Cine Leos Carax y la desquiciada culpabilidad masculina
Leos Carax reincide y vuelve a provocar fascinación, cabreos y desconcierto con su nueva película, ‘Annette’, un musical Premio a la Mejor Dirección en Cannes, en el que propone un viaje desde al amor feliz a la tragedia, fascinante, extremo, único y ahogado en culpabilidad masculina.
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madrid,
"Damas y caballeros, no se tolerará la respiración durante el espectáculo. Así que, por favor, respire profundo y por última vez ahora mismo". Es la advertencia del cineasta Leos Carax en los primeros segundos de su nueva película, el musical ‘Annette’, que inauguró el Festival de Cannes, donde se alzó con el Premio a la Mejor Dirección y donde, una vez más, provocó a partes iguales fascinación, cabreos y desconcierto.
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Con partitura de los Sparks -Ron y Russell Mael- y protagonizada por un inmenso Adam Driver y por Marion Cotillard, ‘Annette’ es una ópera rock o una comedia musical o un musical romántico o, en palabras del actor, "un musical de fantasía sobre un bebé". Es la historia de un amor apasionado que degenera, un relato sobre el éxito y el fracaso, sobre la ira y el ego, sobre la utilización de los hijos… un drama romántico que se dirige de cabeza a la tragedia ahogado en culpabilidad masculina.
PELIGRO, SALVAJISMO Y MARTIRIO
Es la historia ‘cantada’ de Henry, un comediante stand-up, un provocador de humor feroz apodado ‘el simio de Dios’ -"los simios representan peligro, salvajismo y martirio"-, y Ann, una cantante de ópera de prestigio mundial. Se conocen, se enamoran, son felices, puro glamour, la pareja de moda. Y nace Annette, ‘baby Annette’, el gran descubrimiento de esta película, una marioneta de madera con las orejas de su ‘padre’ Adam Driver. Al parecer, salía muy caro contratar a niñas de uno a seis años para la evolución de la historia. Ella sigue triunfando, él, fracasa, cae en picado, se hunde en el abismo… y la historia, ya para entonces turbia y oscura, se cierra con un triste desenlace.
‘Annette’, que arranca con energía con la canción ‘So May We Start?’ (¿Comenzamos?), contiene imágenes de auténtico cine, creadas para vivir siempre en la memoria de la retina, tiene una atmósfera mágica e hipnótica en muchos momentos, con ella Leos Carax regala la auténtica audacia del artista, casi siempre en la cuerda floja. La película es por momentos hermosa, inesperada, siempre única, y es una decidida apuesta por la ilusión del cine, felizmente artificial.
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“NO HAY PERDÓN”
Además, ‘Annette’ es la aparición, una vez más, de los ‘hombres malos’ del cine de Carax. El cineasta, que al comienzo de la película previene: "El amor verdadero a veces desatina", presenta a Henry, como a otros de sus personajes masculinos anteriores, como esos tipos que conocen a una mujer de la que se enamoran al instante y con profunda intensidad, pero llega un momento en que no se sienten a la altura y se lanzan al camino de la autodestrucción que matará la relación.
"Son hombres –dijo Leos Carax en una entrevista en las notas de producción francesas- que buscan su salvación, pero la destruyen. En estos días estoy trabajando en videos cortos para una exposición el próximo año (en el Centre Pompidou, en mayo y junio de 2022). Uno de ellos trata sobre personajes masculinos en películas dirigidas por hombres. Se llama ‘Hombre, el cine te perdona todo’. Quizás debería agregar un signo de interrogación". De hecho, Henry escupe a su público en una de sus actuaciones un rotundo "no hay perdón".
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SEPULTADO POR SU EGO
"Es algo en lo que siempre he pensado. Hombres malos, padres malos y estos creadores que a veces eran hombres repulsivos pero que tanto me inspiraron. Para empezar, cuando era joven, con el escritor Céline", señala el cineasta, que deja a su personaje alimentarse de la provocación y lo grotesco tanto como del amor, pero que finalmente queda sepultado por su ira y por su ego.
"Lo que más me llama la atención de la película es lo que nos dice sobre el ego en una pareja –reflexiona la actriz Marion Cotillard-. Cómo el ego puede ser un poderoso motor de realización personal y, al mismo tiempo, llevarnos a apartarnos por completo de uno mismo. Cómo esta necesidad de reconocimiento, esta patología, puede ocupar todo el espacio y transformarnos en un monstruo, capaz de manipular a los más cercanos a nosotros. La película es muy fuerte en esto, en esta patología interior que nos desvía de nuestro amor y puede llevarnos a la destrucción".
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Melodrama variable que se mueve entre la tragedia griega y el culebrón, radical siempre en los extremos, el musical de Leos Carax, que ha costado siete años de trabajo, es, en cierto modo, un autorretrato del cineasta desdoblado en sus dos personajes. Anne representa su parte creativa, artística, cercana a lo sublime, y Henry es su yo provocador y escandaloso. Aunque es en boca de éste donde más inmediatamente se le reconoce. "Hacer reír a la gente es una estafa", dice el comediante, "la comedia es la única forma en que puedo decir la verdad sin que me maten". Y Leos Carax, retomando las palabras de su personaje, admite: "Oscar Wilde dijo algo así. Todos tenemos que pasar por eso, todos tenemos que encontrar nuestra manera de decir la verdad sin que nos maten. Hablo de la verdad sobre nosotros mismos".