le había subido el ánimo. "Ha sido como si alguien viniera en mi ayuda", añadió.

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La poesía de Castro está caracterizada por su mirada a las mujeres, principalmente del ámbito rural, para darles un lugar "al que todavía cuesta llegar". En este caso, la poeta se mostró particularmente feliz con el premio, ya que "la voz de las mujeres que escriben poesía no está en ninguna parte. Todavía me sorprende cómo las chicas jóvenes empiezan sus poemas con citas de hombres. Si yo no hubiese leído a Rosalía de Castro o Santa Inés de la Cruz no hubiera podido escribir. Aún faltan modelos", zanjó.

En catalán los vencedores han sido Jordi Puntí (Maletes perdudes), en narrativa, y Anna Montero (Terangines), en poesía; en lengua gallega, Víctor Freixanes (Cabalo de Ouros) y Marga do Val (Acidade sen roupa au sol) y en euskera Arantxa Urretavizkaya (3 Mariak) y Miren Agur (Bitsa eskuetan).

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