Luz Casal: "Madonna es de las pocas que ha triunfado con más de 40 años, hay un edadismo del que no se habla"
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madrid,
Luz Casal (Boimorto, 1958) publica Las ventanas de mi alma, su decimoquinto álbum de estudio.
Hace 40 años, durante una gira con Leño y Miguel Ríos, Luz Casal y otras tres mujeres en la gestión del evento eran la excepción en una industria abarratoda de hombres. Poco a poco, las cosas cambian. La coruñesa recibe a Público en el Hotel Umusic de Madrid.
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A pocos metros, una aglomeración nerviosa espera a Alejandro Sanz, que también atiende a los medios en otra planta del recinto. Sin hacer tanto ruido, la intérprete y compositora gallega vuelve al mundo de las giras y la carretera con la intención de alargar su presencia en los escenarios hasta que el cuerpo no aguante más.
¿Dónde encuentra la motivación para escribir tras 15 discos?
Es una necesidad, si no la tuviera me quedaría leyendo y haría viajes que estoy deseando hacer. No hay ninguna fuerza que compense la necesidad de hacer nuevas canciones, interpretar sentimientos, emociones, deseos... Necesito compartir con la gente.
Hace años que no hago canciones de amor sentimental basadas en mi experiencia. Me interesa más expresar cosas como qué significa la confianza. En este álbum hablo de la inocencia, de mi ofrecimiento para que el otro cuente conmigo... Cosas y situaciones que tienen que ver más con la vida en general, no con el deseo de que mi chico me vuelva a besar en la boca.
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¿Le aburre hablar de amor?
Canciones de amor hay, pero son historias de otras parejas que he conocido, aunque he añadido de mi cosecha y lo mismo al oírla no se ven reflejados. Tengo canciones como Lo Tienes Todo, y sigo cantando sobre relaciones sentimentales, pero me interesan muchas otras cosas y las hago canción para compartir y expresarme con otras herramientas, en vez de las reiteradas.
Publica en su disco 'Hola, Qué Tal', canción sobre su propia experiencia atendiendo llamadas de personas necesitadas de hablar durante la pandemia.
Estuve con ello durante 60 días. De llamar a gente de todo tipo y edades me provocó hacer una canción. Lo más curioso para mí, y mira que ya ha pasado tiempo de eso, es que el reflejo de ese periodo, de esos 60 días y más de 2.000 llamadas, se resumiera de una manera tan luminosa. El drama, el dolor, las ansiedades y los miedos están muy difuminados y lo que queda es que estoy ahí para escuchar a alguien.
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¿No se le hizo duro?
Cuando acabé esos 60 días estuve enferma dos días. Como diría mi madre, no podía con mi alma. Fue muy impactante, incluso aquellas llamadas que producían alegría y no había pesar. Hablar con 40 personas al día, que expresan aquello que verdaderamente les da miedo... va quedando un poso. Hay relatos muy valientes y por otro lado había mucha desesperación. Tenía la impresión de que para muchos hablar conmigo había sido una especie de consuelo. Tengo historias para hacer 2.000 canciones.
Hay más política en atender llamadas de gente necesitada que mostrar apoyo público a un partido.
Tengo cierta tendencia a estar con el prójimo, porque tengo el propósito en mi vida de servir a la gente para algo. No es que yo sea un ser puro, tengo tropecientos defectos... bueno tantos no [risas]. Pero he aprendido de mis mayores y mi entorno a tender la mano, a ofrecer ayuda si se necesita. En mi caso lo veo como una obligación. Lo hago porque siento que lo tengo hacer.
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¿Se percibe en las letras del disco miedo a la soledad?
No, no tengo miedo a la soledad. Es más, creo que tengo desarrollada una cierta naturalidad para estar sola y que no pase nada, emplear el tiempo en conocerme más o sacarme defectos. Lo que pasa, es que sí, cuando he cubierto ese tiempo de no necesitar a nadie porque estoy leyendo y no necesito a nadie, ni siquiera alimentos, es cuando siento que tengo que salir al exterior, y ahí sí necesito a la gente
"El paso de los años pudo más que nuestro fuego", dice en otro verso. ¿El tiempo mata todo?
En el caso de esa pareja, la historia amorosa junto con Pablo Sycet, nos hemos imaginado que hubo un momento superapasionado y otro en el que se extinguió. La pasión es algo que dura un rato, lo contrario nos causaría mucho cansancio. El oficio para componer existe, pero no hablaría en términos de pasión, que está superada, queda la ilusión, que dura toda la vida y es lo que yo tengo: ilusión por lo que hago y por vivir.
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¿Se ve cada vez con menos fuerzas?
"No te ponen en las radios musicales porque el espacio está ocupado por gente más joven que tú"
No todavía. Creo que me daré cuenta, tengo cierta percepción para algunas cosas y creo que me daré cuenta si verdadamente mis rodillas o mi cuello llegan al límite, yo misma diré que no puedo más. Supongo que me daré cuenta, pero tengo la fuerza suficiente como para empezar una gira larga con los viajes que eso implica y tener casi la certeza de que cada concierto será especial.
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En el mundo del cine, una mujer que pasa de los 40 años deja de recibir ofertas de trabajo. ¿Esa invisiblidad existe en la música?
No tienes nada más que ver si hay muchas mujeres de más de 40 años. Madonna ha sido de los pocos ejemplos que ha triunfado con más de 40 años. No te ponen en las radios musicales porque el espacio está ocupado por gente más joven que tú. Hay un edadismo del que habla muy poca gente, pero todo depende de tus necesidades y propósitos. Si no hay espacio en ciertas radios porque tengas cierta edad, pues allá ellos.
¿Cómo se combate algo estructural desde su posición?
Haciendo buenas canciones y expresando el máximo de mis posibilidades en un concierto. No solo abriendo las ventanas de mi alma, sino abriéndome en canal. Esas son las herramientas que yo empleo. He pasado por muchas dificultades dentro de la profesión: que si es rockera, que si no... No creo que las circustancias que tienen que ver con la edad sean tan fuertes como para batirme.
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Resulta mucho más fácil ahora encontrar mujeres entre el panorama artístico que cuando Luz Casal empezaba. ¿Se considera pionera?
Antes no había mujeres, éramos pocas. Contabas con una mano y sobraban dedos. Fue una circustancia, pero no vivo con esa carga de ser pionera. Recuerdo que durante varias giras llevaba conmigo una bajista extraordinaria, y éramos las dos únicas mujeres de la gira. Eso era así hasta hace muy poco. Ahora hay más mujeres en la parte técnica. Yo no tengo muchas mujeres pero porque tengo prácticamente la misma banda desde hace veintantos años y no voy a cambiarle hasta que se harten de mi [Risas]. Pero ha cambiado muchísimo. En la gira que hice con Leño y Miguel Ríos estaban la coordinadora de gira, dos sobrinas de Miguel que hacian labores de gestión y yo. Y éramos tropecientos.