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De ' Enterrado' a 'Secuestrados'

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Todo se resume en cómo trasladar a la gran pantalla un miedo universal, un temor atávico y cotidiano. Buried

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(enterrado) invitaba al espectador a ponerse en la piel de un desgraciado enterrado vivo en una caja en el desierto. Secuestrados, que hoy se estrena en España tras su paso por festivales internacionales, hace lo propio con el horror ante la posibilidad de que unos extraños entren en tu casa de pronto y retengan a tu familia. Y entonces, ¿qué harías? "Más que una historia, quería contar una experiencia: que el público sintiera en primera persona qué es un secuestro y cómo se comportaría en una situación límite", dijo ayer su director Miguel Ángel Vivas, que rodó casi su totalidad en una casa.

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Vivas se reconoce en Rodrigo Cortés y Buried "porque son dos películas muy arriesgadas: una vez vistas funcionan muy bien, pero sobre papel hay que estar un poco loco para hacerlas. Y en ninguna ha sido importante una gran cantidad de dinero, efectos o decorados, sino centrarse en el drama, los conflictos y usar la verdad a la hora de contarlos", resume.

 

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De la misma manera que Buried fue un desafío a la hora de rodar, Secuestrados partía de una limitación: narrar la historia de un secuestro familiar utilizando para ello sólo 12 planos secuencia. ¿Una necesidad? ¿Una limitación? ¿Una cuestión estética? "Era necesario para conseguir esa sensación de realismo en primera persona. Los cortes domestican las películas, avisan al público de que hay truco. Al no haber corte, no hay trampa. Sabía que si conseguía meter al espectador en la casa al principio, no habría lugar para escapar", reconoce Vivas.

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En esto, la peor parte se la han llevado los actores, especialmente la familia (interpretados por Fernando Cayo, Manuela Vellés y Ana Wagener), que debían guardar todo su miedo y malestar para cuando el director gritaba "¡Acción!". "Esa vivencia y ese horror debía de ser en directo", dice.

Por si no ha quedado claro, Secuestrados es una película de género. Y es violenta porque sus responsables han entendido que no había otra manera de hacerla, como reconocía ayer Emma Lustres, de Vaca Films (productora de Celda 211), para quien esta película debe "entretener y hacer sufrir". Según Lustres, una película como Secuestrados (barato: un presupuesto de 700.000 euros y dos semanas y media de rodaje), "hay que hacerla lo más radical, muy dura. Hay que tirarse a la piscina porque con un planteamiento tan arriesgado o queda muy bien o muy mal. Y por su rodaje, coste y el público al que va dirigido, podíamos".

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Secuestrados debutó en el Fantastic Fest de Austin (donde se alzó con los Premios a la Mejor Película y Mejor Director) y donde Vivas comprobó asombrado la expectación que había generado. "Desde la organización me dijeron que había interés porque era una película de género y española, y eso es sello de calidad fuera de España. Increíble. Me gusta el cine de género y creo que los mejores directores españoles son los que hacen género: Rodrigo Cortés, Paco Plaza, Jaume Balagueró, Eugenio Mira, Guillem Morales... Pero es increíble que fuera lo aprecien y que en España, a nivel de industria, no se sepa ver".

A Vivas, como a otros de la lista de arriba, ya le han llegado las primeras ofertas: "De Los Ángeles, no de España. Me preguntan por qué nos vamos. Y contesto que porque allí nos ofrecen trabajo". Ahora está con otra película de terror, más ambiciosa, que pretende rodar inglés con coproducción extranjera. "Tenía ganas de hacer una película con presupuesto pero controlándola, hacer la película que yo quisiera". ¿Les suena de algo?

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