Javier Gutiérrez: "La serie 'Reyes de la noche' no habla sólo de la rivalidad de dos 'popes' del periodismo deportivo"
Movistar+ estrena este viernes los dos primeros capítulos de esta serie ambientada en el mundo de la radio deportiva inspirada en una rivalidad histórica con Javier Gutiérrez y Miki Esparbé a la cabeza.
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madrid,
El guion de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor (quien también dirige junto a Carlos Therón) y las interpretaciones de Javier Gutiérrez y Miki Esparbé hacen que Reyes de la noche no sea solo una historia inspirada en la rivalidad en los 80/90 entre José María García y José Ramón de la Morena. Rápido se convierte en la serie de Paco El Cóndor y Jota Montes.
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Una comedia de seis episodios de una media hora de duración con un ritmo vertiginoso, diversión que no decae, consciente de dónde comienza y a dónde va y tan apta para versados en la materia como para noveles. Da igual si no se sabe nada de deportes, de radio, de periodismo o de ninguna de las tres cosas. Es accesible para todo tipo de público y eso la hace aún más divertida.
Como explica Javier Gutiérrez, "no solo habla de la rivalidad radiofónica de dos auténticos popes del periodismo deportivo con un poder enorme". Ese es el "telón de fondo", porque, además de eso, "se habla de una España con olor a torrezno y bocadillo de calamares que miraba a una ventana enorme al exterior, donde estábamos a punto de inaugurar unos Juegos Olímpicos que daban paso a un país más moderno, a una modernidad que hasta ahora o hasta ese momento ni se olía. Salíamos de una época muy oscura y era una España que empezaba a dar sus primeros pasos hacia la modernidad". El deporte, la rivalidad radiofónica, los egos, las traiciones y el cómo conquistar el éxito en antena se ambientan en "una época y una España que no volverá y que en muchos aspectos es muy apetecible a la hora de retratar en una serie o una película".
Eso último es lo que debieron pensar los creadores de Reyes de la noche, dos guionistas con una premisa rondándoles la cabeza desde hace tiempo hasta que encontraron la manera de darle forma y abordarla. Adolfo Valor explica que aunque no sean muy futboleros sí que vivieron en su adolescencia rodeados del fútbol a través de la radio. "Era imposible no estar escuchando la radio deportiva de alguna forma. En casa, tu padre, tu amigo… Todo el mundo. Yo, que estudié Comunicación Audiovisual, compartía facultad con amigos que querían ser periodistas y ellos no querían ser Iñaki Gabilondo, querían ser José Ramón de la Morena. Era un universo muy reconocible y muy atractivo para contar una historia", recuerda. Les atraía la idea de ambientarlo en esa época de rivalidad "porque no hay nada tan legendario. No se ha vuelto a dar, creo, una guerra así ni en la televisión ni en el cine ni en nada. No ha vuelto a haber ese star system con esos egos y esas luchas".
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Con la historia y la época definidas, había que decidir el tono. Reyes de la noche es una comedia (con su pizca de drama), pero no una parodia. Y eso es algo que siempre tuvieron claro y que se nota desde el primer minuto. "No hemos tratado en ningún momento de imitar, ni de caricaturizar, ni de retratar o hacer un biopic. Hemos tratado, sirviéndonos de esos personajes y de ese contexto, de contar la historia de una rivalidad radiofónica y de cómo se vivían en aquella época, a través de los deportes, los diferentes aspectos en este país", comenta Javier Gutiérrez.
Apunta, además, que el resultado no es solo mérito del trabajo de los actores: "Hay un trabajo muy fino y muy inteligente en la escritura de los guiones y en la producción. Creo que es una producción muy elegante visualmente, la ambientación hace que te retrotraiga a ese universo o a esa España ochentera".
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Todo esto que dice se aprecia viendo esta producción de Movistar+ en colaboración con Zeta Studios que se estrena este viernes y que completa su reparto con nombres como Itsaso Arana, Alberto San Juan, Chiqui Fernández, Sonia Almarcha, Cristóbal Suárez y Celia de Molina, entre otros muchos.
Desde el punto de vista de quienes concibieron y dieron forma a la serie, Cristóbal Garrido reconoce que caer en lo paródico era uno de sus principales miedos, sobre todo con un "referente" tan claro como José María García. Sin embargo, cuando Gutiérrez les preguntó si tenía que imitar a alguien, su respuesta fue que"no, no queremos hacer una parodia. Tiene que oler a eso y que la gente cuando lo vea diga: 'Ah, esto es superreconocible, un señor parecido a este existió en aquel momento'. Pero, a partir de ahí, nosotros creemos que a partir del minuto cinco cuando ya has visto cómo se mueve, su familia y tal, te olvidas del referente real, ya es El Cóndor. Es otro personaje. Que sí, que nos podemos inspirar en él, pero que no tiene que ver ni su historia, ni lo que hace, ni cómo lo hace… Nosotros no tenemos ni idea de cómo era la vida privada de García y nos da exactamente igual, porque no queríamos reflejarlo. Queríamos que esa historia estuviese al servicio de nuestra ficción, inventarnos personajes potentes y que funcionaran más allá de los personajes reales".
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Un ritmo frenético, ágil, radiofónico
Reyes de la noche funciona por muchas razones (guion, actores, producción, dirección, historia, tono…) y una de ellas es el ritmo. Es frenético, ágil y muy radiofónico en el sentido de que no hay respiro. No dejan de pasar cosas y eso, sumado a que son capítulos cortos y cada vez van a más, invita a verlos uno detrás de otro sin descanso. Como comenta Valor, "no se concibe un capítulo de transición en esta serie. No se concibe un capítulo de reflexiones, no. Vamos a muerte con los personajes y con la guerra. Cada capítulo eleva la apuesta un paso más".
En cuanto al ritmo, Garrido reconoce estar "completamente buscado". Su intención era dotar de esa tensión que imaginan "se vive en cualquier medio antes de lanzar una noticia o algo que tú crees que es muy importante". Querían darle ese "nervio" y que en la serie "todo fuera muy grave porque ellos lo vivían como algo muy grave. Creo que lo gracioso de todo esto es que para la gente de fuera una entrevista con Michel es 'pues un entrevista a Michel, a mí qué más me da'. Pero ellos lo vivían como si fuera descubrir el Watergate". A esa intención de darle tensión a los guiones se suma el hecho de que tanto él como Valor han "escrito mucho prime time de 80 minutos y teníamos mucha costumbre de cargar bien los episodios para que pasen muchas cosas todo el rato".
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A la hora de trasladarlo al rodaje supuso añadidos como los que cuenta Miki Esparbé: "Adolfo y Cristóbal tenían muy claro que querían que el universo radio tuviese también valor en pantalla. Es decir, ellos decían: 'Nos encantaría que cuando estáis en la cabina o en el estudio la gente pueda cerrar los ojos y escuchar como si estuviese escuchando un programa real'. Nosotros teníamos referencia real de los micros en los cascos. Este efecto de ponerte los cascos, hablar por un micro de radio y oír tu propia voz como en otro lugar era imprescindible para poder comunicar desde ahí. Creo que es un valor añadido de la serie. Sobre todo por el frenetismo previo, las horas de redacción, el generar contenidos para que luego se pare un poco el tiempo cuando estás en el estudio. Eso para mí es un acierto total".
Para su compañero de rodaje (aunque en realidad coincidieron poco físicamente) y rival en las ondas de la noche, la televisión ha cambiado mucho en los últimos años y "ver una comedia de 70 u 80 minutos con bloques de publicidad se ha quedado muy obsoleto". "Creo que esta idea de hacer comedias en 30 o 40 minutos invita también a que los espectadores se zampen una temporada como Reyes de la noche de una sentada. Ha cambiado tan radicalmente el mundo de cómo se hace la televisión y cómo se consume que a día de hoy sería impensable hacer una comedia que dure más de 30/40 minutos. Eso le viene muy bien a lo que cuenta Reyes de la noche y cómo lo cuenta. Ese ritmo vertiginoso y frenético y, como dices tú, muy de la radio", analiza Javier Gutiérrez.
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Dentro de esa velocidad sorprende gratamente el arco del personaje de Jota Montes. Va del punto A al punto B en solo tres horas y con una coherencia que otras series necesitan varias temporadas para alcanzar. Para Gutiérrez eso se debe al "retrato que se hace desde el guion y a que la interpretación de Miki es tan inteligente que en tan poco tiempo hacen que te creas absolutamente ese cambio de la claridad más radiante a la oscuridad o a intuir esa oscuridad que se dibuja en un personaje como el de Paco El Cóndor". Esparbé, quién da vida a ese discípulo que traiciona a su mentor, dice de él que "puede pretender ser bueno al principio", pero que lo que más le llamó la atención del proyecto fue la "posibilidad de poder contar un personaje con arco tan precioso y tan maravilloso".
Visión del periodismo y la polarización actual
El planteamiento, desarrollo y final de Reyes de la noche invita a hacer cierta reflexión sobre los límites del periodismo, qué es ético y qué no lo es y si todo vale para ganar audiencia. Algo que puede aplicarse a esta profesión, pero que sería extrapolable a otras muchas.
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Para El Cóndor el fin justifica los medios. Apunta quien lo interpreta que echa en falta "esa autenticidad que había antes en el mundo del periodismo" y que ahora parece haberse perdido. "Los periodistas no iban con un bozal, en la mayoría de los casos, y no estaban tan ligados a la autocensura por culpa de las redes sociales. A día de hoy, por cualquier cosa que digas, se te puede lapidar a través de las redes sociales y eso puede generar mucho ruido. Creo que los periodistas o cualquier personaje público somos muy consciente de eso, de lo que decimos, cómo lo decimos y dónde lo decimos. Eso no existía antes. Los periodistas, como te decía antes, hablaban a calzón quitado y eso generaba lo que generaba, que era auténticos tomahawk con cada noticia que se daba. Una exclusiva era un auténtico bombazo".
Preguntado si se puede extrapolar parte de lo que cuenta la serie a la actualidad responde que sí, porque en "aquella lucha incluso se tocaba la vida privada de muchos de los personajes" y "eso no ha cambiado mucho. Hay mucho de indagar, de bucear en la vida privada de la gente. Pero eso es inherente a los españoles. Somos muy cotillas y nos gusta mucho saber de la vida ajena. Este patio no deja de ser un patio de vecinas y la radio que se hacía entonces tiene mucho que ver con la televisión que se hace hoy en día. Creo que en ese sentido, lo peor de la radio y lo peor de la televisión siguen conviviendo de aquella época en esta, pero había mucho de bueno en aquella radio. Había una pureza y una autenticidad, y una lucha quizá mal entendida por conseguir más oyentes. Pero era un periodismo en lo que se refiere al mundo del deporte que no va a volver, obviamente. Porque sería impensable hablar en esos términos y llegar hasta donde llegaban ellos, pero también había buenas dosis de buen periodismo, periodismo de investigación y de cómo enamorar, cómo seducir al oyente, que yo en algún momento sí echo en falta".
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Para Adolfo Valor, creador y director de Reyes de la noche, esa reflexión sobre el periodismo que puede quedar como poso tras ver la temporada completa es "un poco triste, pero es uno de los debates de la serie a los que se enfrentan los protagonistas. Para ser el número uno, ¿hay que ser cabrón o se puede ser una persona íntegra? No queríamos hacer una reflexión sobre el mundo del periodismo, queríamos contar la historia muy bien y ser muy respetuosos, muy leales con la profesión y con el oficio, que creemos que es muy bonito y muy apasionante. La reflexión, que sea a posteriori".
La segunda temporada no ha sido confirmada aún oficialmente por Movistar+, pero en la rueda de prensa de presentación de la serie se dio a entender que están en ello y que es más que posible. Quizá para la siguiente sí que haya cameos. En esta no se han incluido, que nadie los espere. Hubo, según Cristóbal Garrido, un periodista deportivo muy conocido que lo pidió, pero de entrada lo que ellos querían era presentar "universo con entidad propia". Quizá en la próxima.