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Entrevista con Marine Francen "El tópico de mujeres como gatas en celo peleando por un hombre es falso"

La cineasta debuta con una adaptación de ‘El hombre semen’, de Violette Ailhaud, una mirada reivindicativa de la verdadera esencia de ser mujer, de la necesidad de sexo de las mujeres y de la pulsión de la vida "que es únicamente femenina".

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Marine Francen

MADRID,

En un pueblo donde se han quedado solo las mujeres, éstas pactan que si aparece un hombre, lo compartirán entre todas. Eche a volar la imaginación y piense cómo sigue la historia. Si se ha dejado llevar por la costumbre del cine tradicional dominado por los hombres y acomodado en esta rancia sociedad patriarcal, no dará ni una. ‘La mujer que sabía leer’ le sorprenderá con una mirada reivindicativa y sincera, la de la debutante Marine Francine, que con esta inspiradora propuesta se alzó con el Premio Nuev@s Director@s en el Festival de Cine de San Sebastián.

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La esencia de lo que significa ser mujer, la necesidad de sexo de las mujeres y, sobre todo, la pulsión de la vida, “algo completa y únicamente femenino”, son los ejes sobre los que gira esta historia, adaptación al cine del relato de Violette Ailhaid, ‘El hombre semen’. Ambientada en 1852, los soldados de Napoleón III se llevan a todos los hombres de un pueblo. Las mujeres hacen un juramento y cuando aparece ese hombre (el actor Alban Lenoir), lo cumplen. Con él, Violette (interpretada por Pauline Burlet), además, aprenderá a leer, insólito en el ámbito rural en esa época. Es un nuevo comienzo.

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¿Qué vio en el relato ‘El hombre semen’ de Violerre Ailhaud para querer hacer una película?

Descubrí el libro de Violette Ailhaud, que, como dices, es un relato de 20 páginas, una especie de poema. La historia no está muy desarrollada, es más bien la idea, pero ahí se cuenta lo que significa ser mujer una vez eliminadas las referencias sociales, culturales y de nacionalidad. Habla de las mujeres, de una especie de miedo, van a morir o van a tener que irse del pueblo, pero también habla de su necesidad de sexo y de sentirse amadas. Ahí vi la pulsión de la vida, algo completa y únicamente femenino. Me debió influir especialmente porque estaba embarazada de mi segundo hijo cuando lo leí.

En su historia destaca el grupo contra la adversidad que crean esas mujeres….

Es que esa era la intención, era lo que queríamos transmitir y que yo busqué también con las actrices de la película. Hicimos un casting muy largo para conseguir un equilibrio, había actrices de edades muy diferentes y con personalidades muy variadas, pero se complementaban entre sí. Hablamos mucho antes del rodaje, de la época, de la vida diaria, de las mujeres trabajadoras… Había que crear incluso en el equipo ese sentimiento de solidaridad, ese bloque frente a la adversidad. En ese proceso confirmé lo que ya sabía, que las mujeres tienen una libertad de expresión entre ellas mucho mayor que la que hay entre hombres.

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¿Quería cargarse el tópico de mujeres luchando unas contras otras por un hombre?

Completamente, fuera el tópico falso de ‘mujeres que se pelean como gatas en celo’ por un hombre. Todas las mujeres respetan el derecho de las demás a tener necesidades sexuales. La necesidad sexual y el deseo pueden ser muy fuertes, pero eso no es ni sucio ni negativo, es normal.

'La mujer que sabía leer'

La misma situación pero cambiando mujeres por hombres, ¿sería posible?

En absoluto. Mucho mejor que no suceda nunca eso. Nunca se podría dar la vuelta a esa situación. Lo más importante es que, pase lo que pase, las mujeres siempre irán más allá, hacia la vida. Tienen una pulsión que las lleva a buscar la vida, es una especie de necesidad de prolongar la vida. Es algo arcaico, físico, que solo les sucede a las mujeres. No creo que ningún hombre del planeta reaccionara igual.

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¿Los hombres no tienen esa pulsión de la vida?

No. En una situación apocalíptica, las mujeres creen en la vida, los hombres sentirían la falta de sexo, no pensarían en la vida. La reacción de los hombres en un pueblo así sería una reacción animal, mientras que las mujeres, como se cuenta en la película, son muy consideradas con el hombre.

Los libros, la lectura, tal y como aparecen en su película, ¿son un elemento de resistencia política?

Sí, claro, poder leer libros, poder acceder a otras culturas te hace más fuerte, son un arma extraordinaria para la resistencia política, por eso la lectura juega un papel político en esta historia. También tiene un papel amoroso, cuando el personaje de Violette se da cuenta de que Jean es capaz de leer, cambia su percepción sobre él. En la película he añadido que ella enseña a leer a los niños. Es una mujer comprometida y solidaria con las mujeres, por eso, aunque está enamorada de Jean, no se escapa del pueblo con él, se queda y enseña a todas la importancia de la lectura.

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El recorrido que usted ha hecho hasta la dirección ¿ha sido especialmente duro por ser mujer?

He tenido muchas dificultades para encontrar mi lugar, sí, pero creo que también he tenido suerte. Yo no salgo de una escuela, he trabajado doce años como ayudante de dirección de cineastas como Olivier Assayas, Michael Haneke… y creo que esa experiencia ha sido incomparable. Muchas mujeres dicen que la experiencia es muy dura y a menudo mala, para mí no lo ha sido, he podido vivir mi rodaje con mucha satisfacción.

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