El regreso vital de Concha Velasco
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La sala está abarrotada de periodistas. Expectación en el ambiente. Son las 12.00, es la hora y ni rastro de Concha Velasco. Pasan cinco minutos y se escucha entre la multitud de plumillas: ¡ya viene!, la alarma activa a los fotógrafos, que entre codazos se apresuran a buscar el mejor hueco para disparar su instantánea. Pero el aviso era falso. Pasan 20 minutos, entra la intérprete junto al resto del elenco, los actores Hugo Aritmendiz y Rodrigo Raimondi, los otros protagonistas de esta historia, arropados por el productor Jesús Cimarro, el director José Carlos Plaza y Herbert Morote, el autor de Olivia y Eugenio. La actriz acaba de superar un cáncer, pero está en su salsa. Los flashes se calientan, las directrices para que adopte tal o cual postura se entrecruzan y la diva, acostumbrada a estos saraos se deja querer: ha vuelto y se la ve encantada.
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Esto ocurrió el pasado 21 de octubre por la mañana en la sala de prensa de la SGAE, fue el preludio de unas semanas maratonianas de promoción hasta su estreno hoy, en Madrid, donde actuarán hasta el próximo 25 de enero. Desde que las luces de los flashes iluminaran el rostro de la diva y el de sus compañeros de escena, los madrileños (y los de fuera) hemos convivido con relativa armonía con la imagen de estos tres monstruos interpretativos, en las marquesinas, los autobuses, en las farolas de la Gran Vía y otras avenidas en forma de banderolas y en los programas de Prime Time de las televisiones nacionales. A lo grande.
Velasco: "Nunca pensé que podía tener un paralelismo con mi Olivia cuando me la ofrecieron"La actriz tiene 74 años y acaba de superar un revés médico que la sorprendió en mitad de la gira de Hécuba, en abril, y que la obligó a pasar hasta cuatro veces por el quirófano. Todas las representaciones se tuvieron que suspender y Velasco llegó a perder hasta 12 kilos desde entonces. Un punto en común que la une al personaje que interpreta en Olivia y Eugenio y que la actriz, en parte, no quiere reconocer: "Nunca pensé que podía tener un paralelismo con mi Olivia cuando me la ofrecieron, ahora estoy curada y no tengo nada en común", asegura. La intérprete ha decidido coger distancia con todo, tanto es así que para esta obra se tiñó el pelo de negro, por recomendación de Plaza, para diferenciarse de aquel color blanco que tenía cuando pensaba que con la medicación se le iba a caer el cabello.
La obra se centra en las experiencias vitales de Olivia, mujer con un cáncer terminal y madre, además, de un joven con síndrome de Down. La idea de quitarse la vida ronda en todo momento por su cabeza, pero la dulzura, fuerza e inocencia de su hijo son un apoyo constante que la ata a la vida, "Eugenio salva a Olivia no solo de morir, sino de sí misma", asegura Velasco. La obra pretende crear preguntas en el espectador como ¿qué es lo normal? , o ¿quién es más feliz, una persona que parece tener éxito o un joven como Eugenio? Cargada de giros inesperados, esta vuelta a los escenarios de la vallisoletana promete ser una de las obras más vistas de la escena madrileña.
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"A parte de esta obra los médicos no me dejan hacer series ni nada más, solo Cine de Barrio los lunes"En la función, los dos personajes que interpretan a Eugenio se turnan en cada pase, de manera que un día actúa Aritmendiz y el otro Raimondi. Igualmente, señala Velasco, por prescripción de sus médicos, no hará función doble, por lo que el número de representaciones será menor de lo "habitual". Pese a que está recuperada la han desaconsejado trabajar tantas horas seguidas. "A parte de esta obra no me dejan hacer series ni nada más, solo Cine de Barrio los lunes", asegura. Algo que no preocupa a la actriz, que asegura estar emocionada con la vuelta a los escenarios y agradecida a Jesús Cimarro, dueño de la productora Pentación, por haber vuelto a confiar en ella tras el obligado abandono de su anterior espectáculo, Hécuba.
Su relación con los actores que interpretan a su hijo en la ficción ha sido muy estrecha durante los ensayos, asegura y recuerda una anécdota: "Cuando terminó una representación en Zaragoza, y estábamos a la salida Hugo dijo en alto, mamá, para referirse a la real, y entonces miré yo también por instinto y respondimos a la vez: ¿sí?". De ellos destaca su generosidad y su compañerismo, y pone de ejemplo que Raimondi ha ido a ver el espectáculo en el que actúa su compañero solo para darles ánimos, algo que, según la actriz, no se suele hacer en la profesión cuando dos actores comparten un personaje. Por su parte, ambos intérpretes se perdieron en elogios para Velasco, de ella destacaron su simpatía, su alegría y que les ha ayudado en todo momento.
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Trabajar con dos actores que tienen una discapacidad ha sido un proceso natural gracias a que el director José Carlos Plaza, que se ha documentado sobre este proceso y ha servido de guía en todo momento. Por lo demás, la actriz reconoce que nunca ha estado tan "mimada" como durante el proceso de creación. Se siente afortunada por volver a su hábitat, el teatro, pero reconoce que aunque es la gran pasión de su vida uno no encuentra la felicidad plena solo en el trabajo, y resalta su verdadera gran pasión: la familia, y en especial ahora su nieto, quien además le contagió un catarro.
El director le dijo a Velasco: "Tienes que afrontar a Olivia como a otro personaje, sin involucrarte"Plaza habla de Velasco como si fuese su hermana pequeña, algo en lo que ella discrepa, que opina precisamente lo contrario, que el pequeño de la relación es él, un cruce cariñoso de comentarios que deja ver la relación tan estrecha que guardan director y actriz. Tras recuperarse de su enfermedad la intérprete reconoce que no tenía fuerzas para abordar un personaje como éste, a lo que Plaza le argumentó: "¿Eres Santa Teresa de Jesús, Madame Rosa, Hécuba? No, ¿verdad? Pues tienes que afrontar a Olivia como a otro personaje, sin involucrarte", y así lo hizo, guardando las distancias, tanto que no es capaz de reconocerse. "Yo no he estado al borde de la muerte como Olivia, no se puede comparar a una con la otra", asegura.
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La necesidad de que el hijo de Velasco en la ficción fuese interpretado por dos actores diferentes se debe a que los productores decidieron que un papel de esta envergadura requería de una concentración máxima y mucha exigencia, por lo que sería conveniente que ambos alternasen cada día al personaje.
Los dos intérpretes pertenecen a la compañía Elías Lafuente, de Madrid, cuyo objetivo es la integración de personas con discapacidad intelectual la través de la danza clásica, española y musical. Raimondi es hijo del cantante de ópera boloñés Ruggero Raimondi y ha actuado como bailarín en montajes como El lago de los cisnes, La bella y la bestia, West Side Story o Billy Elliot, entre otros.
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Seguro que la actriz, tras el estreno esta noche, no va a brindar con champán para celebrarlo, ya que se lo tiene prohibido su médico, sin embargo, para ella, continuar sobre los escenarios, como una actriz más, es ya suficiente recompensa. Aunque sin pasarse, que como ha asegurado: "no pienso morir en el escenario; es una falta de educación".