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Paolo Virzí: “Este mundo está arrasado por paranoias y miedos”

Sátira de la locura de Italia y alegoría de la situación de la mujer en este mundo hostil, ‘Locas de alegría’ es una película inteligente que contagia euforia y que revela el poder de la solidaridad femenina. Con Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti, brillantes.

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Valeria Bruni Tedeschi y Paolo Virzi, en el rodaje

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MADRID.- “¡Qué cansadas estamos tú y yo!”. Dos mujeres, una condesa millonaria con una energía contagiosa y una joven frágil, llena de tatuajes, retraída, se han encontrado en el rincón al que las ha apartado el mundo, una residencia psiquiátrica para mujeres. “¡Basta de sentirse mal todo el tiempo! Queremos estar bien”. Excitadas por la posibilidad de la felicidad y la vida, se fugan en una aventura tragicómica que revelará la pasta de la que está hecho este mundo hostil y amenazante. Es la historia de ‘Locas de alegría’, la nueva película de Paolo Virzí, una tragicomedia, alegoría de la Italia de hoy y de la realidad de las mujeres en esta sociedad, poderosamente contagiosa y vital.

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Maravillosa Micaela Ramazzotti, al lado de una Valeria Bruni Tedeschi absolutamente deslumbrante y en la mejor interpretación de su vida, ‘Locas de alegría’ se ha convertido en un fenómeno en Italia, donde aspira nada menos que a 17 Premios David Di Donatello de la Academia de Cine. En España, en la Seminci, conquistó la Espiga de Oro a la Mejor Película, el Premio del Público y el de la Mejor Interpretación ex-aequo para las dos protagonistas. Un éxito del cineasta de Livorno, que llega tras el anterior de ‘El capital humano’ y que le revela como un autor que no deja de crecer.

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Su película podría ser un reflejo del alma italiana, loca y contagiosamente vital. ¿Tuvo esta intención?

Claro, es una sátira sobre la locura de Italia. Las dos protagonistas atraviesan una Italia fea. En el momento en que un personaje de la película menciona al presidente, queda claro que estás jugando con la vida de tu país. También aparece una foto de Berlusconi. Todos en el equipo sabíamos que estábamos construyendo un elemento satírico, pero no queríamos subrayarlo demasiado, es algo que está por debajo, pero que nutre la película. No me gusta hacer películas demasiado descifrables, al final los espectadores son los propietarios de las películas y cada uno busca lo que le interesa.

Habrá quien quiera ver la solidaridad femenina, la lucha de las mujeres casi en solitario contra el mundo…

Paolo Virzí: Así es, las mujeres se unen para luchar contra el mundo hostil y su unión es poderosa, pero si lo dijera muy claramente en la película, no sería un director de cine, sería un político o algo así. A las dos protagonistas no les hace falta estar en una clínica psiquiátrica, pero el mundo no las quiere. Pero, atención, que en este mundo te conviertes en un loco en un momento. Nadie antes de Beatrice se había interesado por Donatella y a Beatrice nadie la había admirado antes. Al final, la relación entre ellas, la solidaridad de estas dos mujeres tan distintas es beneficiosa.

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Micaela Ramazzotti: Son dos almas que se encuentran y se unen para escapar de los esquemas sociales. La historia es de diversidad. Las personas que están en un psiquiátrico son distintas a las de fuera, están ahí en un paréntesis de sus vidas por algo que no funciona en ese momento. Son mujeres amenazadas, pero es que en este mundo te conviertes en el diferente sin darte casi cuenta. Esto ocurre y nos da miedo, pero hay que hablar de ello.

El final de esta historia ¿podría indicar que Italia no tiene solución?

Bueno, hay cierto sentimiento de angustia hacia mi país por lo que está sucediendo. Vemos lo que pasa llorando y seguiremos llorando, aunque creo que lo peor no ha llegado todavía. En España tienen muchos emigrantes de América Latina que no se puede comparar con los africanos que llegan a Italia. En Italia, mucha gente que parecía buena, amable, de izquierdas ahora tiene discursos racistas y violentos. Ellos alimentan nuestro miedo y nuestra angustia para hacer crecer sus negocios. Vivimos una ola de regresión en el mundo. Vivimos dando pasos hacia atrás, ya veremos dónde llegamos. Solo nos queda la comedia.

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Hablando de comedia, ‘Locas de alegría’ ¿no es más bien una tragicomedia?

Sí. La naturaleza humana es trágica y cómica. Lo que pasa es que al público le gustan más los aspectos cómicos. Sin quererlo, la historia me venía así. Los aspectos dolorosos, trágicos, desagradables al final terminan con las personas riéndose. No se puede contar la naturaleza humana sin reír. Tengo este ‘defecto’ de ver así la naturaleza humana. Este mundo está arrasado por paranoias, miedo a lo distinto, a las amenazas… Hacen falta muchos manuales de psiquiatría y psicología para entenderlo.

Usted ha elegido dos personajes ‘diferentes’, dos mujeres ingresadas en un psiquiátrico. Sin embargo, las amenazadas son ellas ¿no?

Sí, porque la enfermedad mental nos da miedo, las personas que la padecen se avergüenzan de ello. Es deprimente. En esta sociedad muchos quieren tener a esas personas alejadas de su mirada. Es la hipocresía de los que juzgan el mundo.

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Locas de alegría

Beatrice y Donatella se fugan buscando libertad y vida y se encuentran con un mundo hostil. ¿Quería retratar la sociedad de hoy de esta manera?

Sí. La película se desarrolla en un momento concreto, en 2014. Como en casi todas mis películas, en esta también me interesa contar lo que está pasando ‘fuera’ del mundo de los personajes. Aquel fue un año importante para la psiquiatría, en el Parlamento se abolieron los hospitales psiquiátricos judiciales. Además, Berlusconi había caído. Quería mostrar el clima de ese año. Por eso, Beatrice es una condesa millonaria que en su casa tiene fotos con Bill Clinton. De hecho, el personaje está inspirado en la que era novia del abogado de Berlusconi, que terminó en la consulta de un psiquiatra.

¿‘Locas de alegría’ sirve de metáfora a la realidad de las mujeres hoy?

Escribí el guion con una directora y gran amiga mía, Francesca Archibugi, porque necesitaba compartir el guion con una mujer. En este proyecto he estado rodeado de mujeres. Es la parte de la sociedad que sufre más abusos, violaciones y humillaciones. He conocido mujeres que han sufrido abusos sexuales que han sido obligadas a ir al psiquiatra. Cuando vi la relación entre las mujeres frágiles con otras que eran más frágiles, comprendí que estaba viendo la realidad y quise llevarlo al cine. Quería hablar de la injusticia, la opresión, el martirio de las mujeres estigmatizadas, frágiles, despreciadas, condenadas y encerradas. Pero sin convertirlo en un panfleto.

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Creo que hubo antes una imagen reveladora…

Sí. En el rodaje de una película, Micaela (Ramazzotti es la pareja del director) fue a verme el día de mi cumpleaños para darme una sorpresa. Hacía mucho frío y Valeria estaba con un vestido dorado y unos tacones, abrigada con una manta, parecía un Don Quijote. No podía dejar de mirarla. Micaela y Valeria se pusieron a caminar juntas llenas de confianza y yo casi quise interrumpirlas para grabarlas. Ahí nació esta película, de la imagen de estas dos mujeres tan interesantes, trágicas, emotivas. Tuve un poderoso deseo de llevar al público la emoción enorme que me provocó la imagen de las dos.

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