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Borja Cobeaga: “Los nacionalismos solo se basan en una cosa: yo soy mejor que tú”

El cineasta donostiarra destapa, en su película Negociador, lo ridículos que han sido ciertos argumentos que han mantenido abierto el sangriento conflicto del terrorismo en el País Vasco. La tragicomedia, protagonizada por Ramón Barea, es una denuncia de los nacionalismos.

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Cobeaga y Areces en el festival de San Sebastián./ Foto: Gorka Estrada

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MADRID.- Jesús Egiguren, presidente del PSE, y Francisco Javier López Peña, alias ‘Thierry’, mantuvieron entre 2005 y 2006 una serie de encuentros –en los que también participó Josu Ternera- que no llegaron a buen puerto. Negociador, la nueva película de Borja Cobeaga, es la crónica de aquel fracaso, y es también la necesidad personal del cineasta de contar una historia “que se merecía ser contada”.

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En el filme, Cobeaga pone la mirada en los momentos de fuera de la mesa de negociación –“Josu Ternera y Egiguren veían el encierro de San Fermín a las ocho de la mañana juntos- y desde esa posición hace una firme denuncia de los nacionalismos. “Los nacionalismos se basan en una sola cosa: yo soy mejor que tú”, afirma.

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"Es una tragicomedia, así que me quedé un poco sorprendido por la reacción de la gente en San Sebastián, se rieron mucho"


Antes de la primera proyección en el festival ¿tenía miedo de las reacciones?
Bueno, sabía lo que estaba tratando, pero también sabía que el tema político no me interesaba, lo que buscaba era el tono. Es verdad que ésta no es una película de las guerras carlistas, que las heridas aún no están cerradas. Unos días antes de la proyección, en Loyola, había todavía movimiento…

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Fotograma de la película "Negociador"

¿Cómo decidió el punto de vista por el que ha apostado y la ficción en lugar del documental?
Esta negociación fue un momento decisivo, pero no tanto por la negociación en sí, como por el factor humano. Cuando me documenté sobre ese aspecto, decidí que había que hacer ficción. Aunque en la documentación el guion es milimétrico, lo importante para mí era ese punto de vista.

"La risa es una venganza contra esta realidad bestial que hemos creado en el País Vasco. Es una herramienta maravillosa y yo la uso en ese sentido".

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Consigue arrancar carcajadas cuando muestra lo que pesaba el lenguaje en la negociación, ¿le interesaba mucho ese aspecto?
Sí, de hecho, era uno de los temas que más me interesaban, el del lenguaje, el de las palabras tabú. ¡El tiempo que hemos perdido con eso! Eso era agotador porque, además, el conflicto tenía detrás la tragedia de las víctimas… En realidad los nacionalismos utilizan el leguaje y todo lo que pueden para sus fines.

¿La película se puede interpretar como una denuncia de los nacionalismos?
Los nacionalismos se basan en una cosa: yo soy mejor que tú. Y da igual si son nacionalismos de independencia o de Estado. Nos hacen creer que la sociedad debe estar en un lado o en otro y, en realidad, la mayoría de la gente pasa de estas cosas. Aunque ahora está un poco de moda eso de ‘conmigo o contra mí’.

Usted intenta ir siempre hacia el territorio de la comedia, ¿la risa es el último recurso?

La risa es una venganza contra esta realidad bestial que hemos creado en el País Vasco. Es una herramienta maravillosa y yo la uso en ese sentido. Este es un entorno un poco reprimido, aquí no se podía hablar a las claras y eso es materia prima buenísima para la comedia. De todos modos, a mí me gustaría a veces verme fuera de la comedia, pero hago una tragedia y la gente se ríe también.

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