La resurrección y el lavado de cara de Víctor Ros
Más acción y caras nuevas
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MADRID.- En medio de la tormenta seriéfila en la que vive inmersa actualmente la televisión pública, con El caso cancelada y El ministerio del tiempo y Cuéntame llamando a otras puertas mientras esperan la respuesta de TVE, Víctor Ros vive un momento muy dulce con el comienzo, hace solo unas semanas, del rodaje de su segunda temporada. Algo que no se esperaban ni equipo ni seguidores tras dos años en el limbo.
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Un escenario con mucha historia y muy televisivo. Allí, entre sus centenarios muros RTVE y Secuoya han recreado la Linares del siglo XIX, esa a la que viajarán Víctor Ros y su inseparable Blázquez (Tomás del Estal) para resolver un atraco que les trae de cabeza y que ha vaciado las reservas de oro del Banco de España. Esta segunda e inesperada temporada –a todo el mundo le pilló por sorpresa la renovación–, arranca tres años después de lo sucedido en la primera tanda de episodios y lo hace cargada de novedades y caras nuevas.
Víctor Ros ha echado a andar de nuevo, con muchas ganas y más maduro. Convertido en marido y padre de familia, Francino promete que el espectador verá a un Ros más parecido a ese chirlero impulsivo que se perfiló de niño que al policía taimado de la primera temporada. “Hay un paso de cuatro años de una temporada a otra, hay un Víctor más maduro, más que nada porque la situación familiar es la que es. Le sucede algo muy bestia en el primer episodio y eso le marca durante toda la temporada y durante toda la vida. Veremos a un Víctor que recupera cosas de cuando era pequeño, cuando era chirlero, cuando era un niño que tiraba más de instinto”, relata el actor catalán en medio de un corrillo de periodistas.
Más acción y caras nuevas
¿Y la acción? ¿Habrá más o menos? Esa escena de la primera temporada en el bar en la que Ros entraba como si fuese el mismísimo Jason Bourne fue una declaración de intenciones. Francino promete que habrá y mucha: “Hay más porque en la primera se pedía más acción. Yo quisiera algunas más porque creo que a la acción en la ficción española hay que meterle un puntillo, nos cuesta”. Eso sí, reconoce que no sabe qué le depara el futuro a su personaje ya que de momento solo ha podido leer hasta el quinto episodio. Sobre la acción habla también Paco Tous, una de las incorporaciones al reparto: “El personaje juega a que es un experto tirador. Utilizará el arma y monta a caballo. Alguna que otra paliza da también, que eso siempre desfoga”, relata mientras entra en escena Edu Soto con ganas de chanza.
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Él es otro de los nuevos fichajes de Víctor Ros. Tous es el sargento Giralda, un hombre tradicional al que no le gustan “un pelo” las formas de trabajar de Ros. “Además, qué hace aquí un castellano dándoselas”, bromea el veterano actor, quien reconoce que ambos personajes tendrán “un pulso tirante” en el arranque de temporada. Soto, por su parte, es “León Cavestany, un personaje un poco extremo en el sentido de que es un buhonero, un vendemotos. En este caso vende productos crece pelo con la marca Víctor Ros. Es un tipo cuyo único interés es el dinero, que admira a Víctor Ros y que gracias a eso Ros consigue sacarle un poco de su línea editorial, que es todo por la pasta. Eso le hace ser una persona cobarde, un poco ruin”.
Muchos cambios, misma esencia
Más episodios. Más acción. Cambio de equipo. Más exteriores. Muchas caras nuevas. Pero todos coinciden en señalar que la esencia de la serie, lo que funcionó en la primera sigue estando. “Hay cosas de la primera que funcionaron muy bien. Esta época funciona muy bien, los libros de Jerónimo con la combinación de la serie es aventura, una especie de superhéroe que funciona muy bien a nivel visual, la entrada de muchos personajes nuevos, llevar a Víctor y a Blázquez a Linares, a un pueblo, gente rara, eso va a ser superatractivo. Este año no tenemos a Olivares y a mí me da mucha pena, pero cuando empecé a leer los guiones me gustó mucho lo que le está pasando a Víctor y por donde van las cosas”, resume Francino.