Migraciones 'Viñetas migrantes': cómics contra la xenofobia
El Museo de Historia de la Inmigración de Catalunya (MHIC) acoge hasta el 30 de julio una muestra panorámica sobre la relación entre el noveno arte y el exilio.
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barcelona, Actualizado:
Ipanema, Sinaia, Mexique. Son los nombres de algunos de los barcos del exilio republicano de 1939. Pero también de las publicaciones que, a modo de diario de a bordo, editaron los refugiados de guerra mientras atravesaban el Atlántico rumbo a América Latina. Que entre las páginas que se han conservado figuren tiras cómicas y chistes gráficos de artistas como Tísner, Tarragó, Guasps o Kalders demuestra de forma clara que, incluso en el mismo vaivén de las olas, en el preciso momento de la partida, el mundo del cómic y el de las migraciones siempre han mantenido una estrecha relación.
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Hasta el próximo 30 de julio, el Museo de la Historia de la Inmigración de Catalunya (MHIC) acoge la exposición Viñetas migrantes: Cómic, memoria y migración, una muestra comisariada por David Fernández de Arriba y Lilianna Marín de Mas que ofrece una amplia panorámica histórica de este vínculo en Catalunya.
Un retrato de tres grandes períodos
Tres grandes maletas a los pies de un autorretrato de Joaquim Aubert "Kim" cargando otra en el hombro, extraído de su libro Nieve en los bolsillos, dan la bienvenida a esta pequeña y acogedora exposición. Dividida en tres secciones (El exilio, Del gran trauma al underground y Migraciones globales), la muestra presenta una gran variedad de miradas sobre los últimos 90 años, complementando la experiencia vital y artística de los autores de cada época con la obra de dibujantes y guionistas contemporáneos que han publicado obras en torno al mismo período.
En la primera parte, por ejemplo, podemos contraponer el retrato que hicieron Josep Narro y Josep Bartolí del exilio republicano y los campos de concentración franceses con algunos de los cómics que, como El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim, y Los surcos del azar, de Paco Roca, se han convertido en clásicos contemporáneos sobre la guerra civil, revalorizando el cómic en el mundo de las artes.
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Así es como a lo largo de todo el recorrido de la muestra, que cuenta con el apoyo del CRAI- Biblioteca del Pavelló de la República, el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, CEAR Euskadi y el Museu Memorial de l'Exili, entre d otras instituciones, se va tejiendo un retrato complejo y transversal del fenómeno migratorio, pero también de la evolución de la sociedad que lo ha protagonizado o recreado en segunda instancia. "Esta es y ha sido tierra de exilio y acogida y el cómic no lo ha dejado de retratar en ningún momento", explica Fernández de Arriba. "A pesar de esto y pese a formar parte de nuestro patrimonio, el cómic se ha mantenido en los márgenes de la cultura. No es hasta ahora que las instituciones han empezado a valorarlo como medio de expresión", remacha Marín.
A pesar de ambos comisarios hicieron un primer esbozo de la muestra en enero de 2019, el proyecto no empezó a tomar forma hasta el año pasado, cuando, siguiendo el modus operandi del MHIC, organizaron una serie de actividades que fueron nutriendo y dando forma a la exposición: desde la instalación itinerante Mujeres dibujando y migrando hasta acciones educativas, pasando por cinco clubes de lectura virtuales virtuales organizados con la colaboración de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic en España (ACDCómic).
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Algunas de las obras analizadas en estos clubs, como Jamás tendré 20 años del barcelonés Jaime Martín, aparecen en la segunda sección de la muestra. Junto a otras obras contemporáneas que relatan las vicisitudes de los trabajadores que cruzaron las fronteras españolas en busca de una vida digna, como la mencionada Nieve en los bolsillos (sobre la experiencia de Kim en Alemania) o Garafia (sobre el éxodo canario en Venezuela), Viñetas migrantes muestra cómo en los años 50 las grandes migraciones internas desatadas por la dictadura fueron retratadas de forma implícita a través de la caricaturización de algunos de sus protagonistas. Sobre todo, vinculados al servicio doméstico. Petra, criada para todo de Josep Escobar i Saliente (publicada por primera vez en la revista Pulgarcito en 1954), la Panchilla de Dr. Cataplasma, de Schmidt, o La criada fisgona, de García Lorente, son un buen ejemplo.
No es hasta la Transición que se da un nuevo impulso al cómic que retrata el hecho migratorio. "Es entonces cuando, a diferencia de la etapa anterior, empieza a hablarse explícitamente de la inmigración. Además, existe una explosión de nuevas publicaciones y una mayor experimentación con los formatos", dice Lilianna Marín. Junto a la migración, las periferias urbanas, el sexo, las drogas, la psicodelia. Son los años de El Víbora, El Jueves y El Papus. Y también de Butifarra!, revista que en 1983 publicaría junto al Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, y con guión y dibujos de Joan Aliu, Historia de Anna en Santa Coloma de Gramenet, cómic basado en una historia de Eugeni Madueño sobre una niña andaluza que emigra en los años 60 a Catalunya y crece entre las reivindicaciones vecinales del posfranquismo.
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Migraciones globales y la crisis de 2008
El último bloque de la exposición retrata la experiencia de los miles de migrantes que, huyendo de la guerra (La grieta), de las amenazas por su identidad de género (Irse o morir) o de la falta de oportunidades en sus países natales (Barcelona. Los vagabundos de la chatarra o Un regalo para Kushbu), se han instalado en diferentes puntos del estado en las últimas décadas. Todas estas obras, según Fernández de Arriba, pueden jugar un rol importante a día de hoy: "Creo que a través del cómic podemos intentar comprender temas profundos y complejos y, al mismo tiempo, hacer frente a discursos xenófobos que se están convirtiendo en sentido común y que empezamos a aceptar como normales. Para combatirlos, el cómic puede aportar su grano de arena".
Viñetas y migrantes incluye un breve apunte sobre algunos autores que, ante las debilidades del mercado editorial estatal, se han visto obligados a publicar sus producciones en países como Francia y EEUU, y una pequeña muestra de cómics de otras latitudes que también giran en torno al fenómeno migratorio. Además, la exposición cuenta con una pequeña biblioteca, creada con el apoyo de las editoriales colaboradoras y de la Biblioteca Font de la Mina de Sant Adrià de Besòs, donde consultar y leer los libros expuestos.