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"Prefiero ser malo que tonto"

BEGOÑA PIÑA

Álex de la Iglesia vuelve a la guerra de sexos con Las brujas de Zugarramurdi, presentada este fin de semana en el Festival de San Sebastián y que se estrenará mañana. Pero esta vez lo hace con un humor más abierto, menos cínico y amargo que en sus películas anteriores. La custodia de los hijos y las tensiones en las relaciones sentimentales le sirven al cineasta para levantar una historia que cinematográficamente comienza con un atraco y continúa con varias persecuciones por carreteras, pasadizos y mansiones.

Además de crear la primera película española que se hace con Sonido Dolby Atmos, uno de sus grandes hallazgos es el de la pareja cómica que forman Hugo Silva y Mario Casas. 'A mí me funcionan como Toni Curtis y Roger Moore', asegura. Carolina Bang, Carmen Maura -que recibe el Premio Donostia- y Terele Pávez completan el reparto de esta historia de hombres 'muy tontos y mujeres que son unas brujas'.

¿A qué se debe ese cambio de tono con esta película?

Esta película es más amable y menos ácida, es verdad, porque lo que busca es que la gente se ría de lo tonto que puede ser un hombre y también de lo terrible que puede ser una mujer. Si me dan a elegir, yo prefiero ser malo que tonto.

En su opinión ¿todas las mujeres somos unas brujas?

No, pero creo que todos los hombres somos muy muy tontos, que tenemos escasa capacidad de comprensión del mundo de las mujeres. Los personajes de la película hablan todos de las mujeres, pero al revés de cómo suele hacerse. Es una comedia romántica al revés. Me divertía ver a los hombres con miedo a las mujeres. El personaje de Mario Casas es un seductor, pero es un tipo que sufre porque no sabe manejar el horno, porque tiene muchos botones y ese horno es como el símbolo de las mujeres. Él no sabe por qué la placa está caliente y la sartén está fría... y llora.

¿De verdad, le divierte ver a los hombres con miedo?

Me hace gracia y me da pena. En la película el único que parece normal es el personaje de Hugo Silva, que también cae en las garras de la seducción.

¿Esta película es la otra cara de Balada triste de trompeta?

Sí, de alguna forma. Pero ésta es más amable y divertida. También es una forma de reírme de mis carencias y de mis problemas.

¿Tiene usted problemas como los del personaje?

Cuando haces una película exageras todo y lo conviertes en una farsa. No tengo esos problemas, pero sí hay en la película cosas que me han pasado a mí, como meter a mis hijas en sitios donde no deberían estar, como en un rodaje.

Ahora todo el mundo habla de la custodia compartida...

De alguna manera la película refleja un sentir extendido. Y entre muchos hombres sí hay una sensación de desprotección frente al tiempo que puedes tener con tus hijos. Pero hay de todo, claro. Lo gracioso es hablar del conflicto. Y esto es algo que le venía bien a la historia.

'Lo que te gusta es lo que te da miedo, por eso sigue habiendo matrimonios' ¿Está un poco descreído de las relaciones?

Sí, pero también sé que siempre hay una atracción. Lo que te gusta es lo que te da miedo, por eso sigue habiendo matrimonios. Todo lo interesante atrae y repele, y de ahí surge el amor.

En los créditos hay cuadros de brujas y fotografías de muchas mujeres, desde Angela Merkel o Thatcher hasta Greta Garbo y otras actrices... ¿para usted están todas en el mismo saco?

No. Es una mezcla de mujeres a las que admiro, otras que dan miedo, otras a las que respeto mucho... La idea es no hacer un saco unívoco. No solo están ahí las malas, están también las que son inquietantes y las fascinantes...

La historia comienza con Cristo atracando una tienda de compro-oro y con Bob Esponja acribillado...

Todo el mundo se acuerda del vídeo en Youtube de Bob Esponja y Dora la Exploradora pegándose. Me interesan esos muñecos feos de la Puerta del Sol, que más que atraer a los niños, les repelen. Me interesa Madrid y la Puerta del Sol.

Mario Casas había apuntado cierto talento para la comedia, pero aquí se ha destapado completamente. ¿Por qué apostó por él?

Le había visto en películas como Fuga de cerebros y me lo olía. Me recuerda a Toni Curtis. Con Hugo Silva me recuerdan a Toni Curtis y Roger Moore. Al comienzo, cuando estábamos ensayando, ya vi que Mario Casas se iba a dejar, que tenía más ganas que yo de hacer el idiota y de ponerse en ridículo. Él y Hugo Silva se quieren mucho y les encajan bien los caracteres. Hugo, además, es un poco padre, es responsable y es padre de verdad y entiende al personaje.

Zugarramurdi tiene una historia y una leyenda negra de brujas e Inquisición. ¿Los habitantes tienen tanto sentido del humor como para reírse con su película?

Zugarramurdi es símbolo de una cultura y una religión alternativa en Euskadi. Con el poder matriarcal, los akelarres, la lucha contra el pensamiento occidental... Es el reino de la diosa madre y de todo lo que supone la religión ancestral. Allí son encantadores. He conocido, y comí en su casa, a los Barrenetxea, los descendientes de la reina del akelarre. Son gente encantadora, que nos ha facilitado mucho el rodaje. Ha sido una delicia rodar allí. Y ellos tienen muchas ganas de reírse y divertirse.

Esta es una coproducción con Francia. Usted lo ha hecho antes, pero ahora es una fórmula casi necesaria para directores españoles.

Sí, la situación es muy complicada. Ahora yo también quiero producir a mis amigos, usar lo que sé del cine para ayudarles, y me está costando mucho.

Usted es uno de los pocos personajes del cine español que ha quedado de cara a la opinión pública fuera del saco de 'aprovechados, chupa subvenciones...'

'La opinión que tiene la gente del cine español está mediatizada por intereses políticos'

Desgraciadamente, la opinión que tiene la gente del cine español está mediatizada por intereses políticos. Una vez generada esa visión negativa, nuestra obligación es cambiarla. Y, uno, no tenemos que quejarnos más; dos, debemos cambiar los modos de financiación y autoproducirnos solo con ayudas indirectas; tres, hay que cambiar el modo de exhibición. Hay que hacer cosas.

Le ha dedicado la película a Jesús Robles (de la librería Ocho y Medio).

Era un gran amigo. Maruja Torres dijo una cosa muy bonita, dijo: 'Jesús no se muere, se va a la pantalla'. Yo le veía todo el tiempo en el montaje y se me hizo realidad.

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