Los héroes caídos de Baselitz
El museo Guggenheim de Bilbao inaugura 'Los héroes', una exposición que ofrece una completa muestra de la obra de este artista alemán que indagó en el trauma de una sociedad que hizo del dolor y la humillación de la guerra un tabú.
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madrid, Actualizado:
Cuenta Sebald en Sobre la historia natural de la destrucción cómo Alemania sepultó la necesidad de reivindicar su memoria bajo los escombros del oprobio y la culpabilidad colectiva del horror nazi. Un borrón y cuenta nueva que explica —en parte— el milagro económico alemán y evidencia una sociedad traumatizada. El arte de Georg Baselitz (1938), como la prosa de aquel libro mítico de Sebald, se revuelve contra esa amnesia colectiva.
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Una apuesta por la desmemoria que imponía héroes inmaculados y que Baselitz tuvo a bien desfigurar en cada brochazo. Dos ciclos —Héroes y Tipos Nuevos— creados entre 1965 y 1966 le valieron la etiqueta de “pintor furioso”, y todo por su empeño en desentrañar el gran tabú germano, ese que dejó más de medio millón de muertos y 7,5 millones de personas sin hogar.
Nacido en 1938 en la localidad de Deutschbaselitz de donde toma su nombre artístico —su verdadero nombre es Georg Kern—, Baselitz indaga en el trauma de ese paraíso perdido bajo el fuego y el azufre. Pastores, soldados, rebeldes, partisanos o partisanos se suceden a través de 60 obras que dan buena muestra de su producción y que hasta el 22 de octubre se podrán ver en el museo Guggenheim de Bilbao.
Comisariada por Max Hollein (Museo de Bellas Artes de San Francisco), Eva Mongi-Vollmer (Städel Museum de Fráncfort) y Petra Joos (Guggenheim), la exposición cuenta con 60 cuadros y 8 dibujos y bocetos realizados por el pintor alemán a mediados de los años 60 del siglo pasado, cuando apenas contaba con 27 años. “Nadie en el 65 en Alemania quería mirar hacia el pasado”, comentaba en la presentación la comisaria Eva Mongi-Vollmer. Él lo hizo y pagó las consecuencias.
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“Inmadurez sociopolítica”
La retórica triunfalista imperante en la Alemania de la RFA se dio de bruces con la obra de Baselitz. Sus “hombres nuevos” desmembrados y deformes satirizaban el realismo socialista hasta el punto de que le invitaron a abandonar la Academia de Bellas Artes de Berlín Este “por inmadurez sociopolítica”. Tampoco corrió mejor suerte en la parte occidental, su empeño por revisitar el pasado de una Alemania que en aquellos momentos vivía plácida su particular boom económico, no fue del gusto de la época y una de sus exposiciones en 1963 fue prohibida por las autoridades.
Pasó el tiempo y Baselitz abandonó la monumentalidad de sus primeras obras, también el desgarro y la quiebra. Su obra reciente sigue mirando al pasado pero ya no busca un reflejo de lo que acontece, sino que crea su propia realidad, su propia mirada.
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