El Incendio 'El incendio', un thriller bien planteado y resuelto con mucho más que David Tennant a su favor
Filmin estrena hoy martes esta miniserie británica de cuatro capítulos con David Tennant a la cabeza.
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MADRID,
El de Daisy Coulam (Grantchester) es el nombre detrás de El incendio, miniserie de solo cuatro capítulos planteada como thriller con drama familiar incorporado que invita a un autentico viaje de emociones, teorías y búsqueda más allá de la investigación policial orientada a encontrar al culpable. Ahondar en las razones por las que se comete un crimen llevó a Coulam a sentarse a escribir esta ficción emitida en Reino Unido en enero y traída a España ahora por Filmin.
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La creadora y guionista de El incendio ha explicado que uno de los "problemas" que ve en las series de esta temática "es que siempre se enfocan en la figura del asesino". Así que ella decidió darle una vuelta al género y, con esa habilidad especial que tienen los británicos a la hora de filmar thrillers sobresalientes -en Filmin se puede ver también esa joya que es Informer-, "analizar por qué ocurren estos sucesos y retratar a la víctima como la persona real que es".
El punto de partida de este ejercicio de escritura es el que da título a esta serie: un incendio. Concretamente, el de la vivienda en la que residen los Kendrick en la localidad ficticia de Kirkdarroch, en Escocia. Tom (David Tennant) es el médico del pueblo. Un tipo pulcro, con buena prensa entre sus vecinos y fama de buen esposo, padre y amigo. Ella es Kate (Anna Madeley), profesora de la escuela y víctima de una depresión postparto casi superada. Juntos tienen tres niñas pequeñas. La menor de ellas, con parálisis cerebral. Son el vivo retrato de una familia modélica y bien avenida. Como una postal de Instagram en la que todo luce bonito y feliz.
Sin embargo, el fuego hace que se caiga la fachada de su vida de ensueño dejando al descubierto las cenizas de una historia mucho más compleja de lo que se ha visto durante años de puertas para fuera. En el incendio mueren madre e hijas. El único que sobrevive es Tom y pronto se descubre que no fueron las llamas o el humo lo que las mató. La pregunta que se plantean los vecinos, que juegan a ser agentes de policía en cenas y reuniones sociales, es si fue un extraño quién lo provocó, si fue Tom o, como algunos indicios apuntan, la culpable es en realidad Kate y su marido es solo una víctima más de un plan que falló en parte.
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La historia es complicada y con muchas más ramificaciones de las que se pueden ver de entrada
En el planteamiento de estas hipótesis resulta más que loable la forma en la que el guion logra presentar una misma historia desde todos esos ángulos y perspectivas sin necesidad de recurrir a artificios narrativos rebuscados. Lo hace de manera sencilla, sin complicarse demasiado. Al fin y al cabo, la historia ya es complicada de por sí y con muchas más ramificaciones de las que se pueden ver de entrada. Lo que en el primer episodio se da por sentado, deja pronto de parecer tan obvio para volver a dar un giro y así sucesivamente. A medida que se suceden las pistas, versiones y detalles, el relato de lo que sucedió va cambiando.
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En cuanto al ambiente que se crea, este bebe mucho de esa vida pública y privada que se desarrolla en los pueblos pequeños -quienes han crecido y/o vivido en uno saben de qué se trata-. Esa sensación de ser parte de un Gran Hermano continuo, de ser 'el hijo de', 'la mujer de', 'el cuñado de'… consecuencia directa de que todo el mundo se conozca o crea conocerse. En un entorno así, si se hace o se es protagonista de algo fuera de lo rutinario se corre el riesgo de convertirse en la comidilla de los corrillos vecinales. Y si lo sucedido es un crimen, este acaba siendo inevitablemente caldo de cultivo para algo mucho más peligroso: el juicio público en busca de alguien a quien señalar y culpar.
En todas las opciones que baraja su creadora lo que ella plantea es no solo dar con el autor o autores, sino descubrir también cómo eran las víctimas y cuál fue el camino hasta su final trágico. ¿Por qué mataría un padre a toda su familia? ¿Por qué lo haría una madre? ¿Y un extraño? Eso, entender la tragedia en su sentido más amplio, mueve a los otros dos grandes protagonistas: el matrimonio formado por Jess (Cush Jumbo) y Steve (Matthew McNulty). Maestra y agente de policía, respectivamente, son amigos íntimos de Tom y Kate. Su drama/dilema radica en cómo paliar el dolor de ese padre y esposo que ha perdido a su mujer e hijas, pero también en cómo lidiar con lo que el curso de la investigación va sacando a la luz al mismo tiempo que deben enfrentarse a su propia realidad familiar.
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El éxito de El incendio reside en sus personajes, los cuatro principales en torno a los cuales circula el misterio del thriller, y la capacidad de los actores que les dan vida para hacerlos creíbles, humanos y cercanos. Impecables todos ellos en cada momento de tensión, dolor, rabia y felicidad. En cuanto al desarrollo de la trama, jugar con los tiempos apoyándose en el flashback como recurso para facilitar al espectador las piezas a encajar al mismo tiempo que las reciben la mayoría de personajes funciona como un reloj suizo.
Porque cada uno de ellos tiene su parte de implicación en el desenlace que es el incendio. Tom sabe lo que realmente ocurrió, pero tanto Steve como Jess guardan para sí información relevante y cargan, cada uno a su manera, con el peso de saber que, quizás y solo quizás, podrían haber hecho algo por evitarlo. No son los únicos.
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Tennant, actor versátil que lo mismo interpreta a un agente en Broadchurch, a un demonio en Good Omens o al mismísimo Doctor Who, fue el primer nombre que se sumó al reparto de El incendio, como destacan desde Filmin. Leído el guion, decidió sumarse al proyecto no solo como protagonista, sino también como productor. Y no es algo que haga habitualmente. De hecho, esta es su primera vez. La segunda, y última hasta la fecha, lleva por título Des, miniserie sobre el asesino en serie escocés Dennis Nilsen para ITV aún sin estrenar.