El hombre al que le perseguían canciones
Fernando Alfaro, precursor del indie español, resucita con La vida es extraña y rara' invocando al fantasma de Buñuel
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La portada de La vida es extraña y rara, el nuevo y esperado disco de Fernando Alfaro, muestra a un hombre a punto de estamparse contra el suelo. Sin embargo, al abrir el disco compacto, la imagen se despliega descubriendo que, en realidad, el personaje está siendo absorbido hacia el cielo por una especie de tornado. La metáfora es insuperable para ilustrar la carrera de Alfaro: una sucesión de caídas hacia el abismo de las que salía propulsado como un cohete cuando se encontraba a dos palmos del suelo.
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Las fuerzas de propulsión que han tirado de él están claras: la música y el amor. Con Fernando Alfaro no puedes hablar de canciones sin que su vida se meta por medio. Por ejemplo, el disco se abre con un diálogo de El ángel exterminador: "¿Cuánto tiempo llevamos aquí? No sé, he perdido la cuenta" . ¿Sirve de referencia a su carrera musical? "A mi carrera musical y a mi vida también responde directamente, tengo la sensación de que el tiempo no pasa igual en distintas épocas de tu vida. Durante años fui obsesivo con la música, tenía la sensación de que todo lo que hacía era un medio para llegar a un fin. Tardé tiempo en darme cuenta de que no había meta, que caminar era la meta".
Como les pasa a tantos otros artistas que ponen su vida, o su verdad, en su música, Alfaro ha creado un vínculo con sus seguidores que va más allá de las canciones. En su caso, la clave de esa conexión está en su propia fragilidad, en su capacidad para exponer con claridad trances vitales donde el suelo bajo sus pies se tambaleaba (cuando no directamente se hundía). Y hacerlo, además, con una mezcla de ternura y rabia que es uno de los signos distintivos de su música.
Por todo esto, y viendo que su nuevo disco es de lo más luminoso que ofrece su amplia discografía, es legítimo preguntarle: ¿Te sientes feliz?. "Ahora, [titubea] sí... [Masculla] Vivo en Barcelona desde hace año y medio, tengo una novia a la que quiero un montón... pero no lo llamaría felicidad, más bien serenidad. Por fin estoy encontrando estabilidad".
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El músico de Albacete, padre del indie español con Surfin' Bichos a finales de los ochenta, no valora sus nuevas canciones como buenas o malas, sino como "necesarias". En los últimos 20 años, ha intentado "dejar de hacer canciones", pero nunca lo ha conseguido. "Yo soy alérgico a acomodarme y las canciones viven de situaciones de riesgo. No quiero decir que haya sacrificado mi estabilidad por mi música Espero que no sea así", subraya.
Las canciones de La vida es extraña y rara surgieron indisciplinadamente, se le aparecieron a salto de mata, en una habitación de hotel, en el metro, por la calle... "Al menos la mitad están hechas sin una guitarra en las manos. Se han armado con la melodía de la voz, que es la que define la canción", dice.
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Producido por Raül Fernández Refree, el álbum está cargado del imaginario de Alfaro, con camisas hawaianas de fuerza, extintores de infiernos, héroes podridos y un teléfono de atropellados. Y de amor: "La paradoja del amor como libertad y atadura a la vez. Esa contradicción ha estado siempre en el centro de mi música".