Luis Tosar: "Santiago Abascal es un nostálgico de la guerra"
El actor protagoniza, junto al niño Jaime López, un feliz descubrimiento, la adaptación al cine de la novela ‘Intemperie’. Dirigida por Benito Zambrano, es un retrato de la posguerra en la España rural, cuyos ecos resuenan todavía hoy.
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MADRID,
La España rural, kilómetros y kilómetros de tierra semidesértica. Apenas hay agua. Un niño (el Niño) huye desesperado de su pueblo, mientras unos hombres liderados por el Capataz le persiguen. A punto de morir, un hombre bueno, el Pastor, le encuentra y le protege. Pero la persecución continúa. Hombres armados, violentos, ‘dueños’ de las familias de esos pueblos apenas habitados. Es el retrato de la posguerra española en esa España indigente y oprimida que se muestra en Intemperie, la nueva película de Benito Zambrano, adaptación al cine de la novela de Jesús Carrasco.
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Con la participación de un niño dotadísimo para la interpretación, Jaime López, la película está protagonizada por Luis Tosar, que da vida a ese cabrero solitario, el Pastor, uno de los arquetipos construidos en la dura, pero muy hermosa novela de Carrasco. El hombre bueno, el matón a sueldo del terrateniente, sus secuaces, el niño inocente, vulnerable, los desesperados, los hambrientos…
Un western polvoriento en el sofocante y árido campo andaluz donde se cruzan todas las tragedias de la vida, se rinden cuentas al pasado y se decide el futuro. Intemperie podría ser la “prolongación de un juego de la infancia” de Luis Tosar, si no fuera porque en esta historia resuenan demasiado ecos, demasiado oscuros, de la España de hoy. En Público entrevistamos al actor gallego:
¿Quién es el Pastor?
Es un hombre bueno, en contacto con la guerra de forma activa, que estuvo en la guerra del Rif y en la Guerra Civil. Ha contemplado y practicado horrores. Es un hombre bueno que ha estado en el lado oscuro muchas veces, pero que elige la soledad como opción sana sobre el odio y el rencor.
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Hasta que se tropieza con el Niño. ¿El abuso infantil es el límite de lo soportable?
Para nuestra sociedad, el abuso infantil es un límite insoportable, sí. Con los niños siempre hay algo especialmente sensible. Y cada vez vemos más casos de abusos en primera plana, han crecido en los últimos años. Antes no se hablaba de ello, tampoco del acoso, pero hoy la tolerancia es más baja. La Iglesia se ha dedicado a mantener inamovible su estatus.
La acción de la película transcurre en los 40, la posguerra, pero todo lo que se ve no es muy distinto de lo que tenemos hoy en la España rural.
No, porque la estructura social no ha variado mucho. Hay que tener en cuenta que nosotros vivimos una monarquía y eso implica un estado mental y emocional extraño. ¿Qué somos los españoles? ¿Somos vasallos, súbditos? Yo vivo con una persona que ha nacido en una república y explicarle nuestro sistema es raro.
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¿Es como vivir en otro tiempo?
Sí, eso es. La estructura, el rey, es inamovible. Y tampoco hemos evolucionado mucho en este país, el poder sigue instalado en los mismos lugares. Deberíamos revisar estas cosas, las estructuras sociales y políticas, con profundidad.
El Capataz también es un personaje de otro tiempo que hoy, desgraciadamente, sigue entre nosotros ¿no?
Luis Callejo, que es al actor que le interpreta, dice en un momento de la película que es “un nostálgico de la guerra” y eso es una frase que escuchamos hoy demasiado a menudo. Hoy vemos a algunos que sienten como él, el más claro es Abascal, pero tengo bastantes aspirantes. Santiago Abascal es un nostálgico de la guerra. Un tipo que participa en marchas de 24 horas con la legión…
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Parece mentira…
... nada afecta demasiado al mundo globalizado en el que vivimos, con las redes sociales a veces algo sale a la luz, pero lo que ha sido secreto, seguirá siéndolo.
El Pastor, su personaje, apuesta por vivir con y en la naturaleza. ¿Para usted es una opción posible también hoy?
Para mí, la película Las aventuras de Jeremiah Johnson (Sydney Pollack, 1972) es referencial, me sentía un poco ahí. La naturaleza es una opción de vida interesante y sí, estaba dentro de las posibles opciones, es audaz eso de irse a lo salvaje, pero no es lo más corajudo a la hora de enfrentarte a lo que vives día a día.
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¿‘Intemperie’ es una película sobre el miedo y el rencor?
Creo que la enseñanza de la película es que el rencor no conduce a nada. El Pastor es un tipo que lo ha vivido todo, pero que no quiere seguir atrapado en eso. Decide irse con sus animales y vivir con el entorno, en la naturaleza, para no alimentar más odio. Y esa es la enseñanza que intentar preservar con el crío. No malgastes tu vida odiando, puedes luchar por algo de verdad.
La adaptación al cine ha convertido la novela en un western.
Tiempo atrás, en la primera versión, todo era más claramente un western, pero cuando entró Benito Zambano lo llevó hacia un terreno en el que se desenvuelve mejor. Los personajes están más humanizados y hay una dinámica más cotidiana. Al principio se hablaba menos y había más clichés de western. Era más paradójico.
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Aun así, ¿no está mal poder participar en España en un western, no?
No, claro. A veces trabajas en cosas que ya están en ti, pero las fantasías al final acaban apareciendo en muchas películas y yo las vivo. Eso es casi el motor de por qué me dedico a esto, es como una prolongación de los juegos de la infancia.
Comparte protagonismo con el niño Jaime López, ¿ha sido difícil trabajar con él?
Es de los niños más talentosos con los que he trabajado. Muy tranquilo, listo, respetuoso…
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