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Fallece Jaime Salinas, impulsor del libro de bolsillo

Hijo del poeta Pedro Salinas, fue pieza clave en editoriales como Seix Barral, Alianza editorial y Alfaguara.

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Cuando en 1954, Jaime Salinas (1925- 2011) abrió por primera vez la puerta del despacho de Carlos Barral, su vida profesional y el mundo editorial sufrieron un cambio drástico. Él se convirtió en uno de los editores más importantes de los sesenta, setenta y ochenta y la industria vivió la llegada de nuevos autores y formatos, como el de bolsillo, que revolucionaron el mercado. Ayer, con 84 años y ya alejado de todo el ruido editorial, Salinas murió en un pequeño pueblo de pescadores de Islandia al cual se había retirado.

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Hijo del poeta de la Generación del 27, Pedro Salinas, Jaime vivió entre Sevilla y Madrid hasta que su familia se exilió a Boston (EEUU) a causa de la Guerra Civil. Su primer enfrentamiento con su padre, con quien como recordó el también editor y compañero de viaje, Josep María Castellet, nunca tuvo una buena relación, llegó durante la II Guerra Mundial. Jaime se alistó como voluntario en el cuerpo de ambulacias del American Field Service, un acto que Pedro Salinas nunca aprobó.

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En los cincuenta, muerto ya el padre, Jaime regresó a España para trabajar como consultor. "En realidad, él no tenía vocación de editor ni de escritor", reconoció Castellet.Sin embargo, su encuentro con Barral lo cambió todo. Gracias a su capacidad trilingüe y su visión desprejuiciada de la literatura, "alejada de la concepción autárquica de aquella España", según el editor Miguel Aguilar, empezó a trabajar en Seix Barral. Desde aquella casa promovió los Premios Internacionales de Edición y el Premio Formentor para autores noveles, de donde salieron nombres como Juan Marsé.

En 1964, transformó Alianza en una de las más formidables editoriales de la época. Su proyecto estrella fue el libro de bolsillo moderno, una idea que años después caló en la editorial Alfaguara, a la que reinventó a mediados de los setenta. Según señaló el escritor José María Guelbenzu, "Salinas reivindicó la figura del autor y por eso nunca publicaba sólo un libro de un escritor sino que intentaba publicar toda su obra. También fue uno de los primeros en sacar a la portada el nombre del traductor".

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Tras un tiempo como director del Libro en los años ochenta, Salinas regresó a la edición. En este papel, el escritor José María Merino le definió como "puntilloso y un poco tímido, pero con objeciones muy inteligentes".

En 2003, con su libro de memorias, Travesías, ganó el Premio Comillas. Ayer murió alejado de todo. Con él, como recordó su sobrino Carlos Marichal Salinas, "desapareció uno de los últimos editores clásicos de España".

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