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"La rendición de cuentas de los gobiernos solo es posible con una prensa ética y libre"

BEGOÑA PIÑA

'La rendición de cuentas por parte de nuestros gobiernos y líderes sólo es posible con una prensa ética y libre capaz de mostrar compromiso y energía'. Es la contundente afirmación del actor Jeremy Renner, protagonista y coproductor de Matar al mensajero, película que cuenta la historia real del periodista de investigación Gary Webb y con la que se reivindica la necesidad de medios de comunicación independientes, completamente al margen de los grupos de poder.

Webb fue un periodista norteamericano, ganador del Pulitzer, que denunció las conexiones de la CIA con poderosos cárteles de la droga y con la Contra nicaragüense. Demostró cómo los narcotraficantes aliados de la CIA vendían, con la ayuda de ésta, cocaína en EEUU y destinaban los beneficios a armar a la Contra. Todo esto lo publicó en el humilde periódico para el que trabajaba, el Mercury News, en tres artículos titulados Alianza oscura.

Por supuesto, sus crónicas cayeron muy mal en el Gobierno y en los círculos de los servicios secretos del país, pero no únicamente. El director Michael Cuesta no se queda ahí con su película y cuenta también -siguiendo el guion de Peter Landesman sobre el libro escrito por el propio Webb junto a Nick Schou- la parte más miserable de esta historia. Los colegas de profesión de Webb, los periodistas que no supieron destapar este escándalo y que trabajaban para periódicos y canales de televisión mucho más importantes que el San José Mercury News, comenzaron a atacarle, desacreditando su trabajo con una sarta de calumnias y mentiras que no cesaron.

'Webb tenía un concepto puro de lo que significaban la verdad y la justicia''Webb no dejó de indagar hasta encontrar la verdad. Tenía un concepto puro de lo que significaban la verdad y la justicia. Era un hombre de la calle al que le gustaban los grupos de música punk y el hockey. Y no le daba miedo encararse con los peces gordos', dice el director Michael Cuesta, que añade: 'Necesitamos personas como él, sobre todo en el laberinto actual de ruido mediático y de pseudoexpertos políticos sin escrúpulos. Poner el dedo en la llaga, eso es el periodismo de investigación'.

La acción de este thriller político se desarrolla en la década de los noventa y en él el director Michael Cuesta recorre con el personaje el camino que hizo en su investigación, desde California hasta pequeños pueblos en Nicaragua, cárceles donde vivían poderosos narcotraficantes y lujosos despachos en Washington. Ray Liotta, Andy García y Mary Elizabeth Winstead acompañan en el reparto a Jeremy Renner, que con este trabajo confirma el talento que le ha puesto dos veces ya en la carrera por el Oscar  (The Town. Ciudad de ladrones y En tierra hostil).

La historia de Gary Webb explota en las manos hoy a gobiernos de tantos países que es imposible no pensar en el pésimo estado de las democracias en el mundo. Pero, en concreto, en España, donde vivimos estupefactos ante la desfachatez de un presidente de Gobierno que no respeta a la prensa y completamente aturdidos por la indignidad con que obran algunos que se llaman a sí mismos periodistas, este relato resulta absolutamente necesario. Matar al mensajero se une a otras historias igualmente necesarias, que reivindicaron desde el cine la libertad de expresión y el derecho a una prensa independiente y libre.

Aunque hay decenas de títulos dedicados a todo tipo de periodistas -buenos y malos-, solo algunos (destacables) se dedican a rendir homenaje al auténtico periodismo de investigación. De entre estos, Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) es, sin duda, la película más famosa -y una de las más serias-. Robert Redford y Dustin Hoffman interpretaban a los reales Bob Woodward y Carl Bernstein, los reporteros que destaparon el escándalo del Watergate.

Humphrey Bogart, en su mejor momento, interpretó a Ed Htcheson, un editor comprometido con la verdad y el auténtico periodismo en El cuarto poder (Richard Brooks, 1952). Al Pacino encarnaba en El dilema (Michael Mann, 1999) a un periodista y productor de televisión empeñado en destapar lo que escondían las poderosas empresas tabaqueras americanas. Inspirada en un caso real, la película es un ejercicio de buen cine que rinde homenaje al mejor periodismo.

En su segundo largometraje como director, Buenas noches y buena suerte, George Clooney contaba la historia de Edward Murrow, un profesional de televisión que investigó un caso absolutamente injusto protagonizado por el tristemente conocido senador Jospeh McCarthy (Comité de Actividades Antiamericanas) y lo contó en su programa.

Russell Crowe protagonizaba La sombra del poder (Kevin MacDonald, 2009), adaptación al cine de la miniserie de la BBC State of Play. En ella se contaba la historia de un veterano periodista que investiga, a pesar del peligro que le acecha, los asesinatos de personajes importantes de la política y del mundo de la empresa.

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