Esto no es una broma, es una exposición de arte
El Museo Reina Sofía dedica una antológica brillante a Hans-Peter Feldmann
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Hans-Peter Feldmann (Düsseldorf, 1941) pasea por el centro de Madrid estos días buscando dibujantes de calle para que le hagan un retrato. Los coleccionará y, posiblemente, incluirá en una próxima exposición. De momento, inaugura una gran antológica en el Museo Reina Sofía, titulada Una exposición de arte. El título es un dardo envenenado de parte del director de la institución, Manuel Borja-Villel, a todas las muestras que pretenden serlo y no lo son.
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Pero es algo más. Para empezar, será difícil encontrar a lo largo de esta temporada a un artista más divertido que Feldmann. Es asombrosa la claridad con la que desmonta la gravedad del discurso artístico. Feldmann es un tipo parco en palabras, no le gusta hablar sobre el significado de su trabajo y si alguien le pregunta por esa bicicleta BH destartalada que recibe al espectador en la sala, se revuelve con otro interrogante: "¿Y para ti qué quiere decir?". "Siempre dice que el arte sólo está en nuestra cabeza", explica la comisaria de la exposición, Helena Tatay. "¿Qué es una fotografía? Un pedazo de papel, todo lo demás está en nuestra cabeza. El arte es una ilusión, una sugestión", cuenta a Público el artista alemán con una sonrisa gigante.
La comisaria: "Una fotografía es un papel, todo lo demás está en la cabeza"
Con estas breves pinceladas se confirma que Feldmann "pertenece a una generación de artistas que cuestiona el hecho artístico", dijo ayer Tatay. Es más, él mismo reconoce que si tiene que definirse como algo, sería como comerciante, porque se dedicó más de 30 años a eso. Pero jamás como artista. Puede que sólo juegue a ser artista, desde hace ya 40 años.
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Tampoco se considera fotógrafo, a pesar de toda la documentación de lo ordinario que acumula este artista con perdón desde sus orígenes. Fotografía todas las fresas por separado que entran en medio kilo de fresas, fotografía cómo se maquilla una mujer, fotografía salpicaderos de coches, fotografía toda la ropa de mujer que hay en un armario, fotografía el contenido de frigoríficos, fotografía seis rebanadas de pan integral, fotografía las camas deshechas de los hoteles en los que ha estado y fotografía a cien personas, cada una de ellas cumple una edad hasta completar 100 años. Un siglo en fotografías, espectacular la disposición en sala.
"El arte es una ilusión, una sugestión", explica el artista
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Pero la fotografía no tiene ningún valor. Sólo se sirve de ella para apropiarse del tiempo, la memoria y la identidad, y lo repite una y otra vez, como hizo Perec en series obsesivas de todo lo que encontraba y no era extraordinario. Todo lo que forma su cotidianeidad es expuesto: "Son sus asuntos, pero pueden ser los tuyos. La subversión del arte que propone es la de lograr que el espectador se pregunte si lo que está viendo es arte o no", explica Tatay.
De hecho, una escalera que habían utilizado los empleados para montar la exposición forma parte ahora de la misma. "Durante el montaje no sabíamos qué formaba parte y qué no", cuenta la comisaria.
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Entre los grandes descubrimientos de Una exposición de arte, la sala del teatro de sombras que proyectan cientos de muñecos de plástico girando sobre plataformas. Tétrico, asombroso y sarcástico. Pero hay que recuperarse y llegar al siguiente punto: la sala de la que cuelgan cientos de portadas de periódicos de todo el mundo sobre el 11-S. ¿Podía seguir estremeciendo esto, no había matado la sensibilidad el empacho de imágenes?
El arte se desinfla, se aligera, respira, se acerca a la calle porque mama de ella. El arte es una broma, un chiste, una iluminación. El arte es una interrogación. Y Hans-Peter Feldmann el más brillante de todos los bromistas que hacen de una sala de exposiciones un motivo de conocimiento. Él hurga entre los cajones de nuestra intimidad, una caja negra llena de objetos cotidianos insignificantes.