El estilo y la estética de los Mods originales De los Peaky Blinders a las parcas militares: un recorrido histórico por la estética mod
Dani Llabrés y el ilustrador Tete Navarro recogen en su libro 'El estilo y la estética de los Mods originales' la evolución de las vestimentas y el culto a la moda que había en la cultura urbana más elegante de la historia.
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MADRID, Actualizado:
La cultura mod, un constructo social enraizado con las juventudes urbanas sesenteras, podría resumirse en el grito arduo de los jóvenes de Quadrophenia. "We are the Mods (Somos los Mods)". Se podría acortar de manera sencilla para definir a esta tribu social como un mero grupo de chavales que, con un gusto exquisito por las anfetas, bailaban al ritmo de The Who, The Kinks y Booket T & The MG's. Sin embargo, resumir es simplificar y simplificar es olvidar, en este caso, que el movimiento Mod, fue una moda compleja que se fue construyendo a si misma.
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Con esa premisa, la de no simplificar, aparece en las librerias El estilo y la estética de los Mods originales (Lenoir Editorial), escrito por Dani Llabrés e ilustrado con los bolígrafos precisos de Tete Navarro. Un trabajo único y minucioso capaz de recorrer de forma cronológica las formas de vestir de toda una generación pionera en la irreverencia. Pero antes de nada, incluso antes de observar los dibujos coloridos, el lector debe saber que "este no es un libro de música, ni de grupos, ni siquiera de los sesenta. Es un libro de moda, o de historia, o de ambas cosas". Al fin y al cabo, explican estas páginas, "hablar de mods sin hablar de moda es como hablar de música sin hablar de canciones".
El ejemplar, a caballo entre la información y el entretenimiento, va más allá de la descripción esteta y se remonta a unos orígenes lejanos entre los que destacan grupúsculos o subculturas como los famosos Peaky Blinders o los Scuttlers, cuyas indumentarias guardan relaciones con los mod de los sesenta. "Me di cuenta de que esas prendas luego son heredadas por los mods, es decir los mods no surgen de la nada. Su forma de vestir es una progresión y una reinvención de muchos grupos urbanos que existieron antes", explica Dani Llabrés a Público.
Llabrés es un Mod de los de toda la vida. Nacido en Valencia y afincado en Medellín, ha dedicado parte de su vida a entender todo lo que hay detrás de esta cultura urbana que, en buena medida, fue el gérmen de las formas que en el presente tenemos a la hora de entender el ocio. "Fue esa generación de posguerra la que creó el concepto de juventud que hoy tenemos porque antes se pasaba directamente de ser niño a adulto", explica Llebrés, que ha dedicado más de un año a documentar el libro.
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Pero sus escritos se quedarían en nada si no fuera por el impecable trabajo de Tete Navarro, que ha sido capaz de regocijar al lector con más de setenta ilustraciones atrevidas que van desde las parkas verdes y las vespas con decorados recargados a los peinados Pixie Cut y los zapatos Derby. Este ilustrador, también un joven con dedicación mod, tiene el bolígrafo como seña de identidad. Como el escultor con el cincel, el boli no admite correcciones, pero sus trazos perfectos se amoldan a la perfección al estilo pop y juvenil del libro.
"Habré gastado cerca de cien bolígrafos de color negro", comenta a este diario el artista. Nadie pensó que este instrumento de papelería pudiera ser de interés pictórico, sin embargo, sus trazos han servido a Navarro para recrear imágenes tan originales como los retratos de un David Bowie sesentero ataviado con un jersey de cuello redondo y un peinado layarey cut de la época. También ha conseguido construir la imagen de un joven Pete Townshend —guitarrista de The Who—arropado por una parca militar verde y custodiado por una lambretta digna de museo.
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Ambos, ilustrador y escritor, coinciden en las facilidades que han tenido a la hora de trabajar mano a mano. No escatiman en elogios. Quizá por ello se acaban de aventurar en la producción de una nueva entrega "más relacionada con la música de los mods originales", reconoce Llabrés.
La formula de trabajo de ambos ha sido tan simple que se puede apreciar en el espíritu de cada diseño plasmado en las páginas del libro. "El me daba una fotografía de base a la que había que cambiar la indumentaria. Sólo hay una foto de una mod que no se tocó, el resto son todo imágenes originales", detalla Navarro para terminar apostillando que se ha terminado convirtiendo en una especie de "sastre" al servicio de Llabrés.
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Los Mods como origen de todo
El documento, con su propio diccionario terminológico como colofón didáctico, no es un mero recorrido estético. Máxime cuando en sus páginas recorre los contextos políticos y culturales de los años centrales del movimiento: 1962, 1963, 1965 y 1966. Después, lo mod terminó por desvanecerse y en las calles vestigios estilísticos que llegan hasta nuestros días.
Los Peaky Blinders, los Spivs londinenses, los Teddy Boys o los Rude Boys jamaicanos sirvieron de modelo a los jóvenes mods que construyeron un estilo propio. Jóvenes de clase baja, workin'class, que se gastaban tres cuartas partes de su salario en perfeccionar los detalles de sus chaquetas: el outfit como principio existencial. Pero, una vez diluido el fenómeno, complejo en si mismo, los valores culturales que le rodeaban no quedaron en vano. Tanto es así, que la inmensa mayoría de las tribus urbanas británicas que vinieron en los años posteriores bebieron de los comportamientos y los gustos de los mods originales.
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No es casualidad, ni mucho menos, que el movimiento skinhead —puro y sin pervertir— comparta ciertos gustos musicales y ciertos valores estéticos. Algo que nos recuerda Shane Meadows en la película (luego serie) This is England, donde los estilos Rude Boys, los abrigos y flequillos mods convergen con las botas militares y las cabezas rasuradas. "El skinhead clasico, el que se hace la ropa a medida y escucha reggae y soul no es más que una progresión de lo que fueron los mods", cuenta un apasionado Llabrés.
El fenómeno punk tampoco se queda atrás. Así lo manifiesta el autor, trazando un recorrido que va más allá de la cronología del libro para definir la subcultura mod como —tal vez— el origen de nuestro ocio juvenil. Y es que, la diáspora de los borrachos que vuelven cada noche de bailar en las denominadas raves se presta símil a las noches de los mod originarios.
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"La Haçienda de Manchester", evoca el experto. La menciona para reforzar su discurso pues, sus orígenes fueron "muy cercanos al rollo mod ochentero". Lo mismo ocurre con la mezcolanza de drogas sintéticas y música pop que practicaron los jóvenes británicos del movimiento. "Al final, los mods no dejan de ser unos adolescentes que visten de una forma muy particular y que dedican los fines de semana al ocio", zanja Llabrés.