Crece la nómina de damnificados de Sacha Baron Cohen
No apto para espíritus delicados
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MADRID.- Don Quijote desvariando y atacando a los títeres de El retablo de la libertad, dejando a los muñecos sin cabeza, sería una imagen bastante certera para describir gráficamente a Sacha Baron Cohen en su gamberra y demente galopada contra casi todos. Con su nueva película, Agente contrainteligente, la nómina de damnificados crece de forma exponencial. A los palurdos de EE.UU., fanáticos de los regímenes islámicos, dictadores, homófobos y mandamases de Hollywood, ahora hay que sumar la FIFA, las farmacéuticas, los servicios de inteligencia, los gobiernos conservadores, algunos supuestos filántropos que hay por el mundo y, una vez más, a Donald Trump.
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No apto para espíritus delicados
¿Creían que contemplar a Sacha Baron Cohen, o peor, a sus imitadores, con el famoso bañador que estrenó en Borat iba a ser lo más grimoso que verían? Agente contrainteligente, y esto es una advertencia, no es una película apta para estetas ni personas de gusto armónico. Las situaciones en que algún objeto, casi siempre de un tamaño desproporcionado, va a parar al esfínter anal de los protagonistas son muchas y muy zafias. Es inevitable el gesto de dolor y de rechazo del espectador. Y aunque inexplicable, es inevitable también la risotada.
Una película de acción
Al talento que hay que tener para lograr risas sin fin con este humor cafre y de brocha gordísima, Sacha Baron Cohen suma otra inmensa habilidad, la de conseguir que sea una major americana la que soporte el peso financiero de tan irreverente y provocadora película, una obra que arremete contra todo lo ‘sagrado’ que intenta proteger siempre Hollywood.
Donald Trump y Liam Gallagher
Sacha Baron Cohen no ha dejado pasar la oportunidad en esta película de lanzar su dardo dedicado a Donald Trump, a quien ya engañó en una de las entrevistas en el popular show de Ali G. No es el único famoso al que hace referencia en la película, donde él mismo, tal vez como venganza a la amenaza que recibió de Liam Gallagher –le dijo que iba a “apuñalarle en los ojos” –, aparece con el corte de pelo del ex cantante de Oasis.
Pullas de un comediante que no pierde oportunidad de meter el dedo en algunos ojos, incluso cuando le vigilan de cerca. “Estoy aquí en representación de las personas de todos los colores (...) Por esa pequeña gente amarilla muy trabajadora y de minúsculos... Ya sabéis, los Minions. Por todos los que han sido pasado por alto: Will Smith, Idris Elba... Y por supuesto el increíble tío negro de Star Wars, Darth Vader. ¡Va por vosotros!”. Soltó en la ceremonia de los Oscar, donde consiguió disfrazarse de Ali G. a pesar de las serias advertencias que recibió para que no lo hiciera y de donde salió, una vez más, inexplicablemente, victorioso, después de haber dejado a tanto títere sin cabeza.