País Valencià El patrimonio abandonado triunfa en el País Valencià
'Pobles valencians abandonats' [Pueblos valencianos abandonados] acumula más de 5.000 ejemplares vendidos. Un auténtico 'best-seller' de los libros en valenciano, autoeditado y distribuido en campañas de micromecenazgo
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Val'Encia, Actualizado:
Hay ganas de conocer el país. Esta sería la primera conclusión del fenómeno pueblos abandonados un perfil en redes sociales –31.000 seguidores en Twitter, 52.000 en Facebook y 22.000 en Instagram- que de forma incansable difunde muchos de los espacios más recónditos y escondidos del País Valencià. El proyecto está impulsado periodista y divulgador del patrimonio histórico valenciano, Agustí Hernández, quien pide no acaparar el protagonismo: "Lo más importante es el proyecto, no yo", y por eso prefiere que no sean fotos suyas las que ilustren el reportaje.
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Hernández compila sistemáticamente datos de las excursiones que realiza y fotografía los paisajes. Al principio se centró en los núcleos abandonados, masías y pequeños pueblos, a quienes dedicó sus primeros tres libros. Ahora se ha centrado en las pozas y saltos de agua, un elemento que reivindica como
"importantísimo en la cultura rural, ya que en muchos sitios era uno de los principales espacios de ocio y socialización". A medida que estos territorios se iban despoblando y en otros lugares se construían piscinas, también se vaciaban estas pozas, muchas de las cuales han quedado en el olvido e, incluso, son
impracticables. "No hay que olvidar que la mayoría de pozas son espacios naturales artificializados, se recrecieron para hacerlos más hondos, se limpiaron de cañas, etc. Y ahora han vuelto a su estado anterior".
El proyecto de los pueblos abandonados es totalmente personal y voluntario. "Al final, lo que he hecho ha sido programar mi ocio –continúa Hernàndez-. Hay una tarea de documentación, uso cartografía civil y militar, pero sobre todo la de la Generalitat, que es muy completa. Preparo las excursiones recorriendo el territorio y pensando los lugares donde todavía no he ido. Y si he cambiado los pueblos por las pozas, es, también, porque resultaba más atractivo para mis hijos". Pero el principal resultado no se encuentra en las redes sociales, sino en los libros. Hernández ya ha publicado cuatro libros de divulgación que se han convertido en auténticos best-sellers. El primero, Pobles valencians abandonats [Pueblos valencianos abandonados], editado en 2013, ya lleva más de 5.000 ejemplares vendidos. Tolls i salts d’aigua valencians [Pozas y saltos de agua valencianos], editado en 2020, vendió más de 2.500 ejemplares en pocos meses y ya ha superado ampliamente los 3.000.
Para ponerlo en contexto, el fenómeno Noruega, la novela de Rafa Lahuerta, aclamado como súper ventas de la literatura en valenciano y que ha merecido toda la atención mediática posible ha llegado a los 15.000 ejemplares vendidos. Un libro en valenciano, que no sea un fracaso, aspira a vender entre 1.000 y
1.500, según explican fuentes del mundo editorial. "Y esto, siendo optimistas", reconocen. El País Valencià tiene un índice de lectura inferior a la media estatal y sólo un 3% de los lectores lee preferentemente en la lengua propia, aunque esta cifra escala hasta el 44% si contamos los que lo hacen, como mínimo, de forma esporádica.
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Sin tanto eco mediático pero con mucha perseverancia, Hernàndez ha conseguido crear su propio best-seller. Con el mérito añadido que todos los libros son autoeditados y distribuidos por él mismo. Sólo se pueden comprar por internet –en campañas de micromecenazgo- y en decenas de presentaciones que organizan el tejido asociativo de los pueblos. Hernàndez es también el creador que ha concluido con éxito más campañas de micromecenazgo a la plataforma Verkami, con un total de 14, la última de las cuales acabará el próximo lunes –ya ha superado el capital mínimo- con centenares de ejemplares más vendidos. "Este sistema me permite bajar mucho los costes y vender los libros mucho más baratos", explica el autor.
"Puede sorprender, porque yo hago muchas presentaciones en las comarcas castellanohablantes y tienen mucho éxito. El porcentaje de ventas es similar a las presentaciones en poblaciones Yo hablo en castellano, pero vendo un libro en valenciano y a todo el mundo le parece muy normal", explica Hernàndez, quien reconoce que ha recibido insultos o ataques para escribir en valenciano, pero "sólo en las redes sociales. Y ya no me pongo a discutir con nadie, bloqueo y fin, no tiene ningún sentido entrar a debatir en qué lengua tengo que escribir mis libros".
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¿Y cuál es el secreto del éxito? Probablemente haber tocado un tema que afecta de forma muy profunda los sentimientos de la gente que ha vivido en zonas rurales. "En los libros aparecen muchas fotos, localizaciones para gente que quiera hacer excursiones y conocer el territorio, pero también algunas
historias de la gente que vivía en aquellas masías y tuvieron que marchar. Son historias muy dolorosas. La gente continúa muy vinculada emocionalmente a los cortijos donde viva cuando niño, o donde vivían sus padres, o en las pozas donde iba a bañarse". Aun así, no cree que el reciente debate sobre "La España
vaciada" tenga relación con su fenómeno. "Yo al final sólo retrato uno de los aspectos muy concretos de la despoblación, los más extremos, pero este es un tema mucho más complejo y que responde a un fenómeno global".