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John Connolly desata su lado sobrenatural

El escritor habla de la eterna lucha entre el bien y el mal, hoy en BCNegra

LÍDIA PENELO

Comprador compulsivo de música, al escritor John Connolly (Dublín, 1968), le gusta preparar la banda sonora de sus novelas. La ha bautizado Into the dark, y ya va por el segundo volumen. Invitado para hablar de la eterna lucha entre el bien y el mal en el BCNegra, el encuentro internacional entre los escritores que cultivan el género policíaco, Connolly aprovecha la visita para presentar Los Amantes (Tusquets, en castellano; Bromera, en catalán), su última novela.

Se trata de la octava entrega de la serie protagonizada por el detective Charlie Parker. Aquí, el alter ego del autor se enfrenta a su pasado y en opinión del autor, este libro abre un ciclo en el que los elementos sobrenaturales serán más explícitos. Entiende que hay una antipatía desde la novela negra hacia lo sobrenatural y que por eso optó por potenciarlo. 'La novela negra siempre ha estado interesada en separar ley y justicia, pero no le gusta la idea de obtenerlas en el más allá. Al principio las novelas de misterio eran interpretaciones de la Biblia'.

En la tradición gótica, Connolly encuentra la clave de una ecuación a la que altera valores. 'La novela británica no cuaja con los elementos sobrenaturales, pero curiosamente existe una vena gótica relacionada con el concepto de que los pecados de una generación, aparecen en la siguiente. Lo sobrenatural no es ajeno a lo gótico y lo gótico no es ajeno a la novela negra'.

Este escritor no se imagina sus novelas sin la presencia de Parker: 'Hay mucho de él en mi y viceversa. Se ha convertido en una especie de lente a través de la cual observo el mundo. A fin de cuentas, creo que él está del lado del bien. Además nunca ha dicho nada que yo no creyera, escucha mis canciones, y come mis platos favoritos'.

Vestido con botas para bailar country, vaqueros oscuros, americana de terciopelo negro y camisa blanca, lo que más le preocupa es cómo hacer envejecer a Parker. 'Uno de los problemas de las series es como mantenerlas frescas. Si haces que el personaje siempre tenga 40 años, los libros repiten las mismas características. Mientras que si permites que envejezca, el carácter de los libros cambia', explicó con la energía jovial de un veinteañero. Para él, cada libro que escribe es una reacción al anterior.

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