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Just Philippot: "El hombre se dedica a crear catástrofes que luego no controla"

El cineasta francés debuta con ‘La nube’, un "thriller agrícola que deriva en cine de catástrofes" y con el que se denuncia la explotación intensiva del campo, se advierte sobre el grave desequilibrio del planeta y se revela el peligro de la desesperación. Premio Especial del Jurado y Mejor Actriz en Sitges.

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La nube. — Capricci

MADRID,

La ONU recomendó en 2013 incorporar a los insectos como alimento por sus beneficios nutricionales, económicos y de sostenibilidad medioambiental. Para producir un kilo de proteína de insecto se necesitan 40 litros de agua, mientras que para conseguir lo mismo de carne de vacuno se precisan 30.000 litros. Hoy, el 80% de nuestros recursos de agua se usan para la ganadería, que genera el 18% de los gases de efecto invernadero. El cineasta Just Philippot, atento a la actualidad y muy bien documentado sobre esta nueva forma de producción entre la agricultura y la ganadería, advierte en su película 'La nube' de los terroríficos peligros de la explotación industrial de insectos.

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Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges del pasado año y Premio a la Mejor Actriz (Sulianne Brahim), 'La nube', ópera prima del director, es cine de terror, o más bien, un "thriller agrícola" que aumenta en intensidad y "deriva en cine de catástrofes". Una mujer, viuda, madre de dos hijos, intenta sacar adelante su granja con la cría de saltamontes comestibles. Todo son dificultades, económicas, de conciliación… hasta que un día descubre un ingrediente con poderosas propiedades que hace multiplicarse más rápidamente a los insectos.

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La situación del mundo rural hoy –en Francia, cada día se suicida un agricultor-, la realidad de una mujer en un mundo de hombres, la imposible conciliación, el gravísimo deterioro medioambiental, la demencial codicia capitalista… finalmente, el desequilibrio esencial que sufre el planeta y todos los seres que habitamos en él, están en esta película, un estupendo ejemplo de cine de autor pasado por el filtro del género. 

Se habla de muchas cosas en 'La nube', pero ¿se puede decir que ésta es una película sobre el desequilibrio esencial que sufre el planeta?

Sí, eso es, y hay en este desequilibrio muchas cosas interesantes y a las que se podía dar forma de espectáculo. Esta película comienza como un thriller agrícola pero al final deriva en una película de catástrofes. Pero de cualquier forma, lo que más me interesaba de todo, y que es el tema que he ido desarrollando en todos mis trabajos, es la relación de la madre con los hijos. Esta mujer es una madre coraje que, en su esfuerzo por sobrevivir y proteger a sus hijos, se convierte en una amenaza. En el fondo es la historia de una célula familiar que vive bajo la presión del mundo exterior. 

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¿Ver esta película con los ojos de la pandemia añade terror a la historia, la hace más verosímil, la naturaleza vengándose de nosotros? 

Sí, la idea de cómo provocamos a la naturaleza y cómo ésta retorna a su sitio, cómo provocamos catástrofes que no controlamos, como Chernóbil, Fukushima… vamos de catástrofe en catástrofe. El hombre se dedica a crear catástrofes y luego a correr detrás de ellas para tener que solucionarlas. 

¿Hay también un retrato del nuevo agricultor?

Quería hablar de algo que tiene que ver con el mundo campesino de hoy, que son los nuevos emprendedores, los personajes de la madre y el viticultor en la película, que se tienen que ir adaptando. Es u nuevo rostro del mundo agrícola, como también lo son los neo-rurales, gente que vuelve al campo desde las ciudades. En este mudo de la agricultura hoy, hay muchos agricultores que se suicidan y dejan una familia detrás, pero el personaje de la madre no puede hacer eso, no puede parar, tiene que continuar, y eso, al mismo tiempo, la hace más peligrosa. Sabe que no puede ceder, sabe que si ella cae, no habrá nadie detrás que se ocupe de su familia. Eso me hacía sentir próximo al personaje de la madre, porque me hacía eco de angustias propias. Lo monstruoso está en esa doblez, aquello que hace que la madre tenga coraje es también lo que la hace más peligrosa. 

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¿Cuáles son esas angustias?

Siento mucho mucho afecto por la gente que tiene que luchar más que los demás y eso debe venir del hecho de que crecí con un hermano que tenía un 99% de incapacidad, según la seguridad social, lo que hace que haya crecido con este afecto hacia los que tienen que luchar. No puedo pensar que los más peligrosos sean los que van a luchar más. 

Sin embargo, ¿no hay algo de inevitabilidad en la historia sobre el peligro que encierra la desesperación?

La inevitabilidad está, sí. El primer paso hacia la catástrofe es el primer comprador que llega y dice: "Lo que vendes es demasiado caro". El problema no es la calidad del producto, sino que es demasiado caro. Esa es una norma hoy de la que todos somos responsables. Y esa norma aplicada a todo acaba provocando la catástrofe. Siento cierta ansiedad, me angustia el futuro, pero creo que si cambiamos esa normal, sería posible el cambio. Aunque no soy optimista sobre que esto sea posible. 

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Pero el final de 'La nube' no es demoledor… hay un rayo de luz.

Creo que hace unos años podíamos tener finales optimistas con personajes que sabían que se habían salvado, pero se decían a sí mismos que no volverían a hacer lo mismo. Pero cuando ves el mundo en el que vivimos hoy, eso ya no es posible. El mañana no se detendrá. Por otro lado, si tengo hijos es para creer un poco en ellos. De alguna manera, quería que esta película fuera una observación, una metáfora de nuestro tiempo. Lo que hace tan interesante a esta mujer es todo lo hace por sus hijos y eso es lo que destruye la Tierra. 

Recientemente, se han estrenado varias películas francesas ambientadas en el mundo rural, que está viviendo una tragedia nacional. ¿Qué está pasando en el campo francés?

En Francia se está desarrollando la agricultura intensiva, lo que exige producir mucho. Al hacer esto, al campesino se le ha ido desconectando de la tierra. El trabajo del campesino pasa por un trabajo mecanizado, trabajan con máquinas y pesticidas y más allá de un trabajo de producción es un trabajo de inversión, inversión en estas máquinas y en los pesticidas. Vamos hacia una mayor producción, pero al mismo tiempo los precios tienen que ser cada vez más bajos. Hoy los hombres y las mujeres, sobre todo los hombres, que son capaces de producir cada vez más, en enormes cantidades, al mismo tiempo no pueden sobrevivir, estan endeudados, no pueden pagar la comida, el colegio de sus hijos… Es gente que trabaja siete días a la semana y no es que no se puedan ir de vacaciones, es que ni siquiera pueden llegar a final de mes. Hay una desproporción entre la fragilidad del núcleo familiar y la enorme capacidad de producción. 

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¿La mirada al problema desde el cine puede hacer algo?

En mi caso, yo quiero dar voz a una soledad, a un tabú, a un fracaso de los agricultores, a algo que siendo como es no puede durar. Porque nosotros somos responsables, nos gusta ir al supermercado y comprar los tomates más baratos, la fruta más barata, y somos responsables de su soledad. 

Se especula mucho con las referencias para esta película, desde 'Los pájaros', pasando por 'Take Shelter'… ¿cuáles han sido?

Ha habido pocas referencias directas, pero mucha documentación. Una especie de síntesis entre varias películas, y al mismo tiempo 'Alien', 'La Mosca', 'Distrito 9'… película de género de los años ochenta… pero ni siquiera revisé 'Los pájaros'.

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