Baloncesto y música Qué tiene que ver Michael Jordan con Michael Jackson: mates y acordes en la cancha musical
¿Y Dennis Rodman con Pearl Jam? ¿Magic Johnson con Red Hot Chilli Peppers? ¿LeBron James con Beyoncé? ¿Epi con Loquillo? Óscar Quant organiza una pachanga inédita entre sus ídolos de la música y el basket en el libro 'Bailando sobre el parqué'.
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madrid,
Cuando Óscar Quant (Las Palmas, 1977) se dispone a subir al escenario, sufre y disfruta con las mismas sensaciones que antes de salir a la cancha. El camerino y el vestuario, como salas de espera del subidón, sea musical o deportivo.
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Además de Quant —nombre de su banda y apellido artístico, pues en realidad se llama Sabín Fernández—, ha montado otros grupos para dar rienda suelta a su querencia por el power pop, el soul y, atención, el basket & roll.
SkyhookS rinde tributo al baloncesto, comenzando por su propia denominación, que alude al gancho antitapones acuñado por Kareem Abdul-Jabbar, el gigantesco pívot de Los Angeles Lakers, el equipo donde le gustaría haber jugado.
Él lo hizo en el OAR Ferrol, con el que ganó el campeonato gallego de cadetes. También sueña con ser guitarrista de Bruce Springsteen, aunque mientras dormita la utopía ha escrito con los ojos cerrados un singular anecdotario sobre la relación entre baloncestistas y músicos, sus dos pasiones.
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La alineación del libro Bailando sobre el parqué (Editorial Milenio), con prólogo del base Raúl López y epílogo del crooner troglodita Loquillo, incluye en un equipo a figuras como Bob Dylan, Grateful Dead, Beastie Boys, Billy Corgan, Mick Jagger o ¡Bertín Osborne!
Enfrente, Manute Bol, Dirk Nowitzki, Wilt Chamberlain o el ídolo de su infancia Nate Davis, ante quien tocaría treinta años después El Extraterrestre (N.D. '86), un homenaje al jugador que pasó por Donostia, Valladolid, Santiago y Ferrol durante su etapa en la liga ACB.
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Óscar Quant repasa aquí las curiosas relaciones entre Michael Jordan y Michael Jackson, Dennis Rodman y Pearl Jam, Magic Johnson y Red Hot Chilli Peppers, LeBron James y Beyoncé, Epi y Loquillo. A continuación, mates y acordes en la cancha del pop y el rock.
Michael Jordan y Michael Jackson
Pese a que dos de los Jackson Five, Jackie y Jermine, eran fans de Los Angeles Lakers y unos fieles parroquianos cuando los amarillos jugaban en casa, Michael —líder del quinteto, orgullo del sello Motown— flirteó con los Chicago Bulls o, al menos, con Michael Jordan. Tampoco puede decirse que sus hermanos perdiesen el tiempo, pues su apasionamiento por la mítica formación de Kareem Abdul Jabbar los llevó a estrechar la mano de Earvin Magic Johnson, quien no se perdía una fiesta en la mansión de los originalmente Jackson Brothers en Hayvenhurst.
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“Existieron rumores de que Johnson mantuvo un romance con La Toya”, escribe en Bailando sobre el parqué Óscar Quant, quien recuerda el mosqueo del entrenador, Pat Riley, por el despiste de Earvin provocado por la familia, con la que compartía viajes, comilonas y conciertos. Incluso llegó a disfrazarse de egipcio para hacer un cameo en el videoclip Remember The Time, uno de los cortes del octavo disco en solitario de Michael Jackson, Bad.
Sin embargo, aquí hemos venido a hablar del gran rival de Magic Johnson, o sea, Michael Jordan, con quien se disputaba el premio MVP al jugador más valioso de la liga regular de la NBA. El jugador de los Chicago Bulls también se emparentó con el autor de Thriller, aunque su nexo no vaya más allá de la anécdota. “La relación de Michael Jordan —¡no somos dignos señor!— con la cultura pop va más allá del famoso videoclip de Michael Jackson para la canción Jam”, explica a Público el cantante y guitarrista de SkyhookS.
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“Jordan [¿el mejor jugador de la NBA de todos los tiempos o el mérito le corresponde a Johnson, al menos hasta el momento de su retirada?] se ha declarado fan de Prince y Anita Baker; y, en la temporada de 1990, después de anotar 47 puntos, regaló las zapatillas a la cantante Whitney Houston”, añade Óscar. “Después del fallecimiento de la diva, el calzado fue subastado por un valor inicial de diez mil dólares”.
Dennis Rodman y Pearl Jam
“Antes de ser bautizados como Pearl Jam —en honor a la alucinógena mermelada que cocinaba la abuela de Eddie Vedder— se hacían llamar Mookie Blaylock, en homenaje al jugador de los por entonces Jersey Nets”, apunta el autor de Bailando sobre el parqué.
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“A su vez, Dennis Rodman siempre se ha declarado fan de la banda de Seattle, llegando a entablar una profunda amistad con los miembros del grupo", añade Sabín Fernández. "Según Dennis, la música de Pearl Jam le disuadió del suicidio en múltiples ocasiones. La canción Black, Red, Yellow es una celebración de dicha amistad”.
Magic Johnson y Red Hot Chilli Peppers
“Red Hot Chilli Peppers siempre han profesado admiración y fanatismo por el equipo de su ciudad: Los Angeles Lakers”, subraya Sabín Fernández. “Hasta el punto de ser éste el tema principal de muchas de sus canciones. Como, por ejemplo, el dedicado al genial Magic Johnson, a su vez gran aficionado al blues y a ejercer de habitual DJ en las alocadas y glamurosas fiestas de la ciudad californiana”. La canción homónima, incluida en el disco Mother’s Milk, alaba las virtudes del equipo y de su estrella: “Magia en la pista”, “sangre mágica y telepático cerebro”.
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Magic, a su vez, les devolvió la pelota, como cuando siguió el ritmo de Give It Away con el puño en alto durante la entrega de los Premios Grammy en 1991, tras anunciar que era portador del VIH, relata en el libro Quant, quien recuerda que también homenajearon a Kareem Abdul-Jabbar en Salute To Kareem.
El aprecio es mutuo: “Anthony Kiedis y Flea, vocalista y bajista del grupo, aún siguen acudiendo con regularidad al estadio, a pesar de que la franquicia atraviesa su peor época en décadas”, escribe el músico ferrolano de adopción. “Flea incluso llegó a mantener en activo un blog relatando día a día su pasión por los Lakers”.
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LeBron James y Beyoncé
Turno de las actividades extradeportivas. “En la boda de LeBron James con Savannah Simpson, en 2013, los invitados pudieron disfrutar de la actuación de la mismísima Beyoncé y de su marido, Jay-Z, quienes interpretaron Crazy In Love para todos los invitados”. Entonces, el jugador de Los Angeles Lakers jugaba en Miami Heat, justo antes y después de militar en Cleveland Cavaliers.
La pareja —o sea, Beyoncé y Jay-Z— había visto en primera fila al jugador de Ohio en plena acción, pero la cosa no terminó bien. “Años más tarde, la relación entre los cuatro se enturbió cuando, según la prensa rosa, Jay-Z comenzó a sentir celos del MVP”. LeBron, por cierto, también ha hecho sus pinitos en el mundo del hip-hop, donde desconocemos si ejerce de alero o de ala-pívot. Para muestra, su It Ain't Easy con Kevin Durant.
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Epi y Loquillo
En España, el roquero más canchero es Loquillo. El cantante —José María Sanz en el libro de familia— compartió banquillo en el equipo del colegio Alpe con Nacho Solozábal y con Juan Antonio San Epifanio, Epi, futuras estrellas del Barcelona. Luego, Aíto García Reneses fue su entrenador en el Cotonificio y a punto estuvo de fichar por el Barcelona, aunque según declaró al diario As lo echaron tras un roce durante una prueba.
El apodo se lo puso su colega del Alpe: "En un Campeonato de España de escolares, salté para coger un pase de Epi, pero me lanzó la pelota a tal velocidad que acabé empotrado en la valla de protección. Se acercó y me dijo: Ya no eres el pájaro loco, ahora pareces un loquillo. Y lo que decía Epi iba a misa. Me empezaron a llamar así y lo que parecía casi una humillación se ha convertido en una marca", reveló en una entrevista a Marca. La inspiración fue, según el cantante de SkyhookS, “el conocido dibujo animado que causaba furor por aquel entonces”. O, sea, El Pájaro Loco.
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Fan de los Boston Celtics de Larry Bird, ahora acude a Donostia a ver los partidos del Lagun Aro GBC, si bien no se olvida de la generación de los ochenta. En Memoria de jóvenes airados, incluido en el disco El creyente, honra a los baloncestistas que abrieron camino a la gloriosa generación de la ÑBA. De ahí que por el videoclip desfilen Andrés Jiménez, Manolo Flores, Javier Mendiburu y, por supuesto, Juan Antonio San Epifanio, cuyo hipocorístico no precisa explicación, aunque Loquillo bien pudo rebautizarlo —en cariñosa venganza— Blas.