Estreno de la serie 'Venga Juan' 'Venga Juan' suma puertas giratorias a corrupción y le sale una temporada redonda
HBO Max estrena este domingo los dos primeros episodios de la serie creada por Diego San José.
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madrid, Actualizado:
Primero fue Vota Juan. Después, Vamos Juan. Y ahora, siguiendo la tradición de titular cada tanda de episodios con un verbo distinto que empiece con 'v', le llega el turno a Venga Juan, tercera entrega de la serie creada por Diego San José y protagonizada por Javier Camara que estará (con total seguridad) en muchas de las cercanas listas de las mejores series del año. Esta es, como explica a Público su guionista y creador, la temporada del ocaso del personaje.
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Si en la anterior el motor de la serie y el de su personaje principal era el rencor, en esta ocasión ese sentimiento que recorre los ocho capítulos de media hora de duración que la componen es el de la soledad. La que siente y no quiere sentir Juan Carrasco, al que las circunstancias, sus errores del pasado (corrupción mediante) y su particular forma de ser han abocado. "Queríamos hacer que la tercera temporada fuera casi como el ocaso del personaje y, en ese sentido, dejarlo más solo que nunca. Porque creo que Juan Carrasco, cuando está solo, es más Juan Carrasco que nunca, es más de verdad y salen sus miserias más a la superficie", comenta Diego San José sobre sus intenciones para esta nueva entrega.
Y eso ha desembocado en una temporada que, aún siendo fiel a sus raíces y a su filosofía, es más triste que las anteriores. Sigue habiendo risas, carcajadas y sonrisas, porque las hay, pero el tono es un poco más oscuro, más dramático en algunas partes. Algo, explica su responsable, totalmente intencionado: "Nos ha salido la temporada que buscábamos, que estaba bastante calculado que fuera la más tristona. Creo que venimos de una ficción en España donde a la comedia solo se le ha permitido hacer reír. Y si tú hacías comedia, tenías que hacer reír, incluso equis veces por cada minuto, casi había una métrica que decía ‘oye, que llevas cinco minutos sin hacer chistes’. Creo que la comedia ha sufrido mucho una hipoteca que es muy cara de pagar en la cual jamás puedes permitirte el dolor. Es decir, todo lo que pasa en la comedia española normalmente es porque es divertido y a nadie le duele. Tenemos una bendición con Javi (…), no a todos los actores que hacen comedia les puedes pedir que en la misma escena o en la siguiente también hagan drama y lo sepan hacer de puta madre".
Para Javier Cámara, que asegura que no es el único en España capaz de hacer comedia y drama y que, a bote pronto, le viene a la cabeza un buen puñado de compañeros, esta temporada debía basarse en "el conflicto real". Apunta también que tras el recorrido que se ha hecho con el personaje, "esta es la temporada de la madurez". Eso sí, aclara, "la madurez no en el sentido de darle madurez al personaje, que no la tiene, pero sí que ya que le explotábamos el pasado en la cara en forma de corrupción y de Logroño, que siempre cuando Logroño vuelve vuelve con toda la fuerza, sí queríamos que fuera de verdad, que no pasáramos por encima de esos conflictos, sino que esos conflictos fuesen la base de la temporada".
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Para ello la apuesta ha sido mezclar esa parte más de thriller y carrera contra el tiempo en la que se encuentra Juan Carrasco para destruir las pruebas, mover hilos y no entrar en prisión con la "pausa" y el poso de ese sentimiento de soledad y duda de si alguien estará ahí para él cuando salga. Además, como ya ocurría con el capítulo de Turquía de Vamos Juan dirigido por el actor, este vuelve a ponerse tras la cámara en otro episodio embotellado. "Los dos episodios que he rodado yo son en los que todo se para. Y son muy queridos porque los personajes hablan y no hay la disquisición de tenemos que ir a un sitio o a otro, sino que el dilema moral está en las cabezas de los personajes" apunta Javier Cámara.
El actor recuerda que algo que se ha dicho desde el inicio de la serie producida por 100 Balas (The Mediapro Studio) para HBO Max es que lo interesante no era ver al político ante la cámara, en su vida pública, sino detrás, entre bambalinas. Siempre se ha mostrado esa otra cara de la política más desconocida para el votante, con el equipo juzgándole tras un discurso o una metedura de pata, por ejemplo. "Esas conversaciones", comenta Cámara, "que a veces eran muy cómicas, cuando hemos empezado a eliminar esa comedia y hemos empezado a limpiar todo eso y a darle el drama siguen funcionando igual e incluso son mucho mas interesantes. Porque lo cierto es que ya conoces al personaje, sabes que en cualquier momento va a decir una barbaridad. Cuando no la dice, te sorprende, porque no dice una barbaridad, dice algo muy emocional (…) Eso me gustaba, que la gente no tuviera la carencia de va a haber un gag, sino que están acompañando a un personaje en su declive absoluto. Eso es lo que más me gustaba de esta temporada".
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Juan Carrasco, el Saul Goodman de la política ‘seriéfila’
Con el personaje de Juan Carrasco sucede algo similar a lo que ocurre con Jimmy McGill/Saul Goodman en Better Call Saul. Es un tipo al que, pese a todo –sus defectos, sus meteduras de pata, sus decisiones equivocadas…– se le coge cierto apego y genera desasosiego saber que está destinado a caer muy bajo. Sobre esta comparación, reconoce San José que a él Saul le encanta y que ese primer capítulo de su serie demuestra un gran talento. "A mí me pasa lo mismo con los dos personajes y es que lo que hacen es deplorable, pero el motivo por el que lo hacen es bonito. Creo que a la gente se la odia si hace cosas malas para finales malos. Es decir, por avaricia, por codicia, por envidia… por lo que sea. Pero cuando alguien hace algo que está mal para que le quieran o para no estar solo, creo que uno con lo que empatiza es con el fin, no con el medio", analiza.
Eso sí, puntualiza que "lo que pasa con estos personajes es que empatizo con ellos, que no es lo mismo que simpatizar, porque simpatizar es que compras las dos cosas, lo que hace y por qué lo hace. Yo no compro que sea corrupto Juan Carrasco, pero entiendo que está muy solo, que es una persona que ha buscado en política que le quieran. Entiendo que se dejó corromper porque eso le permitía llegar a ser ministro y le iban a querer más por ser ministro… Detrás de todo eso hay una pobre persona a la que pegaron en el colegio, que es un capítulo muy importante de la primera temporada, y que lleva toda la vida buscando que los que le pegaron le digan: Hostia, Juan, te va de puta madre. Y eso es lo que busca, no busca un coche y todo lo demás. De hecho, en esta temporada que tiene el coche y tiene el pelo, lo que busca es que le quiera Chayanne. Él lo que busca es ser amigo de Chayanne, busca amistad… A mí eso me parece muy bonito". Ese Chayanne al que se refiere es en realidad Carlos Baute, que hace de sí mismo en la serie como vecino de Juan Carrasco en su nueva vida como alto cargo de la energética Entergas.
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Una vida en lo alto, con lujos, pero muy solitaria. "Nos dimos cuenta", comenta San José, "de que había un mecanismo que nos servía para entender la temporada y para guiarnos y es que trata sobre alguien que, intentando borrar las pistas de su pasado, intentando borrar la corrupción, se encuentra con que en el pasado él pudo haber molado, pudo haber sido un buen padre, un buen amigo, un buen político… Pero todo se torció (…) Y en ese proceso de borrar su pasado se da cuenta de que el cretino es el que tiene pelo, tiene un coche y es vecino de Chayanne y que había un tipo en Logroño que, cuidado, igual no hubiese estado mal. En la superficie contamos que está huyendo de la cárcel y en la base lo que estamos contando es que está intentando volver a ser el Juan Carrasco precorrupción, prefocos, todo eso…".
Era la hora de la corrupción
Porque, a día de hoy, el del estreno en HBO Max, a Juan Carrasco le ha llegado el momento de enfrentarse a la corrupción. Parecía el camino evidente a seguir en su trayectoria como político de ficción porque "a la hora de hacer sátira política tenemos que poner el foco en aquellos que hacen las cosas que queremos criticar y había dos opciones: una era las puertas giratorias y la otra era la corrupción. Y lo que hicimos fue hacer las dos juntas en una misma".
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Eso está ahí. Y sirve para ahondar más en el personaje de este político sin partido ni ideología definida, aunque en su biografía de ficción se pueden encontrar (casualidad o no) muchas referencias a la política española. Aún así, Javier Cámara considera que "lo que le estalla en la cara no es un caso de corrupción, sino el pasado. (…) Tiene que enfrentarse a la vuelta a Logroño y él siempre está huyendo de Logroño. Cuando Logroño vuelve descubre quién era y qué ha pasado todos estos años. Esta huída hacia delante, por qué lo has hecho tan mal…".
En este viaje más triste y más oscuro, por muy solo que llegue a estar Juan Carrasco, sus incondicionales Macarena Lombardo (María Pujalte) y Víctor Sanz (Adam Jezierski) andan pululando a su alrededor, aunque solo sea porque una vez más se ven arrastrados por él. Como están también presentes su hija Eva (Esty Quesada), su mujer (Yaël Belicha), Recalde (Cristóbal Suárez) y Vallejo (Joaquín Climent). En el capítulo de incorporaciones, el episodio de la entrada en escena de Manolo Solo es memorable.