Una cara muy B de Hollywood
Elsa Pataky protagoniza la segunda parte de la trilogía de Bigas Luna sobre la mujer y el éxito
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No nos engañemos, el morbo va por delante. La comidilla en torno a la última película de Bigas Luna, que se estrena hoy, gira fundamentalmente en torno a dos cuestiones. Uno: ¿es Di Di Hollywooduna adaptación fiel de las aventuras y desventuras de su protagonista, Elsa Pataky, en la meca del cine? Dos: ¿es fidedigno el retrato que hace el director de Hollywood? Viendo el resultado, en el que una tal Diana Díaz decide irse a EEUU donde acabará cambiando sexo por trabajo para poder triunfar, tanto Pataky como Luna se apresuran a añadir un buen puñado de matices.
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"Di Di es un personaje ficticio, pero claro que hay ciertas cosas que compartimos, anécdotas y, sobre todo, el sueño de ser actriz o los momentos en que estás a punto de tirar la toalla", aclaró Pataky.
"Me he basado en las experiencias de Penélope, Sara Montiel o Pataky"
Luna afina más y confiesa que, para preparar la segunda pieza de su trilogía sobre las mujeres y el éxito (Yo soy la Juani fue la primera), se ha fijado en las biografías de muchas actrices hispanas que han dado la campanada por tierras angelinas: de Sara Montiel a Penélope Cruz, pasando por Rita Hayworth y desde luego la propia Pataky.
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En todas ellas se produce un patrón que funciona como una especie de kit de cómo triunfar en Hollywood: "Todas fueron introducidas por un técnico del mundo del cine, un ayudante de dirección o un director de fotografía, un personaje que siempre reaparece para pedirles ayuda. Todas tienen un romance con una megaestrella (Tom Cruise en el caso de Cruz y Adrian Brody en el de Pataky) y todas lo pasan mal en algún momento", explica.
"Tanto 'La Juani' como Di Di' pueden verse en el móvil en 12 capítulos"
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"Di Di es una víctima de sus deseos", dice el director, al que preocupa la vigencia del éxito como panacea. Peter Coyote, que interpreta al agente que aúpa a la aspirante a actriz a la fama, lo secunda: "Bigas dice la verdad. Cuenta el relato oscuro de Hollywood y los costes de las decisiones que tomas".
Realista, entonces, aunque superficial, aburrida e insustancial, Di Di no es Yo soy la Juani. Ni en su fuerza ni en su propuesta estética. La película es fallida en la defensa más seria y emocional que el director pregona ("Aspiro a que la gente se conmueva", dice), pero a la vez, responde a una suerte de filiación B que la hace, a ratos, seductora. Cuando uno asiste a la enésima braguita de Pataky o a las secuencias de sexo de cintura para arriba, donde nada se ve (por contrato), se invoca cierto espíritu del libro vaquero (cómic pulp de baja estofa), donde los sucesos ocurren a modo de sketch, los personajes son clichés, la voluptuosidad y el sexo son recurrentes pero casi mojigatos y los roles machistas cimentan la mirada.
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Sin embargo, para Luna, Di Di es un paso más en su particular experimentación sobre el cine popular del siglo XXI. "Tanto La Juani como Di Di pueden ser vistas en el móvil en 12 capítulos. La película tiene una estructura interna que responde al consumo contemporáneo de cine en clips, es decir, está pensada para ser troceada". De hecho, una captura de un minuto de Yo soy la Juani suma la friolera de 14 millones de visionados en YouTube. Veremos qué pasa con la maltrecha Di Di.