'Broker' denuncia el abandono infantil en una sociedad individualista
El cineasta cuenta una historia de bebés abandonados, de venta de niños, de orfandad y de familias elegidas, con la que su protagonista, el coreano Song Kang-ho ganó en el Festival de Cannes el Premio al mejor actor.
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MADRID,
En Kumamoto, en la isla japonesa de Kyushu, un hospital católico colocó en 2007 un buzón para que se pudieran abandonar en él bebés de una forma anónima. Provocó un encendido debate y muchas críticas, de las que el centro se defendió diciendo que el sistema prevenía el maltrato infantil y salvaba la vida de niños hijos de la prostitución, la violación o el incesto. El cineasta Hirokazu Kore-eda, especialmente sensible y atento a la situación de los niños en el mundo, descubrió poco después que estas cajas de bebés existían también en Corea del Sur y que allí recibían a muchos más bebés.
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"¿Qué tipo de película –se preguntó- podría hacer por el bien de estos niños, que deben vivir sus vidas luchando obstinadamente contra las voces internas y externas que dicen que nunca debieron haber nacido?" Broker fue su respuesta, una historia entre el drama y la comedia que revela un mundo podrido en el que los bebés se han convertido en mercancía y donde las mafias campan a sus anchas, y que comienza en uno de estos buzones para bebés.
Los niños del mundo
Una joven abandona a su hijo en una de estas cajas para bebés colocada en la fachada de una iglesia. Allí le recogen dos tipos que en realidad se dedican a robar niños para vendérselos a parejas dispuestas a pagar por ellos. La mujer arrepentida vuelve, descubre todo el plan y decide acompañar a los hombres para comprobar que el recién nacido quedará en las manos adecuadas. Y así comienza una entrañable road movie, brillante, que revela la profunda humanidad de su autor y que grita muy alto que los niños del mundo son responsabilidad de todos, no solo de los padres.
Segunda película que el maestro japonés rueda fuera de su país, esta vez la historia le llevó a Corea del Sur, donde podría continuar la investigación sobre los niños abandonados que inició en Japón y al mismo tiempo trabajar con el actor Song Kang-ho, conocido por películas como Parásitos o Memories of Murder. "La primera vez que oí hablar de esto fue en el año 2012, en Japón, en la ciudad de Kumamoto. Empecé a investigar y vi que en Corea del Sur había tres lugares donde uno podía depositar un bebé y estuve investigando sobre ello. En Corea son unos 300 bebés al año los que dejan en los buzones y si incluimos el número de madres que solo van a preguntar por cómo funciona ese sistema, pues al final todos los días aparece alguien por estos sitios".
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Estrenada en el Festival de Cannes, donde Song Kang-ho se alzó con el Premio al mejor actor, y presente después en San Sebastián, la película de Kore-eda confirma la obsesión de este cineasta por la felicidad e infelicidad de la infancia, sobre las que ha construido buena parte de su filmografía. "En la película quería mostrar que el bebé al principio está dentro de una caja, que es el vehículo donde va, y luego en algún momento va a salir a una caja más grande que es la sociedad. Antes, en otra caja que es el coche, cuidan todos de él. Y de la misma manera, todo el mundo debería cuidar de él en la sociedad. Pero eso es lo que desgraciadamente no se hace".
Una vez más, Kore-eda apuesta desde el cine por la familia elegida frente a la de sangre. "Creo que hay mucha diversidad en la familia y todas las que no tienen lazos de sangre deben ser consideradas como familias", declara el cineasta que reúne en esta historia a una familia improbable, pero que funciona y, sobre todo, protege a los niños del relato.
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El aborto y la religión
Hirokazu Kore-eda, que desde sus inicios ha contado grandísimas historias de niños –abandonados, solos, robados, explotados para el delito, cambiados al nacer…- se encontró este año en el Festival de San Sebastián con una inesperada reacción por parte de algunos periodistas que tacharon su película de 'provida'. Ante ello, el cineasta quiso aclarar y defender que "el aborto es un derecho de las mujeres, una cuestión sobre la que deben decidir ellas" y que no estaba de acuerdo con que un director de cine "reflejara sus opiniones en sus películas. Lo que pueda parecer en algún diálogo no es algo que yo pensé o dejé de pensar. Lo que hago es enfrentar distintas opiniones y que el público participe como un personaje más. Lo interesante es ofrecer las visiones de gente de diferentes posturas y a partir de ahí, el público puede sacar sus propias conclusiones".
Quiso también hacer hincapié en la responsabilidad de la religión en todo este asunto. "En Corea del Sur tiene mucha fuerza el cristianismo y también está bastante arraigado el sistema de adopciones. Todo esto hace que el número de bebés que se entregan a estos centros sea más o menos el triple que en Japón. Aunque el aborto ha sido legalizado allí, sigue habiendo mucha resistencia a ello. Todo eso provoca que el fenómeno sea más popular en Corea del Sur que en otra parte".
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La luminosidad de Song Kang-ho
"La venta de bebés no es algo bueno, por supuesto, y tiene ramificaciones. En el siglo XXI, en Corea del Sur se pusieron muy de moda las adopciones internacionales y empezó toda una polémica porque la gente decía que aquello era importación y exportación de bebés, como un comercio exterior de niños y entonces el gobierno decidió restringir mucho más las leyes de adopción. Hay quien piensa que debido a estas restricciones ha aumentado el número de bebés depositados en estos buzones de bebés", añade Kore-eda, que reconoce que pensó en esta historia como un relato mucho más oscuro y trágico, "pero al final me dejé llevar por la luminosidad de Song Kang-ho".
"Cuando empezó el boom del cine coreano, prácticamente todos los grandes directores trabajaron con Song Kang-ho. En Oriente, hablar de cine coreano es hablar de Song Kang-ho. Antes de empezar esta película estuve comiendo con un director coreano que había trabajado con él y me dijo: 'A lo mejor ahora estás un poco inseguro por tener que trabajar con Song Kang-ho, que es tan importante, pero tú no te preocupes, déjale hacer a él que es un intérprete con mucho liderazgo y ya verás como no pasa nada'. Efectivamente, a la hora de empezar a rodar me di cuenta de que era él el que marcaba el ritmo de la película. Y le estoy muy agradecido porque gracias a él cambió incluso el tono de la historia".