El libro que discute con el capitalismo
Se publica en España 'Literatura de izquierda', el polémico ensayo del escritor argentino Damián Tabarovsky que cuestiona la eficacia del mercado en la novela contemporánea
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Acaba de llegar de la ciudad de Fráncfort, donde ha estado en la Feria del libro con el resto de escritores argentinos a los que se les rendía atención. "Afortunadamente, hemos pasado desapercibidos", cuenta Damián Tabarovsky, con mucha ironía. Era la primera vez que aterrizaba como autor y no como editor y le sorprendió encontrarse más con un lugar de citas que de negocios, más champán que dólares. El escritor tenía miedo de que Argentina hiciera demasiado ruido con los planes de promoción del libro que las instituciones de su país habían planeado, basados en grandes cartelones de Che, Maradona y Evita.
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"Fráncfort fue como el premio de consolación para Argentina: perdió el Campeonato del Mundo de fútbol, además, tenía dos candidatos al Nobel, Juan Gelman para literatura y las abuelas de plaza de mayo para el de la paz, y nada... Al menos ha sido campeona del mundo de literatura contemporánea", se explica con picardía. Le impactó la eficiencia de Suhrkamp, la editorial alemana de Vargas Llosa, que "a las tres horas había puesto una foto espléndida de Vargas Llosa de tres o cuatro metros. Alfaguara no: terminó la feria y seguían sin poner nada. Pero por algo a Alemania le va como le va".
En aquellos pabellones se celebró también a bombo y platillo la presentación de la compilación de Granta sobre los mejores jóvenes escritores en español, entre los que había ocho argentinos. "Los editores se decían unos a otros: Tengo un Granta, como quien dice tengo un perro, un gato y una cuenta en el banco". Precisamente, ninguno de los seleccionados aparecía reseñado en los polémicos cinco ensayos breves reunidos bajo el título Literatura de izquierda, que se publica ahora por primera vez en España (Periférica), precedidos de los desaires argentinos por aventurarse contra grandes genios y novísimos.
En este libro hace un repaso a lo que ha sido la literatura argentina en los últimos 30 años, con críticas nada complacientes a escritores con nombres y apellidos. Pero es mucho más que eso: Tabarovsky sondea el lugar de una literatura contra las perversiones del capitalismo, el mercado y la academia: "Esa voluntad capitalista por tener un mercado funcionando y una academia investigando (...) El mercado y la academia escriben a favor de la reproducción del orden, de su supervivencia, a favor de sus convenciones, escribe en positivo (...) La literatura de izquierda sospecha de toda convención, incluidas las propias", subraya el autor argentino en su ensayo.
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Tabarovsky, acostumbrado a buscarle el lado banal a Heidegger y la alta filosofía a una canción de Camilo Sesto, aclara que el lenguaje del capitalismo es el lenguaje de la eficiencia: "Si tú pides una pizza en Nueva York y no está en tu casa en cinco minutos te devuelven el dinero, porque la pizza tiene que llegar caliente. Toda la cadena de montaje debe estar preparada para alcanzar la eficiencia. La literatura de izquierda no es eficiente. Es diletante, juega asumiendo el fracaso y la ineficiencia. La experiencia de la lectura anticapitalista es la que te ofrece la sensación de poder perder el tiempo", cuenta durante un desayuno que se alarga.
Así como la izquierda vive replanteándose constantemente qué es ser de izquierdas, "porque siempre habrá alguien más a la izquierda que tú", la derecha "nunca se cuestiona nada, no se pregunta qué es la derecha". De ahí, que la literatura de izquierda pertenezca todavía entre sus actitudes la artesanía del malestar frente al estado de las cosas.
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"La literatura es un contragolpe que pone en cuestión los grandes discursos hegemónicos del habla. Sí, es una literatura para pensar el mundo, pero sólo a través del lenguaje, no de los contenidos", explica la novela Autobiografía médica (Caballo de Troya). Dice sentirse desengañado a estas alturas de todos aquellos grandes escritores que muestran su conciencia de izquierda a favor de las grandes causas, pero que no se han atrevido a romper con una literatura "absolutamente conservadora que reproduce el habla hegemónica".
Recuerda un ejemplo perfecto de autor comprometido con las nuevas formas del lenguaje: Isaac Rosa y la novela El vano ayer (Seix Barral). "A mis amigos no les gustó nada, porque la violencia franquista que relataba era muy inocente comparada con nuestra represión". Cuenta cómo en Argentina, primero te torturaban a 220 voltios, te drogaban, durante 15 días te hacían delatar a todos tus amigos, te subían a un avión y te tiraban al río y luego te llamaban "desaparecido". Así 30.000 personas, con un mecanismo de complicidad por toda la sociedad. No vieron su talante de izquierda: "Por lo que pasará esa novela es porque cuestionó el lenguaje hegemónico".
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Tabarovsky no cuestiona el 'best seller' ni ejerce de policía moral
Al rato de conversación ha dejado claro que el problema no es el best seller, que los libros a los que hay que desenmascarar son a los que se disfrazan de alta cultura, de calidad. "Los best seller están muy definidos, son transparentes, son correctos y los valoro. No cuestionamos a Isabel Allende; cuestionamos a W. G. Sebald o a Paul Auster", y aclara que no trata de convertirse en un policía moral. "El mercado cada vez es más exclusivo y empuja a los narradores a producir para él. Pero el libro discute con el poder", sentencia.
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Nadie está libre del mercado, "ni al margen". El propio César Aira, uno de los nombres que destaca Tabarovsky en su ensayo como gran referente de la literatura de izquierda, sufrirá en los próximos meses una de las campañas de marketing más intensas que haya vivido jamás el autor de Coronel Pringles (Argentina) cuando la editorial New Directions ponga el marcha el rodillo que le convierta en el nuevo Bolaño del mercado estadounidense. Este fue uno de los logros de la literatura argentina en el último Fráncfort.
OBRA.- Ha publicado en España las novelas ‘La expectativa’ y ‘Autobiografía médica’ (en la editorial Caballo de Troya) y ahora Periférica saca su único libro de ensayos, ‘Literatura de izquierda’, recibido con polémica en Argentina en 2004.