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Estreno película 'El buen patrón' Javier Bardem: "No hace falta ser un gran empresario para ejercer abuso de poder"

El actor, protagonista de 'El buen patrón', ha calado hasta los huesos al prototipo de empresario español de provincias, poderoso en su pequeño territorio, miserable en sus intenciones, abusador, manipulador, interesado, egoísta… y al mismo tiempo un tipo sociable y simpático.

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Javier Bardem interpreta a Julio Blanco en la película. — Mediapro

Madrid,

"A Blanco, como a muchos, se le justifica desde lo carismático, es un cabrón, pero ¡es tan simpático!".  Javier Bardem ha calado hasta los huesos al prototipo de empresario español de provincias, poderoso en su pequeño territorio, miserable en sus intenciones, abusador, manipulador, interesado, egoísta… y al mismo tiempo un tipo sociable y simpático. Un farsante de los pies a la cabeza.

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Con este personaje, protagonista de El buen patrón acompaña ahora al cineasta Fernando León en su carrera por el Oscar representando a España. La película, quinta del director producida por Mediapro, compitió en San Sebastián por la Palma de Oro, y allí ya se reveló el juego que este personaje, el de Julio Blanco, dueño de una fábrica de balanzas industriales en una ciudad de provincias, había dado al actor. "Me produjo una especie de rechazo al principio", confiesa, "pero luego lo reconoces y ¡cuidado! porque eso en un rodaje también se da, lo ves en la barra de un bar…". 

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En nombre del paternalismo

Y agarrado a esa experiencia, Bardem se lanzó a crear a un tipo que, a pesar de su ruindad, consigue arrastrarte. El Julio Blanco de la ficción es un empresario que hará lo que sea y pisará a quién necesite para conseguir un premio local a la Excelencia Empresarial, que le va a aportar futuros y suculentos beneficios.

Todo para construir un relato sobre la indecente, vergonzosa, salvaje y, muchas veces humillante, realidad laboral que se sufre hoy… desde la comedia. "Nos viene muy bien reírnos un poquito. Desde el humor puedes entrar de otra manera en la conciencia del que no ve. Desde el humor puedes reconocerte en aquellas cosas que criticas".

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El director Fernando León, con Javier Bardem, en el rodaje de la película. — Mediapro

"Este personaje estaba ya construido en la riqueza de la escritura de Fernando León. Ahí estaban los matices, tenía agarraderas. Cuando estaba leyéndolo, reconocía personajes, personas en clubes de fútbol, grandes empresarios, señores que se sientan en ayuntamientos de provincias y también a un tipo de una ferretería de un barrio en el que viví hace tiempo. Es reconocible porque es cercano, porque es alguien que no pone distancia. En nombre del paternalismo se permite invadir la privacidad del trabajador y controlar completamente su mundo"

Relaciones laborales

Se trata de una especie que, como dice el actor, abunda en nuestro país y desde el que el director y el mismo Javier Bardem hablan de las relaciones laborales y de los abusos de poder. "La película habla del poder, pero también de la cuota de poder que tenemos cada uno, es que no hace falta ser un gran empresario para ejercer abuso de poder, es como la xenofobia o el machismo. Reconocemos los valores éticos, los tenemos muy bien instalados conscientemente, pero hay que estar muy atento a no caer en comportamientos contrarios a ellos, a lo que vamos diciendo por ahí".

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"La película habla del poder, pero también de la cuota de poder que tenemos cada uno"

"Desde tu cuota de poder puedes crear un abuso frente a alguien y que tú lo justifiques desde algún sitio. Como actor uno está obligado también a observarse uno mismo", explica Javier Bardem, que a través de Julio Blanco desgrana la situación laboral actual.

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"Este tipo de personajes es muy español, por eso teníamos que hacerlo a la española. Te invito al jamón, pido una botella de vino y ya te he embaucado, ¡joder, es que este cabrón es muy divertido! La situación que creamos se retroalimenta de este tipo de personajes y al mismo tiempo nos callamos porque tenemos que sobrevivir, es lo de siempre. ¿Quién va a acabar con alguien así? Debería ser la justicia, pero ahí nos metemos en qué es justo y no justo…".

"El sistema alimenta a estos tipos"

Y es ese territorio de la justicia el que, en opinión del actor, debería corregir las injusticias laborales hoy. "En las pequeñas experiencias que he tenido yo con gente con mucho poder sí he visto una empatía real y un reconocimiento de los derechos y voluntades de los otros desde el respeto y el apoyo. Pero es verdad que el sistema alimenta a estos tipos con poder, porque no los enjuicia, ni los castiga, los eleva a personajes entrañables, carismáticos, divertidos y hace que la crítica sea mucho más sosegada, no hay una denuncia abierta frente al abuso de ciertos personajes", afirma y se refiere directamente a uno de esos hombres poderosos que él ha conocido, Harvey Weinstein, del que dice que "es un tipo con un carisma enorme, simpático, embaucador… y ¡fíjate las barbaridades que hacía!. Creo que es importante reconocerlos y señalarlos, cuando el crimen es evidente. Ahora hay más posibilidad de hacerlo que antes".

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Una secuencia de la película, con Javier Bardem y Óscar de la Fuente. — Mediapro

El buen patrónuna especie de continuación veinte años después de Los lunes al sol, revela las enormes diferencias que se han vivido laboralmente en este tiempo. "En Los lunes al sol estaba la fuerza de lo común, la fuerza del grupo, y aquí se habla de lo contrario, de cómo es importante dividir, y este señor lo hace muy bien".

"Hemos estado muy solitos"

"Ahora el tema de las redes sociales, de la exposición mediática, incluso de gente anónima, es tan tremendo. Ahora mismo tú puedes ser acusado y castigado por pertenecer a un movimiento, por ejemplo. Creo que eso hace a la gente retraerse mucho de algo que antes era más natural y orgánico, ahora la gente tiene más miedo. Creo que eso es lo que ha cambiado fundamentalmente desde entonces. La película no habla de las redes sociales, pero sí ves que hay una desconexión absoluta. Son tantas cosas las que pasan en los tiempos que corren que no sé cuál es la película que lo definiría, pero sí recogería ese asunto de la individualidad, del miedo colectivo a ofrecer oposición a algo".

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Y hablando del miedo, el miedo al contagio en esta pandemia también preocupa al actor por las consecuencias que ello tiene para el futuro del cine. A pesar de todo, Javier Bardem apuesta, y anima, por la vuelta de los espectadores a las salas. "La gente quiere ir al cine, hay que perder el miedo, es lógico. Se ha reforzado la idea de la necesidad de ver películas escuchar música. Hemos estado muy solitos y muy aislados. La ventana de una pantalla de cine es imbatible, no es un televisor".

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