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Estreno de la serie 'Dopesick' 'Dopesick' muestra la avaricia de una farmacéutica enriqueciéndose a costa del dolor y la ruina de seres humanos

Disney+ estrena esta miniserie que narra cómo se gestó una crisis de adicción a nivel nacional repartiendo el foco entre causantes y víctimas

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Imagen de una de las secuencias de la serie. — Disney +

madrid, Actualizado:

El gancho publicitario, avalado por estudios y una autorización del organismo encargado de su regulación, era prometedor: acabar con el dolor crónico. Así, con esa promesa, salió al mercado estadounidense OxyContin, un medicamento que enriqueció a una compañía farmacéutica, dominó durante años el mercado del dolor y generó una de las mayores crisis de adicción a los opioides que recuerda la historia de Estados Unidos. Un escándalo a muchos niveles que Danny Strong ha convertido en Dopesick, miniserie de Hulu cuyos dos primeros episodios llegan este viernes a Disney+.

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El bestseller de Beth May titulado Dopesick: Dealers, Doctors and the Drug Company that Addicted America, la realidad y los testimonios de algunos afectados sirven de base para dar forma a una historia dramatizada inspirada en hechos reales. Algunos de los personajes tienen nombres y apellidos identificables (léase los responsables de Purdue Pharm, por ejemplo) y otros son el resultado de unificar anécdotas, hechos y vivencias diversas en una sola persona para construir el retrato de una sociedad sacudida por un complejo entramado comercial.

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Imagen de uno de los protagonistas de la serie. Michael Keaton . — Disney +

Desde que el medicamento salió a la venta hasta que la investigación dio sus frutos, la serie aborda los distintos aspectos de un caso complejo y de proporciones nacionales. Contarlo en base a saltos temporales ayuda a hacerse una idea bastante clara, desde el primer episodio, de la magnitud de lo que se está narrando para todo aquel que no esté familiarizado con la crónica de lo vivido en aquellos años en Estados Unidos. Además, lo sucedido es abordado desde distintos puntos de vista y niveles de manera que no se renuncia a ninguno de ellos. Con esta decisión narrativa se consigue dar una imagen más completa del alcance del lanzamiento de una medicina que prometía acabar con el dolor de los pacientes con la supuesta garantía de que solo un 1% desarrollaría adicción.

Dopesick pone de manifiesto cómo las decisiones en los despachos, donde prima la motivación económica, afecta al último eslabón de la cadena, el enfermo. Y lo hace sin saltarse los eslabones intermedios de la cadena pasando por quienes ‘colocan’ la mercancía en consultas y hospitales y quienes extienden las recetas. Todos están representados en una serie que atrapa desde su primer capítulos y maneja muy bien su material. La premisa de la que parte y el caso que tienen entre manos los guionistas es tremendamente potente, pero de nada serviría sin un reparto que lo respalde.

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Por un lado está ese 'villano' y expresidente de Purdue Pharma llamado Richard Sackler al que da vida Michael Stuhlbarg. Su retrato, basado en los textos escritos sobre él y en las entrevistas que Macy y Strong mantuvieron con algunos exempleados, según recoge NPR, es el de un hombre deseoso de demostrar su valía ante una familia que no lo toma en serio. Vive obsesionado con imponerse a toda costa en esa rivalidad familiar en la que siempre llevó las de perder. Al menos, hasta la entrada en juego del OxyContin, su caballo ganador y, a la postre, su condena.

Imagen de otra de las protagonistas de la serie. Rosario Dawson. — Disney +

En el otro extremo de la cadena se encuentra esa comunidad minera de los Apalaches en la que una joven llamada Becky, que no puede vivir abiertamente su sexualidad, se ve abocada a la adicción después de una lesión de espalda en la mina en la que comparte galería con su padre. Está interpretada por una Kaitlyn Dever que, como ya hiciera en Creedme, desgarra con su actuación. La receta que cambia su vida la recibe de manos del doctor Finnix, un viudo entregado a su pueblo, que cuida a sus pacientes y se preocupa por ellos. Michael Keaton le da la cercanía y humanidad que necesitaba un personaje con un viaje complicado. Temeroso de recetar opioides, es Billy Cutler (Will Poulter), comercial de Purdue Pharm, quien le convence del bajo riesgo y los muchos beneficios, justificados con informes y una autorización de la FDA (Food and Drug Administration). Algo que la realidad acaba demostrando que era falso.

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Entre unos y otros se sitúan los representantes de la Administración, por así decirlo, que convierten desenmascarar a los causantes de la crisis de opioides en una meta tanto profesional como personal. La primera en darse cuenta es la agente de la DEA Bridget Meyer (Rosario Dawson), quien sabe leer las pistas en las páginas de sucesos de los periódicos locales y encuentra un patrón en todos ellos que la conduce hasta el ‘milagroso’ medicamento. Y, aunque tardan en incorporarse a la lucha contra el gigante farmacéutico, su camino acaba cruzándose con los abogados de Estados Unidos, Rick Mountcastle (Peter Sarsgaard) y Randy Ramseyer (John Hoogenakker). Su tarea no es sencilla. Como explica uno de los personajes, con esta droga los traficantes son personal con bata y la droga sale en camiones de una fábrica legal.

Imagen de otra de las protagonistas de la serie. Betsy Mallun. — Disney +

En la batalla de estos tres personajes por derrotar al gigante y atajar un verdadero problema de salud pública y en la lucha de sus víctimas por salir adelante y no sucumbir está buena parte de la fuerza de Dopesick como relato. Pero también en su forma de adentrarse y mostrar las agresivas campañas de marketing de la farmacéutica, cómo se entrena a sus comerciales y cómo se les presiona e incentiva con primas para que aumenten las ventas. Al final, es lo que le importa al de arriba: vender, vender y vender. Y, de paso, demostrar a sus primos que tenía razón.

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Dopesick ofrece un cuadro complejo de una realidad dolorosa. Y, pese a que podría haber elegido ser un drama más centrándose solo en uno de los muchos aspectos del caso, opta por mostrar todo el abanico desplegado. Eso provoca que el resultado durante sus tres primeros episodios sea el de una serie que logra contar bien lo que quiere contar, transmitir sensaciones y que lo que le ocurre a sus personajes importe. Más allá de las cifras, pone el foco en las personas que hay detrás. Una manera eficaz, si se hace bien desde el guion y se cuenta con los actores adecuados, que facilita que el mensaje llegue al otro lado.

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