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La pasión de Medea o la traición que precede a otra tración

Dilemas vigentes

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Medea y Jasón, en plena disputa

Un instante de la obra de 'Medea'

Imagen de la obra 'Medea'

MÉRIDA.- Una mujer capaz de matar a sus hijos con tal de perpetrar su venganza tras una traición. Este acto terrible que bordea los límites de lo racional es el eje sobre el que pivota Medea, la obra que ha servido de apertura a la 61 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

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La intención del texto, una adaptación del dramaturgo ilicitano Vicente Molina Foix a partir de textos de Eurípides, Séneca o el Apolonio de Rodas, es tratar de reflexionar en torno al mundo interior de la protagonista y llegar a entender, de algún modo, la monstruosa acción, fruto de una pasión desestabilizadora, al que el autor trata de aproximarse sin prejuicios.

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Los dilemas que presenta la obra siguen vigentes en la actualidad 


Especialmente aplaudida, por encima de sus compañeros de reparto, fue la actuación de Consuelo Trujillo, que da vida a Nodriza, un personaje sobre el que se respalda Medea, que protagonizó algunos de los momentos más brillantes y que monopolizó los momentos más divertidos de una obra en la que apenas quedan huecos para aquello que no destile drama. El resto de reparto, actuó con solvencia sin demasiadas sorpresas.

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Medea y Jasón, en plena disputa

Dilemas vigentes

Conocedores de las posibilidades que ofrece el teatro, destacó el juego de luces que fue desarrollándose durante la obra, repartiendo juego entre los diferentes diálogos que se establecen durante la obra. Muy empastadas con las proyecciones que se servían de las piedras para ambientar las partes más esotéricas del guión.

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