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No somos piratas

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La sentencia sobre el canon condena a los particulares a pagar por la copia privada, pero exime a empresas, instituciones y profesionales que usen dispositivos de grabación para sus propios fines. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea asume las tesis de las sociedades de gestión y nos declara a todos piratas. Presupone que copiamos obras ajenas y sentencia que "no es necesario verificar en modo alguno que se hayan realizado efectivamente copias privadas ni que, por lo tanto, hayan causado efectivamente un perjuicio a los autores de obras protegidas".

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Condenados sin prueba. La justicia europea alega que "la mera capacidad de dichos equipos o aparatos para realizar copias basta para justificar la aplicación del canon". Se presupone la copia privada de obras ajenas sin reparar en que los ciudadanos producen cada vez más contenidos propios: documentos, multimedia, música, fotos y vídeos privados o familiares; obras de dominio público, etc. La eximente para los DVD o las grabadoras de una oficina se niega sin defensa alguna a los particulares.

Las sociedades de gestión ya buscan con el ministerio de Cultura alternativas para evitar la disminución de sus ingresos. Encarecer el canon para particulares, aplicar una tasa sobre internet o un nuevo impuesto para compensar a los autores son algunas propuestas.

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Soluciones injustas y perjudiciales para los consumidores que no detendrán la crisis tecnológica, cultural, jurídica y de negocio de las industrias de la copia.

Es momento de un debate serio sobre una propiedad intelectual respetuosa con los derechos de autores y ciudadanos. Dejar de gravar la copia cuando los contenidos se disfrutan en streaming y en movilidad, en cualquier equipo. Cuando crecen los modelos de pago por suscripción o los contenidos gratis a cambio de datos personales para la publicidad y el marketing.

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Un consenso que no castigue más el bolsillo de los clientes.

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