Cómplices del tráfico de niños para jugar al fútbol
'Diamantes negros', la película de Miguel Alcantud que se estrena hoy, ha recibido el apoyo del Atlético de Madrid y el Valencia CF, mientras que Real Madrid y Barça ni siquiera se manifiestan en contra de esta bá
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Alrededor de 20.000 menores africanos sobreviven hoy en Europa después de que las mafias que trafican con ellos para el negocio del fútbol les abandonaran en la calle. Buscan buenos jugadores en países pobres, engañan a las familias que, a veces, venden todo lo que tienen para pagarles el viaje y les traen a vivir en condiciones miserables. Si, finalmente, ningún equipo les quiere o tienen una lesión... les dan la espalda. Y los niños se quedan en la calle. "Algunos se suicidan y bastantes terminan prostituyéndose", dice Miguel Alcantud, director de Diamantes negros, película que retrata esta tragedia y que conquistó el Premio del Público en el Festival de Málaga.
El Atlético de Madrid les cedió absolutamente gratis el Vicente Calderón para el rodaje y el Valencia CF trabaja con la película a través de GloVal Respect, un programa de educación integral del futbolista. Los poderosos Real Madrid y Barça, en el extremo opuesto, no solo negaron su colaboración, sino que ni siquiera se han dignado a hacer una declaración contra el tráfico de menores para el fútbol y, mucho peor, uno de ellos ha advertido al equipo del filme de que dejara de llamar o podrían plantearse una demanda por acoso.
"Me han decepcionado mucho", dice refiriéndose a los dos gigantes del fútbol el entrenador Alassane Diakité, un malinés que ahora entrena a niños en el CD Canillas y que certifica con su experiencia todo lo que esta película cuenta. Gracias a él, a su propia iniciativa, se han reunido ya 95.000 firmas a través de la plataforma Change.org que piden a la UEFA y a la Federación Española de Futbol un código de conducta contra el tráfico de menores en el fútbol. Son casi cien mil personas que señalan ya con el dedo a responsables y cómplices de esta siniestra forma de esclavitud.
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Los también malineses Setigui Diallo y Hamidou Samake son los protagonistas de Diamantes negros, donde los malvados que se enriquecen a su costa -ojeadores, representantes...- están interpretados por Carlos Bardem, Guillermo Toledo y Carlos D'Ursi (éste último es también productor). Todos ellos ayudan a Miguel Alcantud a contar la historia de esta "película frankenstein", tal y como la denomina el director, "porque todos los hechos, absolutamente todos, salen de alguna historia real".
Toda se ha construido sobre el testimonio real de algunos de estos chicos y sobre información facilitada por Ronny Van der Meij, un abogado noruego, especialista en derecho deportivo que lleva años investigando estos casos, y por una ONG francesa que ayuda a los menores que tienen este problema. "Ocurre en toda Europa", asegura Miguel Alcantud, "al parecer en Italia no pasa demasiado, mientras que en Francia, sí, lo mismo que en España e Inglaterra. Y en Bélgica es una salvajada. Allí incluso organizan partidos de fútbol y los muestran de diez en diez para venderlos al resto de Europa".
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Esto son informaciones que han ido apareciendo a medida que se hacía la película y en la que el director no ha querido irse a los extremos más trágicos que ha conocido. "Lo real no es siempre lo verosímil y nosotros queríamos que se viera, que se conociera esto que pasa y, a ser posible, que se generara un debate. Huimos del documental porque pensamos que el mejor camino para ello era emocionar y entretener".
"Lo del fútbol es un gigante muy grande, mueve tanto dinero que hay 20.000 niños en la calle y nadie lo sabe. Es necesario que se abra un debate y que se revisen las normas de la FIFA. A mí me gusta el fútbol -reconoce Alcantud-, pero me doy cuenta de que esos mismos clubes que dan entretenimiento hacen esto por detrás, cuando tienen potencial para abrir escuelas en los países africanos, educarles y entrenarles allí y luego, cuando sean mayores de edad, que los traigan. Si conseguimos que las dos ‘bestias' del fútbol por lo menos rectifiquen en alguna cosa... Que dejen de comprar niños para explotarlos laboralmente".
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Además de informar de este tráfico de niños desde las salas comerciales, Diamantes negros va a protagonizar una campaña muy interesante por varios países africanos. Cine itinerante para informar a los niños y a sus familias, alertarles del engaño. "Seguro que perderemos algo de dinero pero lo hemos hecho, entre otras cosas, para esto".
"A la vuelta de Mali, la mitad del equipo venía llorando. Ha sido un trabajo muy duro""Todo esto es consecuencia de la indolencia. Todo el mundo sabe que hay hambre en África, pero aquí vivimos anestesiados", concluye Miguel Alcantud, un realizador que trabaja como cooperante en Mali durante ciertos periodos del año y que confiesa que éste ha sido "el trabajo más duro que he hecho nunca. A la vuelta de Mali, la mitad del equipo venía llorando. Ha sido un trabajo muy duro, pero también muy emocionante. Y por eso queríamos una especie de inmersión del espectador en esas vidas. A través de la emoción entiendes mejor por qué hacen todo lo que hacen".
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Las mafias que trafican con estos niños utilizan becas ficticias, falsificación de pasaportes o de contratos de trabajo para hacerles llegar. Cuando ya están aquí no les escolarizan, les encierran a veces incluso en sótanos, en muchas ocasiones les dejan solos... El e futbolista camerunés Jean-Claude Mbvoumin denunció esta realidad en el Parlamento Europeo a través de la ONG Culture Foot Solidaire.
En España todo el mundo conoce el caso de Eto'o, que estuvo siete meses viviendo en la calle en Francia cuando tenía once años, o el de Messi, que fichó con el Barça cuando era menor de edad. El caso de Dungai Fusini, un chico de Costa de Marfil de catorce años, fue el que dio nombre al tráfico de niños en Italia...