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¡Españoles ¿Franco ha muerto?!

La película ‘Lesa Humanitat’, de Héctor Fáver, repasa los crímenes contra la humanidad cometidos en España desde la Guerra Civil hasta hoy y reivindica la justicia como obligada y única alternativa para terminar con esta monumental vergüenza de la impunidad.

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El director de 'Lesa Humanitat', de Héctor Fáver

MADRID, Actualizado:

¡Españoles ¿Franco ha muerto?! Han pasado 42 años desde la muerte del dictador Franco. Cuatro decenios y los españoles seguimos viviendo con la vergüenza de ser uno de los países del mundo con más muertos amontonados en las cunetas, enterrados en fosas desconocidas, con miles de represaliados políticos a los que no han anulado sus condenas y miles de niños robados, todos obligados a convivir con cientos de símbolos fascistas. ¿Franco ha muerto? España es el segundo país del mundo, tras Camboya, con el mayor número de desaparecidos cuyos restos no han sido recuperados ni identificados. España representa hoy la vergüenza de la impunidad ante atroces crímenes de lesa humanidad.

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“Yo hoy me puedo encontrar por la calle con el tipo que me torturó”, dice Chato Galante, miembro de la asociación de expresos del franquismo La comuna, en la película Lesa Humanitat, de Héctor Fáver, un trabajo excepcional que repasa los hechos ocurridos en este país desde la Guerra Civil hasta hoy y que explican por qué la sistemática violación de los Derechos Humanos en España no se corrige. “Hay que establecer una garantía de convivencia democrática básica y eso solo se consigue desde la justicia”.

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"Donde el hijo de Satanás que los mató"

Con la voz del actor Eduard Fernández como narrador, la película recorre decenios de silencio, de torturas, de víctimas y de maniobras políticas cómplices para mantener intacta esta situación, dolorosa, abyecta. Los líderes del Pol Pot han sido juzgados y condenados, lo fueron los asesinos nazis en el juicio de Nuremberg, en Argentina el presidente del país pidió perdón por los crímenes de la dictadura militar y por el silencio de la democracia. Y ¡España subvenciona desde el Estado la Fundación Francisco Franco!

Europa conmemora cada año la liberación del Campo de Auschwitz, mientras en España se mantiene olvidado al medio millón de personas que sufrió el horror en los 200 campos de concentración que todavía hoy se silencian institucionalmente. En Argentina la Escuela Militar de la Armada, siniestro centro de torturas, es hoy un museo, mientras en España se sigue honrando la abominable memoria del dictador Franco en el Valle de los Caídos. En Cuelgamuros hay 50.000 personas enterradas, “la mayoría no son del ejército fascista, son republicanos y no se admite a la gente retirar los restos de sus deudos, en el mismo sitio que el hijo de satanás que los mató”.

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Chato Galante, miembro de la asociación de expresos del franquismo La comuna

Los cómplices en la democracia

Lesa Humanitat recorre estas vergonzosas paradojas de una democracia que, en opinión de los protagonistas de la película, nació muy defectuosa. El abogado argentino Carlos Slepoy, impulsor de una jurisdicción universal que instruyó en Argentina la querella de las víctimas del franquismo; Baltasar Garzón, asesor del tribunal Penal Internacional de La Haya; Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento Barcelona; Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH); Soledad Luque, presidenta de la Asociación Todos los niños robados son mis niños, y el mencionado Chato Galante ofrecen su testimonio en esta película documental, que señala directamente a la Transición y a la complicidad de los partidos políticos de la democracia como responsables.

“Aquí lo que hay –afirma Chato Galante- es un plan organizado, pactado rigurosamente, que empezó con la Ley de Amnistía de 1977 y la santa Constitución, que parece que es inamovible. Pero ¡Estamos hablando de Derechos Humanos!” “Habría que preguntar a la gente que nos ha gobernado desde la democracia, uno por uno, a todos los que han tenido en sus manos acabar con esta humillación, ¿por qué no han hecho nada o han hecho muy poquito?” sentencia el cineasta Héctor Fáver, que añade: “También habría que preguntar a todas las personas que votan si les parece normal estar votando a partidos que no tienen este asunto como punto primero de sus programas”.

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"Eso de la Memoria Histórica"

“La Transición hizo lo que tenía que hacer desde el punto de vista de la oligarquía que la pilotó, tenía que ocultar un gran secreto, tenía que esconder miles de cadáveres, de presos políticos, el uso de esclavos políticos, el robo de propiedades”, dice Emilio Silva, a quien completa en sus argumentación el escritor y periodista Alfredo Grimaldos: “En la operación de actualización del franquismo se decidió que había que formar un grupo de oposición controlado dirigido por gente de dentro del país. Los viejos socialistas no valen, hay que hablar con gente más predispuesta. Quien mejor entendió lo que había que hacer se llama Felipe González. Me lo han confirmado. Los propios servicios de información le facilitan el pasaporte y le llevan a Suresnes. La CIA ya tenía contacto con todos los partidos de España antes de la muerte de Franco, incluido el PCE de Carrillo”.

“La Transición es el fruto del sentido común y la superación de las dos Españas”, proclama Felipe González en la película, poco antes de que el periodista José María Armero relate la conversación que mantuvo con Carrillo para que el PCE aceptara la bandera. Imágenes del rey emérito Juan Carlos jurando “lealtad al jefe del Estado (Franco)” y del día de su proclamación, que se cerró con un “Desde la emoción en el recuerdo a Franco, Viva el Rey, Viva España”. Franco con Hitler, el dictador recibiendo a Evita Perón, momentos protagonizados por Manuel Fraga, Arias Salgado, Aznar, Rajoy –“a quién le importa eso de la memoria histórica”-… acompañan al testimonio de activistas, juristas, periodistas que reclaman la reparación definitiva del horror, la justicia a estos crímenes de lesa humanidad.

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El actor Eduard Fernández

El esperpento de la Justicia

“Esta es una película sobre el presente y sobre el futuro, no es una cosa histórica sobre el pasado”, es, como dice Eduard Fernández, “una película documental de cultura general. Una película necesaria para que la gente como yo aprenda más de la Transición y del franquismo. En España debería poderse hablar hace mucho de estas cosas con naturalidad y usando las palabras precisas para cada cosa. Hace falta justicia y que los partidos políticos hagan lo que se debe hacer”.

Esta no es una película de venganza ni de perdón. Lesa Humanitat es un trabajo sobre los Derechos Humanos y la justicia. Cine comprometido con la actualidad –“nunca el cine puede ser más importante que la vida”, dice Fáver-, con la reparación de violaciones imperdonables. “Esto no es un tema de las víctimas ni de los familiares, es un tema de justicia. El poder judicial en este país es un horror –afirma Chato Galante-, el mayor esperpento español es el de la justicia. Pero yo estoy convencido de que se hará justicia. En Argentina fue la querella 216 la primera que se admitió a trámite, en nuestro caso ha sido la quinta”.

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Juzgar los crímenes franquistas

El pasado día 12, el juzgado de Instrucción número 4 de Vergara admitió a trámite la demanda interpuesta por el ayuntamiento de Elgueta (Guipúzcoa) referida a casos acontecidos entre 1936 y finales de los 70 y que podrían ser tipificados como genocidio y crímenes contra la humanidad. “Por ahí, si recurren, acabarán en el Tribunal de Derechos Humanos. Es una grieta importante”. Una brecha en el muro de los crímenes franquistas a la que hay que sumar las proposiciones de ley presentadas a finales de octubre por diputados de Podemos, Compromís, En Comú Podem, EH-Bildu, ERC, En Marea y PdeCat para, por un lado, modificar la Ley de Amnistía y que esta no sea aplicable a los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dictadura, y, por otra parte, para modificar el Código Penal e incorporar el Principio de Legalidad internacional, que permitiría terminar con los impedimentos impuestos por la justicia cuando se ha intentado juzgar los crímenes franquistas.

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