Una coreógrafa de alta tensión
Juschka Weigel muestra su evolución en el ciclo Perfil de Escena Contemporánea
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El silencio y la expresividad. El movimiento antes que el pensamiento. Y en medio, como columna vertebral, la tensión de fuerzas. Estos son los pilares que sostienen la danza de la coreógrafa alemana Juschka Weigel. Nada de espasmos, sino músculos que transmiten energía, y sobre todo, ideas. Porque con Weigel siempre hay algo que contar, denunciar, y si se pone a tiro, gritar.
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"Me interesa mucho la realidad. Por eso, los puntos de partida de mis obras son algo que está ocurriendo", explica la propia Weigel a Público. La oportunidad para comprobarlo la ofrece ahora el ciclo Perfil de Escena Contemporánea, que ha programado tres de sus últimas piezas, cuyo contenido abarca desde una crítica a la guerra al debate sobre nuestras identidades. Pero, aparte este acercamiento a lo realista, de esta coreógrafa que se pasa la vida entre Barcelona y Berlín fascinan varias cosas. Por un lado, su formación, la cual explica el porqué de una danza más espiritual que terrenal.
Según muestra su currículum, Weigel ha tomado su arte, no ya sólo de las arquetípicas escuelas de danza contemporánea de Nueva York o Londres, sino de lugares como Indonesia y La India. Allí es, precisamente, donde aprendió el butoh, la danza oriental que predica los movimientos lentos, pero muy expresivos. La tensión hasta la náusea. ¿Se entiende ahora el estilo de la coreógrafa?
El boom, en Canarias
Otra de las cuestiones biográficas interesantes es su relación con España. Para esta respuesta hay una palabra básica: Canarias. Y es que es allí, en el Festival Masdanza de 2002, donde ganó alguno de sus primeros premios con la obra 'How is this for a start to your day?'.
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Después llegaron otras participaciones en festivales hasta que en 2005, en el En Pé de Pedra de Santiago de Compostela tras conocer al diseñador de iluminación, Miguel Muñoz, decidió afincar su residencia en Barcelona.
Ahora bien, Berlín siempre está ahí como referencia. Para ella, es una ciudad muy parecida a Madrid, ya que "los movimientos culturales en ambas son muy potentes", manifiesta.
Berlín no rompe moldes
Y es que, la coreógrafa, para no caer en el tópico de la posmodernidad berlinesa, no defiende que Berlín vaya un paso por delante: "Es cierto que puede que surjan tendencias antes que aquí, pero cuando se introduce algo, como por ejemplo, la danza conceptual hace unos años, nadie hace otra cosa. Por el contrario, he visto que en Madrid hay un mayor abanico de estilos", aclara la bailarina.
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Pero, a la hora de crear prefiere la capital alemana: "Es más silencioso y la concentración es mayor", zanja.