Entrevista Nacho Vigalondo: "Para mí 'El vecino' era la versión de Spiderman que yo hubiera querido en los tebeos"
Netflix estrena hoy 'El vecino', adaptación en diez episodios del cómic de Santiago García y Pepo Pérez con Quim Gutiérrez en el papel de Javier/Titán, un superhéroe muy de barrio y algo gañán.
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madrid,
¿Quién es ese tío que acaba de aparecer volando y se ha vuelto viral? Esa es la pregunta que todo el mundo se hace en el arranque de El vecino, adaptación del cómic del mismo nombre editado hace 15 años que da el salto a la pantalla el día de Nochevieja con Sara Antuña y Carlos de Pando como showrunners y Nacho Vigalondo dirigiendo sus 10 episodios. Los tres responden a esa pregunta (y alguna más) en una conversación con los medios antes del estreno en la que dan su opinión sobre Titán y lo que para ellos significa que un tipo tan normal como Javier adquiera poderes sin saber muy bien qué hacer con ellos.
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En su versión original, la del papel y la tinta, sus responsables tenían en mente a Spiderman. De ahí lo de vecino. Todo un guiño más que evidente. Y, como un Peter Parker con problemas de verdad es cómo lo ha visto siempre quien ahora lo dirige. Vigalondo explica que ha tenido el “honor de prologar la nueva edición” del cómic para Astiberri y que ha aprovechado ese texto para hablar de cómo para él “El vecino era la versión de Spiderman que yo quería que fueran los tebeos de Spiderman”. Cuenta en este sentido que cuando leía de niño las historias de Stan Lee, echaba en falta cosas. “Me interesaba que Spiderman viviera en un piso, porque yo vivo en uno y si yo fuera Spiderman tendría problemas con mi portero, porque él sabría cuáles son mis idas y venidas. Porque mi portero lo sabe todo acerca de mí. Él sabría que soy Spiderman. Y yo siempre deseaba que los tebeos de Spiderman hablaran de la presión de lo cotidiano y esta invadiera las historias superheroicas”. Algo que reconoce que sí vio al leer el cómic de Santiago García.
Por su parte, Sara Antuña reconoce en la figura de Javier a una especie de Quijote. Esta similitud, que ella misma explica, se debe a que ambos nacen de unos géneros de sobra conocidos que, de alguna manera, son parodiados. “Con los géneros, cuando están muy manoseados, se produce una reacción muy curiosa que normalmente tira hacia la parodia, pero que puede tirar a otras cosas”, analiza. Pasó en su día con la obra de Cervantes y las novelas de caballería y pasa ahora con el mundo de los superhéroes. En el caso de este con sello español, Antuña ve en Javier (Quim Gutiérrez) a ese “hombre que se echa a los caminos a desfacer entuertos” con un compañero de aventuras como JR (Adrián Pino), del que dice que no puede ser más Sancho Panza de lo que ya es.
Para De Pando el referente está claro. Aunque luego, viéndola -Netflix ha facilitado a los medios dos episodios ante del estreno-, se puedan encontrar otras referencias. Una muy obvia es la de Linterna Verde. Por aquello de que Javier consigue sus poderes a través de una pieza, un medallón, que le da un alienígena justo antes de morir. Detalles que son diferentes al tebeo. “La adaptación respeta mucho el espíritu del cómic, que arranca con Javier en pleno uso de sus poderes. Lo que está bien. Pero nosotros, como lectores de cómics de toda la vida, sí echábamos de menos un poco orígenes. Cómo llegó a tener los poderes, por qué una gran botella llena de pastillas, que es una manera de tener poderes envenenada… Decidimos arrancar un poco antes porque si mañana me dice Carlos: ‘Tía, no te lo vas a creer, tengo superpoderes'; mi primera pregunta es, a parte de ¿puedo llamar a tu padre o tu madre que creo que no te encuentras bien?, ¿tío y cómo ocurrió esto? ¿Puedo ir yo también a que me den poderes?”, añade Antuña.
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Pero, más allá de a qué recuerda y a qué no, ¿cómo es el protagonista de El vecino? Javier es un trentañero que trabaja en un bar escaqueándose siempre que puede y un poco gorrón que aspira a poder ganarse la vida con las camisetas que diseña con mensajes que harían tirarse de los pelos a Paulo Coelho y Mr. Wonderful. Un tipo que, en principio, no debería caer bien, pero que en el fondo sí que lo hace. Eso se debe, en parte, al acierto de casting que supone que sea Quim Gutiérrez quien le de vida. Como dice Antuña, “a Javier hay que perdonarle muchas cosas, y Quim consigue que se las perdones”. Algo que comparte el otro showrunner de la nueva serie española de Netflix, quien señala que el protagonista de Primos “tiene algo que hace que Javier, siendo la peor persona posible, resulte encantador”. Aunque puede que su novia en la pantalla, a la que da vida Clara Lago, no opine lo mismo. Al menos, no siempre.
Actualizar a la chicas y a los villanos
Ambos creadores unieron sus conocimientos sobre el código del género y sus ideas y dieron forma a todo eso de conseguir poderes y aprender a usarlos que echaban en falta en las páginas. No es el único cambio que han realizado sobre el material original. Esta también esa revisión de los personajes femeninos que eran “producto de una época y de la búsqueda de un tipo de lector que de alguna forma teníamos que cambiar porque es inevitable y no tenía sentido no hacerlo”, subraya De Pando. Es algo que el propio Santiago García les ha reconocido diciendo que si hubiese escrito ahora El vecino lo habría hecho de otra forma. En la serie eso se corrige.
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La otra modificación afecta a los villanos. “El cómic tiene 15 años… Raúl Navarro y Miguel Esteban (los guionistas) querían buscar villanos a pie de calle y no supervillanos. Al menos, al principio. Y querían también enemigos modernos a los que nos enfrentamos cruzando la calle. Las casas de apuestas surgió de una manera muy natural desde el principio y creo que la vía de villanos que tienen más que ver con el mundo real de Javier que con el mundo superheroico de Titán sí que es un poco la idea y no mantendremos por ahí”, añade De Pando aunque ninguno quiere profundizar más para no revelar más de lo necesario.
'El vecino', una más de la nueva corriente
Esta temporada se ha vivido un auténtico aluvión de cómics de superhéroes convertidos en serie que se salen de la norma y del arquetipo entre los que se encuentran títulos como The Umbrella Academy, Doom Patrol, Titans, The Boys, Watchmen... y, ahora, El vecino. Cada una a su manera y con su nivel de exigencia, responden a ese fenómeno que mencionaba Antuña que se produce cuando el género está tan manoseado que permite arriesgarse con cosas nuevas dentro de unos códigos que el espectador tiene interiorizados de tal manera que no necesitan ser explicados. Algo a lo que ha contribuido el hecho de que hace mucho, pero mucho, que los tebeos y los superhéroes dejaron de ser solo cosa de frikis, palabra a la que Vigalondo tiene cierta “aversión” y que asegura no utilizar nunca, para pasar a ser de consumo masivo. "Hubo una época en la que hablamos de subculturas, pero ahora los superhéroes son mainstream. Tienen la misma presencia en nuestra vida que el fútbol”, sentencia el director. El cine tiene mucho que ver en esto.
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La característica principal que hace a El vecino distinta a cualquier otra serie de superhéroes más o menos fuera de la norma reside en su origen. Es español y eso se deja ver en la ambientación, en ciertas menciones o referencias culturales. Aunque eso no impida que alguien de fuera pueda entenderla y entrar en ella. “Creo que no hay ni una sola secuencia o línea de diálogo que necesite que tengas conocimientos y referencias locales. No tengo nada en contra del localismo, pero siempre me ha gustado abstraer las cosas hasta el punto de volverlas internacionales. Todo eso sin dejar de ser local, a través de las texturas, del color, del timbre de las cosas… En este caso creo que no somos localistas, pero al mismo tiempo lo somos lo justo para que tenga una entidad especial. También es cierto que si haces una comedia de superhéroes y diluyes qué somos y qué hacemos, creo que ya existe, ya está hecho y ya lo hemos visto”, analiza Vigalondo.
Una explicación que se completa con el apunte de Carlos de Pando sobre el tono usado para narrar la historia de Javier/Titán. Cuenta que su idea era hacer una serie en la que la esencia a la hora de plasmar a ese superhéroe patrio fuese “reírnos con ello y no de ello”.