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MADRID.- La serie se llama Hap and Leonard, pero bien podría llamarse Hap, Leonard and Trudy, porque el personaje de ella, Christina Hendricks, no es menos importante que los dos incluidos en el título y porque, por lo visto en el piloto, ella es uno de los tres vértices de un singular triángulo en el que el amor, la rivalidad, la amistad y la necesidad mutua son fundamentales. El reparto, la singularidad de los personajes y la mezcla de géneros resultan los tres ingredientes más interesante de una miniserie de seis capítulos de la que Christina Hendricks, Trudy en la ficción, no descarta que pueda haber más entregas dado que se basa en una serie de novelas con muchas andanzas aún por adaptar de Hap y Leonard.
El tridente protagonista lo componen James Purefoy, Hap, un hombre rudo y enamorado (aunque lo niegue) de su ex, Trudy, una mujer sin rumbo que por fin parece haberle encontrado sentido a su vida. “Esta es la primera vez que tiene una meta” y necesita a Hap para alcanzarla, explica Christina Hendricks sobre su personaje. Esa no es otra que dar con un millón de dólares que un compañero de prisión de su ahora marido, Howard, aseguró haber escondido en un río que Hap conoce a la perfección. Es el anzuelo perfecto para el reencuentro. Algo que no hace ninguna gracia al tercer factor en esta ecuación, Leonard, un veterano homosexual y mejor amigo de Hap. Le interpreta Michael Kenneth Williams, Omar Little en la mítica The Wire.
Si la mezcla de personajes resulta chocante, aún lo es más esa combinación de géneros que atesora y de la que Hendricks destaca que “tiene humor, pero se puede tornar muy violenta y dramática. Eso es bastante único en término de series”. Y no solo eso. Hap and Leonard es una producción distinta por lo inclasificable que resulta. No gustará a todos los públicos, pero lo que sí hará será desconcertar a quienes vean su primer episodio. El final es una auténtica locura. La extrabajadora de Sterling Cooper adelanta que por raro que parezca es “una parte importante de la historia”.
Aunque en un principio descoloque al espectador y lo deje pensando qué demonios ha sido eso, Hendricks les tranquiliza por anticipado: tendrá mucho que ver. Además, esos dos personajes (hasta aquí se puede contar sin avanzar en exceso) “le dan un punto más de los ochenta” a una serie ambientada en una década donde la ropa y la música eran muy características. Algo que no se ve en este otro lado de la historia, más parecido por su estética al western.
Tener a Christina Hendricks delante es tener a una parte de la historia de la televisión reciente sentada al otro lado de una mesa. Durante siete temporadas fue la imponente Joan de Mad Men, una serie presente desde sus primeros pasos hasta los últimos en la carrera de premios. Ella misma, la actriz nacida en Knoxville, estuvo nominada a seis Emmys. No se llevó ninguno y reconoce que llegó un punto en el que veían como algo normal estar ahí esperando a que leyesen el nombre del ganador y que ahora se va hacer raro ver cómo son otros los que acuden a los premios.
De Trudy, personaje del que habla con cariño y cierto deje de añoranza, reconoce que aprendió a ser más fuerte y, sobre todo, “a vestir mejor” (risas). Pero, al contrario de lo que muchos piensan y de su singular físico, no considera a Joan una femme fatale. Es más, cree que solo ha interpretado a dos mujeres que se ajustarían a esta definición: Saffron (Firefly) y la propia Trudy (Hap and Leonard).
“La gente ha tardado mucho en darse cuenta de que soy graciosa”, bromea Hendricks
Acostumbrada al drama y a los personajes de otras épocas, en la entrevista se descubrió como una auténtica embajadora de la risa. Sabe cómo contar historias y anécdotas para hacer reír. Reconoce que le encanta la comedia, que en su casa siempre le han dicho lo graciosa que es y que es ahora cuando ha empezado a rodar en este género. “La gente ha tardado mucho en darse cuenta de que soy graciosa”, bromea.
Hendricks coquetea con el cine –pronto estrenará The Demon Neon–, medio del que alaba el atractivo de tener ante sí todo el arco del personaje a desarrollar, pero la televisión le apasiona. “Me encanta trabajar en televisión y creo que se hace muy buena televisión ahora, aunque me gustaría poder seguir combinando ambos medios”, reconoce. ¿Superhéroes? No, gracias. “Si soy realmente honesta, no me divierten estas películas”. Entiende que puedan gustar a la gente, pero no a ella. Aún así… “si me llaman para salir en X-Men diré que sí” (más risas).
Desde luego, está claro que tiene madera de cómica. No tanto como pitonisa. En este encuentro con unos cuantos periodistas con motivo del estreno esta noche (en AMC a partir de las 23.00 horas) de Hap and Leonard, Hendricks confesó que cuando comenzó a trabajar en Mad Men no se imaginaba que iba a ser tal éxito. Es más, creía que “nadie iba a ver una serie ambientada en los sesenta sobre la publicidad”. Menos mal que al final resulta que el tío engaña a su mujer y pasa algo, bromea. No solo fue un éxito sino que Mad Men ha creado escuela y ella ha sido y será parte de ello.
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