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El 'boom' nórdico no tiene traductores

Menos de 20 profesionales interpretan finés, islandés, danés, noruego y sueco a pesar de los cientos de títulos que se publican

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La literatura nórdica no tiene quien la traduzca en España. El boom de la novela negra desatada por autores como el sueco Stieg Larsson provocó que las editoriales buscasen autores por las esquinas más frías de Europa. Desde Islandia a Suecia, Finlandia y Dinamarca. Pero, ¿y quién traduce a todos esos escritores? La cruda realidad es que hay tan pocos profesionales que dominen el castellano y una lengua nórdica que acumulan exceso de trabajo y disparidad de criterios lingüísticos.

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Además hay otros dos grandes inconvenientes: los plazos para entregar estos trabajos son cada vez más limitados, porque los sellos quieren lanzar cuanto antes el libro al mercado. Y las tarifas económicas, que rondan los 3.500 euros por libro, no han aumentado. Pocos traductores, poco tiempo y poco dinero. El fenómeno que quiere explotar la Feria del Libro de Madrid también tiene su cara amarga.

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Cobran poco, acumulan exceso de trabajo y los plazos se acortan

Las noruegas Kirstin y Kristina Baggethum, madre e hija, conocen esta situación. Son las únicas que se dedican a traducir a escritores noruegos al castellano. Kristin, que empezó la tarea hace más de 20 años con los libros de Knut Hamsun, señala que "el gran boom para Noruega llegó con El mundo de Sofía, de Josteein Gaarder, que vendió un millón de ejemplares. Entonces la literatura noruega se hizo visible. Pero ahora todo ha explotado. Si hace dos años se traducían uno o dos libros al año, ahora se piden 15. Se ha desmadrado todo".

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Según los profesionales de las diferentes lenguas nórdicas con los que ha hablado este periódico, la situación ha llegado a un punto que muchos trabajos son rechazados. "Antes aceptaba todo lo que me ofrecieran, pero ahora no puedo. Una traducción me lleva mucho tiempo, incluso un año, ya que muchas veces tienes que reeler lo que has traducido la noche anterior", comenta Blanca Ortiz, manchega de 40 años que traduce a los autores daneses. Sólo tres personas, incluyéndola a ella, se dedican a esta tarea en España.

Peor están las cosas para el idioma islandés y finés. Del primero, solamente una persona, Enrique Bernárdez, realiza la labor. Este catedrático de la Universidad Complutense es el que ha dado a conocer el best-seller policiaco de Arnaldur Indridasson (La mujer de verde), tras varias décadas traduciendo textos medievales, lo único que se pedía en España hasta hace un par de años. Del finés, Ursula Ojanen, que fue quien inició esta labor en los años ochenta, sigue siendo la voz a la que se remiten todas las editoriales españolas cuando necesitan una traducción de este idioma. Según el Centro Nacional de Estadística de Finlandia, el aumento de las traducciones finés-español ha sido de un 250% de 2002 a 2010.

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Todo explotó hace 20 años con El mundo de Sofía', de Josteein Gaarder

¿Por qué, entonces, no hay más personas dedicadas a esta profesión? La clave está en el escaso número de habitantes de estos países "y en que el español tampoco ha sido un idioma que ha despertado demasiado interés hasta los últimos años. A la inversa, estos idiomas siempre han resultado muy exóticos", apunta Kirstin Bagghetum.

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El sueco es el idioma escandinavo que cuenta con más intérpretes. Según Martin Lexell, traductor de Stieg Larsson, de Maj Swojall y Per Wähloo, hay al menos una docena. Sin embargo, son también los que más trabajo acumulan y a los que más prisa meten. "Millenium lo traduje en dos años. Es todo mercado, mercado, mercado. La faceta comercial se ha impuesto en detrimento de un trabajo más pausado que es lo que necesita la traducción", afirma.

Hace dos años se traducían uno o dos libros al año, ahora se piden 15

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Un obstáculo más se da con la paradoja de que la mayoría de lo que compran las editoriales españolas son sagas o trilogías. Y quieren que estén listas casi al mismo tiempo. "Eso provoca que no sea una misma persona la que traduzca toda la serie y haya problemas, porque no nos ponemos de acuerdo en la misma terminología para, por ejemplo, los cargos de la policía", apostilla Blanca Ortiz. La prisa acaba con el trabajo bien hecho.

Los traductores piden lentitud también por otra razón. Al ser idiomas procedentes de la rama germánica en el caso de la finesa casi en los márgenes del árbol de la lengua indoeuropea en la mayoría de los casos, este trabajo se hace a cuatro manos. La finlandesa Ursula Ojanen siempre trabaja con el español Rafael García Anguita: "Yo no domino todos los giros y expresiones del español".

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Martin Lexell, por su parte, traduce junto a Cristina Cerezo y Juan José Ortega con un peculiar método: "Una vez que está traducido lo leemos en voz alta como si fuera un teatro".

"'Millenium' lo traduje en dos años. Es todo mercado, mercado, mercado"

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La finalidad es captar la esencia literaria del idioma. "Son lenguas que proceden de la rama germánica, que es muy distinta al español, que es de la rama latina. Debemos cuidar las expresiones, para no tener que utilizar las notas a pie de página, que quedan fatal en una novela", dice Kirstin Baghettum.

El sueco Martin Lexell ofrece un ejemplo: "Cuando traduje a Larsson, con un estilo tan periodístico y transparente, mi temor era que quedara demasiado plano en español, que perdiera su calidad".

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El gran problema para todos los traductores es el dinero que cobran por su trabajo. A pesar de la enorme rentabilidad de la novela negra, la traducción no ha visto aumentadas sus tarifas. Y en estos casos parece aún más sangrante. Mientras que por la traducción del inglés al español de un ensayo de reciente éxito se pagaron 15.000 euros la edición costó 3.000 euros, una traducción de un libro escrito en sueco de más de 400 páginas sale por poco más de 3.500 euros. Si, además, la mayoría de estos trabajos se hacen entre dos personas, y se tarda casi un año en hacerlo, la rentabilidad es mínima. La consecuencia es que, prácticamente, ninguno de estos traductores vive de su profesión. La mayoría son profesores en escuelas de idiomas o en la universidad.

"Son lenguas que proceden de la rama germánica, muy distinta al español"

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"Yo reconozco que soy una excepción porque sí que me dedico íntegramente a esto, pero también lo compatibilizo con otras cosas. Soy la que hace todos los subtítulos de las películas noruegas", comenta Kristina Baghettum.

Novelas con subvención

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En el sentido económico, un elemento positivo son las subvenciones que otorgan los organismos lingüísticos de cada uno de estos países. Las exportaciones de sus libros están muy apoyadas, y de eso también se aprovechan las editoriales españolas. De hecho, según comenta Virginia Rodríguez, editora de la novela Las vacas de Stalin, de la finlandesa Sofi Oksanen (451 editores), "si no fuera por estas ayudas, sería imposible traer muchos de estos libros".

La rentabilidad de la novela negra no se traduce en pagos dignos

Sin embargo, según las cifras que han ofrecido a Público algunos de estos organismos, el monto en subvenciones tampoco es demasiado alto. El FILI finlandés ha dedicado en 2010 una partida de 9.470 euros para la traducción al español de cinco libros. Por su parte, el Centro de Literatura de Dinamarca se gasta una media de 300.000 y 350.000 euros en ayudas a las traducciones en todos los idiomas.

Entre tanto dato negativo, los traductores reconocen que el boom de la novela negra nórdica también ha provocado que los lectores "se acerquen con menos miedo a esta literatura. Eso abre la puerta a muchos autores que si no, no llegarían", apunta Martin Lexell. En este sentido, Enrique Bernárdez agradece poder dar a conocer obras islandesas "muy innovadoras, ya que son escritores que no temen a la experimentación", como Ylsa Sigurdottir. Blanca Ortiz, a quien no le entusiasma demasiado la novela negra, agradece que cada vez le ofrezcan más autores daneses de infantil.

El sueco Martin Lexell es el más optimista: "Esperemos que con todo este éxito nuestras condiciones económicas mejoren y cada vez haya más traductores, para que no se tengan que rechazar trabajos".

1. El contexto cultural

Para todos los traductores, el gran problema es reflejar el contexto cultural en el que se desarrolla la historia al contexto del lector español. "Siempre he pensado que hay muchas cosas que se pierden porque no se entienden", afirma Martin Lexell.

2. El realismo

Las novelas nórdicas están muy apegadas a la realidad, muy costumbristas. Suelen tener muchas escenas de la cotidianidad.

3. El compromiso social

Una de las claves del éxito de la novela negra escandinava es su descripción de las sombras de la realidad. Sin embargo, esto se puede llevar a toda la novela contemporánea. En el caso noruego , Kristina Baggethum insiste en "el uso de la literatura como un arma política. Por eso muchos autores son de izquierdas".  

Danés

El último problema con el que se han encontrado los traductores daneses es con el cambio de los cargos en el cuerpo de policía. "Tenemos que llamar continuamente a Dinamarca para no equivocarnos", afirma Blanca Ortiz.

Finés

Es un idioma con raíces urálicas, en el margen de la rama indo-europea. "La fonética es una de las diferencias más grandes", señala Ursula Oksanen.

Islandés

"Todavía no existe un buen diccionario español-islandés", denuncia Enrique Bernardez, quien también destaca como dificultad "expresiones que no existen en español".

Noruego

La naturaleza está muy presente en la literatura noruega, con muchos términos que no existen en castellano.

Sueco

El sueco es un idioma con pocos nexos de unión, por lo que apenas hay oraciones subordinadas.  

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