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El ‘Napoleón’ de Ridley Scott, un gran estratega militar y un patán sexual y llorón en la intimidad

El actor Joaquin Phoenix y el cineasta Ridley Scott presentaron en Madrid la superproducción ‘Napoleón’, un biopic poco convencional, nada complaciente con el personaje y, según los especialistas, poco riguroso históricamente. Las espectaculares secuencias de batallas están intercaladas con la historia de amor con Josefina de Beauharnais.

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El momento en que Luciano Bonaparte, hermano de Napoleón, describió a éste como “un teniente con talento en artillería” es el que ha elegido el cineasta Ridley Scott para arrancar la superproducción Napoleón, un biopic poco convencional, poco riguroso históricamente, a tenor de las reacciones de los historiadores europeos, y poco complaciente con el personaje.

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En manos de Joaquin Phoenix, Napoleón Bonaparte se pasea en esta ficción con diferentes trajes. Estratega militar extraordinario, pero patán sexual, aparece como un hombre con un valor casi suicida en la batalla, que es un llorón en la intimidad. El Napoleón de Ridley Scott y de Joaquín Phoenix es un personaje curioso, ambiguo, volátil y, sobre todo, peligroso.

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Napoleón era un hombre vacío, vacío de lo que un hombre necesita en la vida, no tenía nada dentro”, dice de él Joaquin Phoenix. “Es muy interesante intentar entender qué es lo que buscamos en la vida y también cómo nos mentimos a nosotros mismos y mentimos a los demás. Él podría decirse y decir a otros que luchaba por la gente común del pueblo, pero al final lo que había era una persecución de la satisfacción personal”.

“Es un personaje que siempre ha tenido algo de enigmático, con una parte que brilla mucho y con otra manchada y cubierta de sangre. Por supuesto, también está el poder, el éxito… Pero no sé si hoy se tiene muy en cuenta, a lo mejor he sido yo el que le he puesto de moda otra vez”, afirma Ridley Scott, que ha dedicado sus dos horas y media de película a exhibir su talento como realizador mostrando las batallas más importantes en las que participó Napoleón, intercaladas con la historia de amor que vivió con Josefina de Beauharnais, interpretada por Vanessa Kirby.

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La labor de Napoleón como impulsor de reformas administrativas y sociales, la creación del Código Napoleónico, los cambios tributarios… no existen, o muy tímidamente, en esta película (rodada sobre un guion de David Scarpa), en la que tampoco se menciona nada de la España napoleónica. Lo que sí hay es espectacularidad en las secuencias de guerra (impresionante la dedicada a la batalla de Austerlitz) y, según los especialistas en Napoleón, unas cuantas invenciones sobre el personaje y la propia Historia.

Recién llegados a España de Francia, donde estuvieron promocionando la película, Ridley Scott y Joaquin Phoenix no se han cansado de decir, una y otra vez, que no hubo nunca ninguna intención “de dar una clase de Historia”. Un argumento que el cineasta, además, refuerza con la convicción de que de los más de 2.500 libros que existen sobre la figura de Napoleón “el 90 por cien debe ser pura especulación. Lo que sí hay son dibujos y cuadros muy valiosos, así que yo intenté personalizar todo lo que no se sabe de él”.

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En Francia, a los historiadores no les ha gustado nada la película y les ha dolido especialmente la comparación que el cineasta hizo de Napoleón con Hitler, Stalin y Alejandro Magno. “Pero si los franceses se odian entre ellos”, soltó en su visita a Madrid refiriéndose a estas críticas. “La comparación es por la ambición, por la sangre que derramó, por el territorio que conquistó… por todo eso”.

“Depende de cada nacionalidad que vean a Napoleón de una manera o de otra. En EEUU le ven como un hombre hecho a sí mismo, en Italia…. ¡pero si han tenido más de cien presidentes!... Y, realmente, ¿quién quiere ser presidente de Gobierno? Pues Napoleón dio un paso más y se convirtió en un dictador y no existe dictador benévolo”.

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“Hay muchos personajes en la historia que comienzan como líderes del pueblo y luego, por la codicia, la avaricia, la ambición, la perversión… se transforman en otra cosa —añadió Joaquin Phoenix—. Napoleón es un hijo de la Revolución que empezó luchando contra los franceses, luego hizo cosas buenas, por ejemplo, limpió Francia de reyes, aunque él hizo lo mismo, solo que puso a sus hermanos”.

Cabe pensar que a los historiadores franceses no les ha gustado tampoco que se cuente esta historia en inglés, pero ahí Ridley Scott lo tenía clarísimo. “Si hubiera rodado en francés, no ganaría nada. Ese es un tema de inversión y de financiación, que nadie se enfade”.

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La película, que tendrá una versión larga en su exhibición en plataformas, fabula con la psicología del personaje, sobre todo en las secuencias dedicadas a su relación con Josefina, su primera esposa, de la que se divorció porque no podía darle un heredero. Pero estos momentos, interesantes por la osadía del cineasta y del actor protagonista, no terminan de encajar en la narración de las hazañas bélicas del personaje.

“Las plataformas no han hecho un buen negocio este año, según Bloomberg. Tom Cruise dijo que no haría un estreno limitado como le pidieron y al final Top Gun recaudó mil millones en solo cuatros semanas. Oppenheimer ya ha recaudado ese dinero. Y las plataformas ya se han dado cuenta de que no están para estrenos sino para otra cosa. Así que hay vida para el cine después de su muerte. Lo que sí ha ocurrido hoy es que se ha perdido la cultura de cine y eso es tristísimo. Fellini, Antonioni… yo era un fanático de algunos cineastas franceses y ahora eso se está apagando, desde luego el cine francés ya no es lo que era”, dice Ridley Scott.

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