Donostia homenajea a Pepita Embil, la “reina de la Zarzuela” con carnet del PNV
La madre de Plácido Domingo, ya fallecida, militó en la formación nacionalista y cantó en el coro formado por refugiados vascos. Este jueves, su hijo dirigirá un concierto en el Teatro Victoria Eugenia de la capital guipuzcoana, coincidiendo con el centenario de su nacimiento.
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Varias generaciones vascas fueron acunadas bajo aquella dulce melodía. “Haurtxo polita seaskan dago, zapi zuritan txit bero” (“Mi precioso niño está en la cuna, muy calentito, entre sábanas blancas”). Así empieza “Haurtxoa seaskan”, una de las nanas más populares de Euskadi. Sin embargo, la primera vez que alguien la cantó encima de un escenario fue bastante lejos del País Vasco. En París, para ser más exactos. Había motivos de sobra para poner 800 kilómetros de por medio: corría 1937, y los franquistas perseguían ferozmente a las voces que se atrevían a cantar en euskera. Pepita Embil, quien luego sería conocida como “la reina de la Zarzuela”, era una de ellas.
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Este jueves, el Teatro Victoria Eugenia de Donostia acogerá un sentido homenaje póstumo a esta mítica artista vasca, natural de la localidad guipuzcoana de Getaria. Se tratará de un concierto muy especial, en el que el Orfeón Donostiarra y la Orquesta Sinfónica Verum interpretarán la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi bajo la batuta de uno de los dos hijos de Embil. Su nombre es conocido a nivel planetario: Plácido Domingo.
La expectación es máxima tanto arriba como abajo del escenario. Ya sea delante o detrás del telón, nadie duda de que será una noche muy especial para Domingo, el tenor de fama mundial que tiene parte de sus orígenes en Getaria. En el público estará el lehendakari Iñigo Urkullu, así como el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, y la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria. En la sala no habrá ni una sola butaca vacía: hace ya tiempo que el Victoria Eugenia colgó el cartel de “agotadas” para este evento, organizado por la Asociación Lírica Sasibil.
Lo que no todos saben es que Embil fue tan del PNV como el lehendakari. De hecho, esta mujer euskaldun (vascohablante) militó en la formación nacionalista en unos años realmente duros, cuando simpatizar con las ideas abertzales podía suponer, como mínimo, acabar en una cárcel. O también en una fosa común. “Pepita Embil era militante de Emakume Abertzale Batza, organización femenina vinculada orgánicamente al Partido Nacionalista Vasco, al que pertenecieron muchos miembros de su familia. Uno de sus hermanos estuvo exiliado en Iparralde (País Vasco Francés) donde fue especialmente activo en contra del espionaje franquista”, confirmó a Público el veterano peneuvista Iñaki Anasagasti.
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Antes de que la dictadura franquista arruinara vidas y sueños, Pepita Embil formó parte del coro Eusko Abesbatza, impulsado por el PNV. Luego dio un paso más y se incorporó a Eresoinka, un grupo coral formado al otro lado de la frontera por refugiados vascos. No en vano, aquel coro había sido impulsado por el mismísimo lehendakari José Antonio Aguirre con un objetivo muy claro: si el franquismo lograba arrasar con todo, aquellas voces serían “el recuerdo de un pueblo que muere por la libertad”. Y así fue: Eresoinka, el coro vasco que dirigió el destacado artista Gabriel Olaizola, llegó a actuar en Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra.
En 1940, cuando la libertad ya estaba muerta, Embil se trasladó a Madrid. Desde ese año y hasta 1945 fue primera soprano de la Compañía Lírica del Teatro Calderón. En ese intervalo conoció al barítono Plácido Domingo Ferrer, quien sería su marido. Juntos tuvieron dos hijos: Plácido y María José. En 1946, Embil y su pareja iniciaron una gira por América Latina que duraría dos años. Entonces fijaron su residencia en México, país en el que Pepita Embil adquirió relevancia internacional y se ganó el nombre de “la reina de la Zarzuela”. Según costa en su biografía, la artista viajó a España en varias ocasiones. Una de ellas fue en agosto de 1990, cuando cantó junto a su hijo en el velódromo de Anoeta. Su fallecimiento se produjo cuatro años después en la ciudad de México. Tenía 76 años.
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“Participaba en el batzoki”
“Mi madre y ella eran amigas. Recuerdo que cada vez que salía Plácido Domingo en la televisión, me decía que había tenido mucho trato con Pepita y me contaba quiénes le habían pretendido”, indicó Anasagasti, quien destacó además que Embil “participaba en las actividades del batzoki (sede social del PNV) de Zarautz y Getaria”.
En ese contexto, el ex senador nacionalista lamentó que se minusvalore “la parte activista y reivindicativa” de Embil. Consideró además que el concierto de este jueves en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia “es el respetable homenaje de un hijo a su madre, pero verá usted que (Plácido Domingo) huirá como el gato del agua de cualquier connotación política que Pepita sí tenía”. Esta noche se sabrá.