El rey Felipe VI se exilia en Francia por el advenimiento de la III República
La novela Las alegres noches de la Provenza, de Javier del Rey, narra las aventuras y desgracias de un rey sin Estado que se ve obligado a exiliarse en el país vecino. Desde allí divisa la fragmentación de España en una much
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En un momento histórico indeterminado aún por llegar, el nuevo secretario general del PSOE, en un intento por ganarse la simpatía de la población, anuncia que si es presidente convocará un referéndum sobre la forma del Estado: monarquía o república. Nadie le toma en serio. Felipe González, Zapatero y Rubalcaba también se habían declarado republicanos. Pero este socialista iba en serio y nada más alcanzar el poder convoca el referéndum. España es republicana y el rey, Felipe VI, no tiene más salida que montar en el primer avión disponible rumbo a Francia.
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"No he pretendido hacer historia ni alardear de previsión. Simplemente tomar los datos de la realidad, a fecha de 2011, aplicar otra vuelta de tuerca y crear una especie de literatura de lo absurdo en torno a lo que está pasando con respeto a todos los pueblos de la península", explica a Público Javier del Rey, autor de la novela Las alegres noches de la Provenza (Araña Editorial).
Desde el exilio, el Rey sin Estado debe contemplar como lo que durante siglos vez fue la finca de la familia Borbón se desintegra en pequeñas repúblicas a cada cual más disparatada. La República de Catalunya, que instaura el guaraní como segunda lengua oficial tras el catalán; la República de Euskadi, "una, grande y libre"; la Andaluza, con el andaluz de Sevilla como lengua oficial; o la República de Valencia, que decide cambiar todas las palabras del valenciano que puedan sonar a catalán o a castellano. En medio de todas ellas queda la III República de España, formada por las dos castillas, Asturias, y con Cantabria como única salida al mar.
"No está escrito con el ánimo de molestar. Puede molestar a alguien con poco sentido del humor y con un sentido religioso de la nacionalidad. Yo creo que a otros, que pueden ser nacionalistas, puede divertirles, sobre todo cuando se tratan asuntos de otras comunidades diferentes a la suya", señala Del Rey en referencia a la caricaturización de las aspiraciones soberanistas.
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Más allá de la tristeza y la rareza de ser un rey sin reino, la vida en el exilio de Felipe VI que describe el autor no está del todo mal. Protegido por la reina Letizia, el monarca vive alejado de la realidad y enfrascado en los recuerdos de un pasado glorioso. La propia reina le prepara cada día el Telediario para que no se lleve más disgustos y para alivio personal dispone de un doble y de un doble de su doble para no ser preso de su agenda.
"No descarto que el príncipe Felipe ya conozca esta novela pero no creo que se pueda sentir identificado con su personajeMientras tanto, el antiguo Reino de España vive una realidad más accidentada. La catedral de La Almudena ha pasado a ser propiedad de El Corte Inglés, Aragón ha conseguido construir un túnel que atraviesa los Pirineos para desembocar en el propio territorio de la antigua Corona y la música tradicional vasca conquista la Sala Dorada de la Musikverein de Viena (Austria) en el tradicional concierto de Año Nuevo.
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La lista de disparates es larga y abultada. Desde la República del Vino de la Rioja a la agrupación jotera de Aragón pasando por la proclamación de La Macarena como presidenta de honor de la República de Andalucía. El rey sin reino, mientras tanto, corretea por los pasillos de su palacio de madrugada, en busca de una habitación que lo acoja en buena compañía.
"No descarto que el príncipe Felipe ya conozca esta novela y de que esté enterado de que existe, pero no creo que se pueda sentir identificado con su personaje. Ahora, sí que se puede reír. Sé que es una persona con mucho sentido del humor", apunta el escritor y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
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En el panorama internacional, la sinrazón también se impone. La Unión Europea ya ha pasado a formar parte de los libros de Historia y Estados Unidos, en un no tan ilógico destino, está cerca de unir en un mismo lazo la política y la religión gracias a una unión de la derecha económica y los religiosos radicales que rezuma a Tea Party en cada una de las palabras que el autor utiliza.
"En este caso, el futuro de Estados Unidos que describo es una posibilidad real. Estados Unidos es un país muy complicado muy distintos a nosotros. La modernidad estadounidense es diferente a la nuestra y es muy compatible con la religión. Es un mundo muy diferente al europeo", analiza.
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También hay lugar en la obra para Obama, quien más allá de ser un aficionado al tango, se ha proclamado defensor del cambio climático y ha abanderado la lucha por proclamar a New York ciudad oficial del cambio climático con unas temperaturas perpetuas que oscilen entre los 22 y los 26º.
Las referencias a la actual crisis económica que está arrasando con el futuro de una generación de jóvenes abundan en la novela. El monarca, en el exilio, recuerda cómo una estudiante de Navarra le interpeló a convocar un referéndum sobre monarquía o república cuando él llegará a rey. Tanto él, como, y sobre todo, doña Letizia, sabían que el momento de abandonar España llegaría.
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"Al final uno tiene a pensar que Felipe no terminará sus reinado y que llegará la III República" Falta por saber si las cabilas del autor, aunque disparatadas en la forma, llegarán a producirse en el fondo. De momento, el autor, tras ser cuestionado sobre el futuro de la monarquía en España, prefiere citar a Santiago Carrillo. "En una entrevista, el histórico dirigente del PCE señaló que la III República llegará, pero que no estaba por aquel entonces en las prioridades de los españoles. Ahora mismo pasa igual. La prioridad está en comer, trabajar o emigrar. La situación es muy grave. No creo que hoy por hoy el tema esté sobre la mesa", afirma Del Rey, quien señala una fecha clave en el calendario: "cuando se produzca el cambio del titular de la jefatura del Estado".
"Al final uno tiene a pensar que Felipe no terminará sus reinado y que llegará la III República. Eso sí, cuando llegue espero que sea más seria que la de mi novela", concluye Javier del Rey