"La izquierda se ha autodestruido aceptando las intervenciones humanitarias"
Jean Bricmont recoge en su libro 'Imposturas intelectuales' que la izquierda debería exigir un estricto respeto del derecho internacional por parte de los gobiernos occidentales
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MOSCÚ.- Jean Bricmont (Uccle, 1952), profesor de Física en la Universidad Católica de Lovaina, es conocido por el público español por Imposturas intelectuales (Paidós), una demoledora crítica del posmodernismo coescrita con Alan Sokal, y por Imperialismo humanitario. El uso de los Derechos Humanos para vender la guerra (El Viejo Topo), de cuya edición española se cumplen en este 2015 diez años. Con motivo de este aniversario, Público entrevistó a Bricmont para hablar de las principales ideas del libro, con el conflicto de Siria como telón de fondo.
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Han pasado 10 años desde la publicación en español de Imperialismo humanitario. ¿Qué le llevó a escribir entonces este libro?
Comenzó como una reacción a la actitud de la izquierda durante la guerra de Kosovo, en 1999, que fue en gran medida aceptada con argumentos humanitarios, y también a la más bien débil oposición del movimiento pacifista antes de la invasión de 2003 en Irak.
¿Qué cree que ha cambiado en estos últimos 10 años?
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Los imperialistas humanitarios siguen ocupados empujándonos hacia nuevas guerras
Han cambiado muchas cosas, aunque me temo que no debido a mi libro. Se trata, más bien, de una realidad que se ha revelado por sí misma, primero, con el caos en Irak, luego en Libia y ahora en Siria y en Ucrania, conduciendo a la crisis de los refugiados y a un estado próximo a la guerra con Rusia, que no sería un simple desfile militar.
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El papel de los intelectuales a la hora de legitimar las intervenciones e injerencias occidentales es duramente criticado en el libro, así como sus acciones simbólicas, como la firma de cartas públicas y manifiestos, ¿por qué?
El problema con los intelectuales es que les encanta pretender que son críticos del poder cuando en realidad lo legitiman. Por ejemplo, lamentarán que nuestros gobiernos occidentales no hacen lo suficiente para promover nuestros valores (a través de intervenciones y subversiones), lo que, por descontado, refuerza el concepto de que “los nuestros” o “nuestros gobiernos” hacen eso de buena voluntad, algo de lo que conviene dudar, como trato de explicar en mi libro.
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Otra de las preocupaciones del libro es la degradación del discurso público. ¿Cree que la situación empeorado? ¿Cómo valora el impacto de las redes sociales?
El discurso público ha ido de mal a peor, al menos en Francia. Este hecho está relacionado con la censura constante, ya sea a través de demandas legales o campañas de demonización, o del discurso políticamente incorrecto, en el que se incluye a quienquiera que cuestione el discurso dominante sobre los crímenes de nuestros enemigos y las justificaciones para las guerras.
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Algunos comentaristas señalan que Rusia está utilizando actualmente su propia versión de la “ideología de los derechos humanos” para justificar su intervención en Crimea o su campaña de bombardeos en Siria contra el Estado Islámico. ¿Le parece justa esta comparación?
¿Quién empezó a desmantelar el orden internacional basado en la Carta de la ONU y la premisa de igual soberanía de todas las naciones? La respuesta, obviamente, es los EEUU y sus aliados
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No creo que Rusia ni siquiera alegue intervenir por motivos humanitarios. En el caso de Crimea, se basa en el derecho a la propia autodeterminación de un pueblo que es básicamente ruso, que fue vinculado a Ucrania de manera arbitraria en 1954 (en una época en la que no importaba demasiado, porque Ucrania era parte de la Unión Soviética) y que tenía todas las razones del mundo para temer un gobierno fanáticamente antirruso en Kiev.
No abandonemos Siria. Algunos políticos europeos exigen una intervención militar en Siria y Libia para restaurar el orden y detener el flujo de refugiados hacia la Unión Europea. ¿Qué opina de esta crisis y de las soluciones planteadas por la UE?
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Nadie probablemente esperaba la crisis de los refugiados, pero ocurrió en un momento en el que los ciudadanos europeos son crecientemente hostiles a la inmigración y a la construcción europea.
Los políticos no saben resolver el problema que ellos mismos han creado. Sobre el conflicto, diré que exigiendo la dimisión de Assad como condición previa a resolver la crisis siria y apoyando a los llamados rebeldes moderados (la etiqueta moderado significa aquí, en la práctica, que son los que han sido escogidos por nosotros), previene cualquier solución en Siria. Es más, una solución política debería estar basada en la diplomacia y esto último presupone una evaluación realista de las fuerzas.
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¿Por qué cree que los verdes y la nueva izquierda defienden las intervenciones humanitarias?
la nueva izquierda está enteramente dominada por intelectuales pequeño-burgueses
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En última instancia uno debe llevar a cabo un análisis de clase de la “nueva izquierda”. Mientras que la “vieja izquierda” se basaba en la clase obrera y sus dirigentes procedían de esa clase social, la nueva izquierda está enteramente dominada por intelectuales pequeño-burgueses.
En la conclusión del libro recomienda una suerte de pedagogía para el público occidental, con el fin de que éste acepte el fin de la hegemonía occidental y la emergencia de un nuevo orden en las relaciones internacionales. ¿Cómo se puede contribuir a ello?
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La izquierda debería exigir un estricto respeto del derecho internacional por parte de los gobiernos occidentales
Como dije antes, es la realidad la que está forzando a la audiencia occidental a cambiar. Siempre fue un disparate pensar que se podían promover los derechos humanos con un sinfín de guerras, pero ahora vemos las consecuencias de ese disparate ante nuestros propios ojos.
Me gustaría preguntarle sobre Imposturas intelectuales, el otro libro que le hizo conocido para el público no especializado. Este libro, coescrito con Alan Sokal, es una crítica al posmodernismo. ¿Sigue existiendo esa influencia del posmodernismo entre los académicos y en la opinión pública?
Me resulta difícil responderle a esta pregunta, porque precisaría un estudio sociológico para el que no cuento con los medios necesarios. Pero debería decir que el posmodernismo, como el giro hacia las intervenciones humanitarias, es otra vía por la que la izquierda se ha autodestruido, aunque este aspecto ha tenido consecuencias menos dramáticas que las guerras y el daño se limitó a una “élite” de los círculos intelectuales.