La huelga invisible del Museo Picasso
La asamblea de trabajadores lleva a juicio Magma, la empresa subcontratada que gestiona el personal del equipamiento, a la que acusan de reemplazar a los huelguistas durante las protestas de 2018 para que el paro no se notara
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BARCELONA,
Rebrota el conflicto de los trabajadores del Museo Picasso de Barcelona, que ya por sí era bastante largo. Después de 45 jornadas de huelga laboral durante 2018 -una de las más largas de todo el año pasado-, el conflicto laboral entre trabajadores y Magma Cultura -la empresa subcontratada que gestiona el personal del museo- está en punto muerto. Los trabajadores intentan sacar la cabeza y forzar a la empresa a negociar, pero esta intenta minimizar los hechos y dejar que pase el tiempo.
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En medio de este pulso, la plantilla -o la mayor parte de ella- decide esta semana si retoma el camino de las huelgas. Si anuncian una nueva convocatoria, serviría de altavoz del juicio que enfrentará ambas partes el próximo 28 de febrero, en el juzgado social número 15 de Barcelona. El motivo de la denuncia interpuesta por los trabajadores -mediante el sindicato SUT- es la supuesta sustitución de huelguistas cometida por la empresa Magma durante las jornadas de protesta del año pasado.
Un informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Catalunya, fechado en diciembre de 2018, así lo constata y ya ha abierto un acta de infracción administrativa por "vulneración del derecho a huelga mediante la sustitución de huelguistas por otros trabajadores internos y externos". Aún más, tacha los hechos de "esquirolaje interno" que vulnera el derecho fundamental a la huelga, ya que suaviza el poder de presión de la medida de conflicto que justamente es una huelga. Unos informes que los trabajadores aseguran que presentarán pertinentemente durante el juicio.
Un portavoz de la asamblea de trabajadoras del Museo Picasso, que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias, explica a Público el quid de la cuestión: "Cuando un trabajador hace huelga, la empresa no lo puede sustituir por otra persona (a no ser que haya servicios mínimos, evidentemente). Y es que el huelguista tiene derecho a que su puesto de trabajo quede vacío".
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Por lo tanto, los días huelga en el Museo Picasso se deberían haber evidenciado con mucha intensidad, ya que según datos sindicales, en torno al 90-95% de la plantilla secundaba el paro. Sin embargo, la imagen pública no era la misma. Según explica este portavoz de los trabajadores, la empresa habría utilizado dos maniobras: "Por un lado, movieron personal de otros centros de trabajo. Y por el otro, contrataron a más personal de seguridad, para hacer las mismas tareas de sala que hacemos nosotros, pero como son otra categoría que no estaba en huelga, pues era la forma de esquivar la normativa".
"¿Lo peor? Que es una huelga invisible"
De ahí que, según los trabajadores del Museo Picasso, lo más frustrante no sea estar tanto tiempo de huelga (¡hasta 45 jornadas!), «sino ver que hacer huelga no tiene ninguna consecuencia: otras personas hacen nuestro trabajo, los turistas no lo notan y la empresa continúa facturando; es como si no pasara nada, es una huelga invisible", explica el portavoz.
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Los tribunales no son nuevos para ninguna de las dos partes. Ya pasaron por el juzgado a principios del verano pasado, cuando las trabajadoras denunciaron a Magma Cultura por haber decretado servicios mínimos durante los días de huelga, alegando que las pinturas de Picasso son bienes de mucho valor. Sin embargo, el Juzgado Social nº1 de Barcelona anuló estos "servicios de mantenimiento y seguridad".
Posteriormente, el Juzgado nª15 decretó las medidas cautelares que la empresa tenía que cumplir con relación a la huelga, dejando clara la imposibilidad de aumentar el personal de seguridad o de emplear personal contratado posteriormente a la huelga para suplir las bajas de la jornada. También se había previsto el juicio para el 26 de junio, pero finalmente quedó aplazado hasta el próximo 28 de febrero de este año. Magma Cultura ha declinado responder en este momento a la petición de información de Público.
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Ayuntamiento: el conflicto es de la empresa
Otra parte implicada es la Administración Pública, concretamente el ICUB (Instituto de Cultura de Barcelona), que cuelga del Ayuntamiento y a cuyo patronato pertenecen importantes museos públicos de Barcelona como el Picasso. El ICUB externaliza el servicio de las tareas de información, control de salas y venta de tickets en los museos de la ciudad y lo hace a empresas como Ciut'art, Expertus y Magma. Esta última es la responsable del Museo Picasso, la joya de la corona de los museos barceloneses por el nivel de beneficios económicos que genera. Durante el año pasado, el equipamiento recibió 978.483 visitantes, lo que supone un 6,5% menos que en 2017, cuando casi alcanzó los 1.050.000.
Desde el ICUB, sin embargo, aseguran que no tienen responsabilidad directa con este conflicto, ya que el servicio está licitado y los trabajadores no son empleados públicos, sino personal contratado por una empresa privada. En todo caso, remarcan que el mejor papel que podía jugar la Administración Pública no es tanto en el presente conflicto (con un contrato ya en marcha), sino de cara al futuro: redactar pliegos de condiciones más exigentes para los futuros concursos. Por ello se remiten al acuerdo firmado en mayo de 2018, con patronal y sindicatos, por el que se acuerda que los nuevos contratos para la prestación de servicios de atención al público en los museos municipales deben tener como referencia el convenio colectivo del ocio educativo y sociocultural. Una licitación que, por cierto, está suspendida a raíz de la interposición de un recurso especial interpuesto por el propio sindicato SUT y pendiente de resolver por el Tribunal Catalán de Contratos del Sector Público.
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Las mismas fuentes del ICUB también se muestran cautelosas sobre el juicio de febrero: "Se trata de una demanda por conculcación de los derechos fundamentales. Están demandados la empresa MagmaCultura y también la Fundación Picasso. Habrá que ver qué resuelve el Juzgado. En cualquier caso, desde la Fundación Picasso en ningún momento hubo voluntad de sustitución de huelguistas, ni de vulnerar el derecho de los trabajadores en huelga, ni se dio ninguna instrucción a la empresa en este sentido. Se intentó dar cumplimiento al servicio público y en este sentido, fundamentalmente, garantizar la seguridad de las personas y del patrimonio del museo".