El nuevo filósofo alemán de moda
Richard David Precht, que ha vendido dos millones de ejemplares en su país, publica en España el ensayo ‘Amor. Un sentimiento desordenado’ (Siruela)
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"El amor es un fenómeno capitalista. Es una inversión emocional y material que busca sacar el máximo beneficio. El problema es que ahora la oferta de parejas es tan grande que lo que provoca es lo contrario y por eso muchas personas se sienten insatisfechas". Con frases como ésta, Richard David Precht (Solingen, 1964) se ha convertido en el filósofo de moda en Alemania. Habitual de los programas de televisión, sus tres libros publicados El arte de no ser egoísta, ¿Quién soy y cuantos...? y Amor. Un sentimiento desordenado, de reciente publicación en España en Siruela, le han disparado en las listas de ventas de su país con más de dos millones de ejemplares vendidos. Y además es alto y guapo. La cámara le quiere. "Ahora mismo es muchísimo más famoso que Peter Sloterdijk", corrobora Isidoro Reguera, su traductor al español.
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¿Qué tienen los libros de Precht para haberle convertido en una figura tan mediática? Reguera de las claves: "No es filosofía académica, aburrida, sino que sus libros resultan atractivos, están bien escritos y los puede entender un público con una cultura normal. Tiene mucho magnetismo". El estilo dista mucho del típico manual de autoayuda norteamericano. "Es otra cosa. Él no quiere hacer feliz a nadie. Es una mirada realista, erudita", añade el traductor que incluso le concede el honor de ser un precursor de la filosofía del futuro: "Él aúna los conceptos que desde cualquier parte del conocimiento tratan del mismo tema. Esa es la filosofía que viene".
Con una tesis sobre Robert Musil y un concepto filosófico muy cercano a las teorías de Wittgenstein (¡Es el lenguaje y el contexto en el que se dicen las palabras!), Precht parece ser también apreciado, no sólo por el público general, sino por los catedráticos. "No recibo críticas de ellos. Las críticas que se hacen a mis libros se encuentran en las páginas de cultura de los periódicos", afirma el propio Precht. Los contenidos de sus libros juegan con la eterna discusión entre la naturaleza y el hecho cultural de los comportamientos humanos. Y lo hace destruyendo mitos e ideas preconcebidas. Otro factor de su enorme éxito en Alemania.
"La idea romántica del amor no es realista", afirma a modo de ejemplo sobre la tesis de su último libro Amor. Ese sentimiento desordenado. Un buen eslogan. Un misil perfecto para que el lector (o espectador de sus programas) se quede un momento parado. "El amor se compone de una contradicción: la búsqueda de la seguridad y la excitación. Y no se puede tener seguridad y excitación con una persona durante mucho tiempo. Lo máximo son tres años. La única fórmula que funciona es el amor romántico insatisfactorio", añade. El amor consiste, por tanto, en casi no ver a la otra persona. Ahí está: más lectores, más cuota de pantalla.
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A Precht no le importa dar cifras y boicotear a las películas de Hollywood. A todas esas historias almibaradas que hoy nos cuentan actrices como Jennifer Aniston y que siguen llenando las salas de cine. "Es que el amor romántico nació en la ficción. Y siempre anhelamos un amor de ficción. De todas maneras, creo que si sigue pegando fuerte es porque la religión ha desaparecido. Antes Dios era alguien que nos quería incondicionalmente. Al no tener a Dios seguimos buscando ese amor incondicional, romántico, pero que no existe", insiste. La cuota de pantalla sigue subiendo. Más aún cuando Precht teoriza sobre la infidelidad: "Estaría bien no verla de forma tan trágica. En realidad, la fidelidad es algo extraño. Viene también de la religión, porque Dios no era infiel". Y ahora es cuando los audímetros ya han saltado por los aires.